Pedro Sánchez Pérez-Castejón
Secretario General del PSOE
➤➤Si dos de los sectores más pujantes de la economía de nuestro país, como son la agricultura y el turismo, se han ganado la vitola de prestigio que hoy exhiben a nivel internacional, ha sido por la imagen de calidad que han sabido acuñar, tras años superándose en cotas de competitividad en un mercado tan exigente como es el europeo. Ese éxito precisa de un acompañamiento institucional que incorpore el valor de la seguridad para dar estabilidad, a modo de cobertura pública, a decisiones de planificación empresarial que se adoptan pensando en el medio y largo plazo.
Pedro Sánchez: El eslogan demagógico de “agua para todos” nunca pasó de ser más que un mero recurso electoralista |
La experiencia del último periodo hidrológico nos demuestra que nos enfrentamos a factores climáticos generadores de riesgos, que pueden llegar a ser extremos si no se anticipan respuestas efectivas capaces de conjurarlos; la acción política debe ser una herramienta fundamental para mitigar sus consecuencias No podemos cerrar los ojos ante la evidencia. Las fuentes hasta ahora consideradas como convencionales se enfrentan a ciclos de sequías más intensas y recurrentes, y ello se traduce en perspectivas de inseguridad para sectores especialmente vulnerables que deben ser despejadas. De bien poco han servido las respuestas políticas basadas en las promesas de derechos, cuando no estaba al alcance de la política garantizar que después del “agua de papel” ina a haber toda el agua que se demandase. El eslogan demagógico de “agua para todos” nunca pasó de ser más que un mero recurso electoralista, germen de una estéril confrontación territorial.
En 2017 la sequía obligó a adoptar medidas legislativas e indemnizatorias en todas las cuencas del país, desde el Ebro al Guadalquivir, con restricciones de suministro desde la provincia de Pontevedra a la de Almería
Esta es la debilidad que desde su inicio planteaba el modelo convencional de gestión hidrológica sustentado casi exclusivamente en la idea de transferir agua de donde la hubiese a donde no la hubiese. En 2017 la sequía obligó a adoptar medidas legislativas e indemnizatorias en todas las cuencas del país, desde el Ebro al Guadalquivir, con restricciones de suministro desde la provincia de Pontevedra a la de Almería. Los tiempos en que la política del agua se traducía en nuevos trasvases están llegando a su fin, al margen de cuál sea el partido que gobierne.
Hoy la red de desaladoras puesta en marcha frente a la oposición cerril y cerrada del PP, constituye una garantía de suministro que ya puede considerarse como convencional
Los socialistas planteamos el reto de liderar colectivamente una transición hidrológica capaz de aportar seguridad presente y futura, desde la experiencia del plan AGUA, impulsado por un gobierno socialista, y del aval que eso supuso de capacidad de anticipación. Hoy la red de desaladoras puesta en marcha frente a la oposición cerril y cerrada del PP, constituye una garantía de suministro que ya puede considerarse como convencional, llamada a consolidarse como suministradora principal de aportaciones seguras, al tiempo que se abaratan sus costes de producción gracias a las energías renovables. Y es el Estado quien debe garantizar el acceso a este bien público, protegiéndolo de intereses especulativos, y a un coste homologable en todas las fuentes que abastecen al sistema.
En el corto y medio plazo, la desalación irá complementando progresivamente las aguas tanto superficiales como subterráneas procedentes de las infraestructuras de gestión existentes, como es el trasvase Tajo-Segura
En el corto y medio plazo, la desalación irá complementando progresivamente las aguas tanto superficiales como subterráneas procedentes de las infraestructuras de gestión existentes, como es el trasvase Tajo-Segura, en la medida en que este cuente con disponibilidad efectiva en la cuenca cedente para cubrir sus necesidades; porque hablamos de un proceso que será gradual, y que debe gestionarse con criterios de transparencia, atendiendo al interés general, conscientes de que sería irresponsable confiar el futuro de la cuenca del Segura a unas aportaciones cada vez más inciertas, debido a unas condiciones naturales que están sufriendo profundos cambios y a los cuales deberíamos adaptar irremisiblemente nuestros patrones de vida.
En una economía globalizada en pleno proceso de transición, es preciso además recuperar el potencial de innovación que España llegó a exhibir en tres ámbitos institucionales como son la energía, el agua y la agricultura. Nuestro país tiene capacidad demostrada de erigirse de nuevo en referente internacional, integrando estos tres sectores tractores para la nueva industria: la investigación y el desarrollo en el binomio energías renovables-tecnología del agua, sumados al de la producción y transformación agrarias.
Hablamos, en suma, de incorporar la cultura de la planificación y del acuerdo social a una acción de gobierno que hoy es prisionera de la improvisación y del parcheo permanentes. Nos lo jugamos todo a la carta de la sostenibilidad en un país que quiere mirar con optimismo al futuro despejando su incertidumbre de presente; un modelo de país en el cual la seguridad ambiental se revela como garantía de estabilidad social y de prosperidad económica. Esta es la filosofía que impregna la propuesta de acuerdo de país sobre el agua que estamos compartiendo con el conjunto de la ciudadanía.
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