Jose Fernández
Periodista
➤➤A medida que se van conociendo detalles sobre el extravagante proceso de las primarias en el PSOE almeriense, crece la razonable duda acerca de la idoneidad de un sistema que es a la democracia lo que los reportajes de fabricación de salchichas a la gastronomía. Y es que lo cierto es que estamos conociendo una serie de intimidades y prácticas que trasladan una imagen no excesivamente positiva de un colectivo político muy importante para nuestra provincia, demostrando otras vez que el empeño por hacer difíciles las cosas fáciles suele ser el preludio de numerosas catástrofes.
"No se recuerda un serial por entregas tan animado como el que están protagonizando los socialistas almerienses" |
No se recuerda un serial por entregas tan animado como el que están protagonizando los socialistas almerienses, desbordados un día por una insólita y multitudinaria afiliación de simpatizantes, y sorprendidos otro por la inexistencia de censos fiables. La coloquial expresión “pucherazo” ha saltado ya a la portada y hasta los más entregados reconocen que el proceso, lastrado por la duda, ya no podrá enderezarse.
¿Y qué se va a conseguir? Pues que el ganador o ganadora luzca un indisimulable lamparón en la foto de la campaña a la alcaldía en las municipales. En vista del éxito, se comprende que el PSOE quiera imponer el sistema de primarias al resto. Ahora bien, no puedo dejar de pasar por alto uno de los momentos más descacharrantes de las últimas semanas, protagonizado por una destacada socialista local, Consuelo Rumí, que reunió a los medios para denunciar que las circunstancias internas de su partido habían sido objeto de filtraciones a la prensa por parte de los propios socialistas. “Nunca en mi vida -dijo- he visto que la vida interna de mi partido haya estado en los medios”.
Sólo le faltó decir lo que el capitán de los gendarmes en la película “Casablanca” (“¡Qué escándalo! ¡He descubierto que en este local se juega!”) justo antes de recoger discretamente sus ganancias.
Sólo le faltó decir lo que el capitán de los gendarmes en la película “Casablanca” (“¡Qué escándalo! ¡He descubierto que en este local se juega!”) justo antes de recoger discretamente sus ganancias.
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