Alejandro Reyes Domene
Promotor y asesor de espectáculos
Aunque he firmado por el no al traslado y que se
quede la Plaza Vieja como está, después de analizarlo sin prisas y contrastarlo
con un doctor en Bellas Artes, profesor de la Universidad de Almería, me
gustaría dar mi opinión actual sobre este tema, que aprecio que parece más
político que real.
Ahora y después |
Primero, me sorprende que nadie hasta ahora haya expresado ninguna queja a la ocupación actual de parte de los soportales de la Plaza Vieja, por los que los ciudadanos no podemos pasar libremente como debería ser: Aire, Taberna Joseba A y a veces conozco están libres al tránsito de ciudadanos y a veces se usan alguna parte cuando hay eventos también La Tahona. Los soportales de todas las plazas que en festivos, para transacciones y ventas menores de sellos, monedas, etc. En estos soportales se podrían ubicar los bancos, puesto que están en la sombra.
El pingurucho ganaría cambiándolo a la Rambla o el parque Nicolás Salmerón
Tampoco conozco ninguna plaza de las más bellas de España que estén llenas de árboles. Los árboles quizás se podrían trasplantar a alguno de los nuevos parques escasos de arbolado. Lo del pingurucho, después de haber estado en su historia en varias localizaciones, pienso que ganaría el cambio en alguna zona de la Rambla o del Parque Nicolás Salmerón, porque ahora, ¿cuánta gente va expresamente a verlo? Solo dejaría la palmera mayor como símbolo.
Dicho esto, en el proyecto presentado el suelo debería ser rugoso y los bares sacar sus terrazas fuera de soportales con sombrillas. A fin de cuentas la Plaza Vieja no es un sitio de paso. Solo la visitamos cuando vamos de gestión a las oficinas del Ayuntamiento o hay eventos como ferias de la cerveza, el tomate, Halloween... y los turistas a la Oficina de Turismo.
Así se ganaría un gran espacio para la ciudad de los que andamos escasos. Pero siempre con los soportales libres para andar y en donde se pusieran algunos bancos.
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