Antonio Torres
@opinionalmeria
Los turistas ya no quieren sol, playa o paella. Son más exigentes. Los jóvenes emprendedores turísticos quieren romper la estacionalidad ofertando rutas literarias, cinematográficas y compromiso con un turismo activo con senderos, buceo, vela hípica, observación de aves, gastronomía mediterránea o patrimonio etnográfico.
Un lugar extraordinario con muchos encantos naturales en el Parque Natural Marítimo Terrestre de Cabo de Gata-Níjar, espacio protegido terrestre de mayor superficie y Reserva de la Biosfera. De las 2.000 plazas hoteleras que hay registradas en la zona, 800 están en el epicentro de Aguamarga. Mikasa es uno de los varios prototipo des hoteles de la zona que contemplan spas y tranquilidad. Está impulsado por Martín Soler Jaimez (Almería, 1991), un joven emprendedor que desprende empatía y buen rollo. Ha creado nueve puestos de trabajo. “Para romper estacionalidad debemos comprometernos en turismo activo con senderos, buceo, vela hípica, observación de aves, gastronomía mediterránea o patrimonio etnográfico”. Es consciente de formar parte de un rincón imprescindible. Los jóvenes activos en redes sociales son cada vez más exigentes y quieren saber la historia del terreno que pisan. Su establecimiento cuenta con una sala de lectura para rescatar obras relacionadas con la comarca de Níjar.
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Martín Soler Jaímez |
La ruta literaria del cine tiene un referente universal con el hotel El Dorado, de Carboneras, y sus decorados de las grandes películas. Eddie Fowlie, el escocés que fundó el hotel, llegó en 1961 para buscar exteriores para el rodaje de Lawrence de Arabia, de David Lean, una de las más poderosas historias jamás llevadas al celuloide. Dice el impagable escritor Lorenzo Silva, autor de La flaqueza del bolcchevique, un enamorado fiel de Carboneras, que Fowlie convirtió Ákaba en la playa del Algarrobico y se quedó prendado de ella.
El referente de la cultura viajera la representa Campos de Níjar, de Goytisolo. La crónica literaria empezó con los pioneros de los viajes que ha ido recopilando la revista Axarquía. Un ejemplo, Marie-Louise “Dominique Aubier” (Provenza francesa, 1922-2014) vivió entre Carboneras y París. Escribió novelas y ensayos sobre España con un toque a los rodajes cinematográficos. Tenía una personalidad arrolladora y seductora que contribuyó a la emancipación de la mujer. Amiga personal de Goytisolo coincidieron aquí y en diversos encuentros en París, tal como recoge el autor catalán en sus obras En los reinos de Taifa y Señas de identidad.
Otro visitante literario es el editor del exilio Antonio Soriano (Segorbe, Castellón, 1913-París, 2005), librero al que este periodista pudo entrevistar en la sede de la UNESCO en París. Figura clave del exilio español, el fundador de la Librería Española llegó a París con las manos en los bolsillos y una maleta llena de libros como equipaje. Buñuel lo acogió en su casa. Aquella isla hispana en París del enamorado de Soriano pronto se convirtió en un bullicioso centro cultural con Camus, Picasso, Valente y Goytisolo. “Lo único que conozco es Aguamarga cuando íbamos en los años setenta con un grupo de intelectuales y periodistas franceses con pasaporte falso y con los datos que nos facilitaba Juan Goytisolo y Rafael Lorente”, dijo Soriano al cámara Federico Ríos de Canal Sur Radio y Televisión y a este periodista.
Rafael Lorente, escritor aventurero, diplomático, conocido por el franquismo como el cónsul rojo, por su militancia comunista, autor de El hombre boscoso y otros relatos, Las bombas de Palomares, ayer y hoy y el agotado libro Thalassa, en el que retrata los años sesenta y las escapadas de intelectuales a Mojácar y Aguamarga.
Brenan, Valente y los fotógrafos que aglutinó Manuel Falces en su proyecto Imagina de Almediterráneo 92 deben tenerse en cuenta para la crónica cultural de la comarca. Todo dio lugar al Centro Andaluz de la Fotografía. Almería y su entorno mediterráneo atrajo el ojo fotográfico de los grandes Cartier-Bresson o Pérez Siquier. También son conocidos mundialmente, Brian Griffin, Ouka Lele, Ferdinand Scianna, John Vink, Arno Fischer, Bernard Plossu, Françoise Núñez, Martin Parr, Terry Braunstein, entre otros.
Es recomendable este verano la releer La Luna de Aguamarga, de Manuel Ortiz Requena. En su trabajo literario regresa a un espacio geográfico trascendente en su currículo existencial y que ya trasladó exitosamente a la literatura en El Tesoro de Rodalquilar. Esta vez nos devuelve a una serie de relatos puestos en boca de varios veraneantes habituales de Aguamarga, una pedanía de la que es originaria su madre y a la que regresa todos los años. A la luz de la luna de su serena playa, las familias se reúnen por las noches a la fresca en torno a una fogata y algún ágape, como se hacía en el siglo pasado, y aprovechan para contar historias. Los tiempos han cambiado, pero el punto de encuentro sigue estando ahí. Para combatir el consumismo, lectura por cualquier formato y conocimiento. Disfruten los que tengan la oportunidad de saborear la Costa de Almería.