Canteras y purines: afrontar la realidad


Emilio Ruiz

➤El sector del mármol y el sector porcino tienen al menos un punto en común: son dos fuentes importantes de ingresos en la provincia de Almería. La industria del mármol factura anualmente más de 600 millones de euros y los empleos directos rondan los 4.000, con especial incidencia en Purchena, Cantoria, Macael, Fines, Olula del Río y Cóbdar. La porcina factura alrededor de 500 millones de euros y su importancia es muy considerable sobre todo en Huércal-Overa, donde se ceban anualmente 700.000 cabezas, y también en Pulpí, Cuevas del Almanzora, Albox, Vélez-Blanco y Vélez-Rubio. Quiere esto decir que tanto las actividades de extracción de la piedra como las de la cría y engorde porcino merecen la dedicación y el amparo institucional adecuados.

Canteras en Macael

Siempre ha existido una pugna ideológica entre el interés industrial y el ecológico. En los últimos años este desencuentro se ha suavizado por la convicción de que una actividad industrial no tiene por qué ser lesiva para el medio ambiente si se adoptan las medidas correctoras precisas. El cumplimiento de las exigencias medioambientales no es solo una cuestión institucional; es social. Las Administraciones nunca deben ser una cortapisa para el desarrollo, pero siempre deben ser exigentes en el respeto al desarrollo sostenible.
Está claro que hay que dar a los canteros facilidades para que continúen con su actividad. Pero la Administración también tiene que asegurarse de que, finalizada la concesión, deben disponerse de garantías suficientes para obligar a la restauración
La Asociación de Empresarios del Mármol anda en polémica con la Junta de Andalucía por lo que considera cambio de criterio a la hora de exigir garantías que conduzcan al restablecimiento del terreno a su estado natural una vez que cese la explotación. En las extracciones para áridos, Minas otorga la licencia si se deposita un aval suficiente para subsanar el daño medioambiental. En la Comarca del Mármol ese sistema ha sido sustituido por un canon por tonelada extraída. La Junta dice que con esta fórmula no se recauda lo suficiente y considera que también en el mármol debe aplicarse el sistema de avales por superficie y explotación. Los empresarios replican que esa exigencia requiere de un sacrificio económico que no pueden asumir. ¿Quién tiene la razón? Posiblemente ambos, y a las demandas de ambos se puede dar respuesta. Fórmulas, las hay. Está claro que hay que dar a los canteros facilidades para que continúen con su actividad. Pero la Administración también tiene que asegurarse de que, finalizada la concesión, deben disponerse de garantías suficientes para obligar a la restauración. La solución pasa por subir el canon o por exigir los importes de los avales de forma escalonada.
“Estos animales –manifiesta Baltasar Haro- producen cada uno 10 litros de purín al día, y aunque se ha mejorado para evitar los olores, seguimos oliendo”
Por lo que respecta al sector porcino, el periodista huercalense Baltasar Haro Collado se ha hecho eco del malestar vecinal por las molestias ocasionadas por las granjas. Huércal-Overa –al igual que otros pueblos- tiene un problema: el molesto olor a purines. “Estos animales –manifiesta Haro- producen cada uno 10 litros de purín al día, y aunque se ha mejorado para evitar los olores, seguimos oliendo”. El periodista habla incluso de ‘burbuja de macrogranjas’ en el municipio. El alcalde, Domingo Fernández, dice lo que le corresponde: que “si el solicitante de una granja cumple con los requisitos legales, el Ayuntamiento está obligado a concederle el permiso”. Tiene razón. También tienen razón quienes se quejan de que a veces en Huércal-Overa el ambiente es irrespirable. ¿Cómo se conjugan ambos aspectos? Hoc est quaestio.

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