La tarjeta sanitaria única


Juan Manuel Llerena Hualde
Abogado

Hace bastantes días me persigue, no se por qué, el asunto de la tarjeta sanitaria única. No se preocupe el lector, que no entraré en dilucidar si España tiene que tener un estado centralizado, federal, autonómico o cuarto y mitad de cada. Mis disquisiciones parten de un hecho muy sencillo, y que creo no requieren de ningún panel de expertos, comisión parlamentaria o dictamen del Consejo de Estado.

Un DNI para todo

Desde hace tiempo, en mi farmacia habitual, han dejado de pedirme la tarjeta sanitaria cuando compro los inevitables antihipertensivos. Ahora me basta que entregar mi Documento Nacional de Identidad, que la amable señora que me atiende enchufa en el mismo lector de tarjetas de siempre. Cada vez que lo hace, aproximadamente una vez al mes, se me dispara siempre el mismo módulo cerebral, y me vienen a la mente las mismas preguntas:

¿No podría ser el Documento Nacional de Identidad la tarjeta sanitaria única para toda España?
¿No podría ser el Documento Nacional de Identidad la tarjeta sanitaria única para toda España? ¿Cuántos euros se ahorrarían solo con evitar la fabricación, reparto, renovación, etc., de las tarjetas que hay ahora? Pienso que no puede ser técnicamente difícil, ya que con la Visa puedo pagar hasta en el chiringuito de la playa.

Me imagino que voy con mi D. N. I. a cualquier ambulatorio o farmacia y me atienden… Y cuando estoy saliendo de la botica, me exalto y pienso que también podría eliminarse el carné de conducir.

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