Juan Martínez Fernández
Abogado
➤Dice un viejo refrán español que “desde lejos, se ven mejor los toros” y a fe que es cierto. Siendo un asiduo lector a diario de La Voz de Almería, he observado como ha habido un ligero –que no excesivo– revuelo con el asunto del AVE y la presencia en Andalucía de mi paisano de adopción José Luis Ábalos, a quien conozco personalmente por haber coincidido con él, durante su época de concejal del Ayuntamiento de Valencia, en algunos debates televisivos en esta ciudad. Y es de mi interés entrar en esta cuestión porque se están, a mi modesto entender, errando los conceptos en cuanto a la concepción de que el servicio del AVE, tal y como está concebido, sea de una utilidad trascendental a nuestra tierra; y me voy a explicar:
AVE |
El AVE es un medio de transporte rápido, básico y necesario entre la capital del Estado y las ciudades que se encuentran en una radio entre 300 y 600 Km. Para las más cercanas es innecesario -salvo que sea de paso- y, para las más lejanas, el transporte aéreo es más conveniente. Pero siempre, hablando de líneas directas que permitan la ida y regreso en el mismo día (el AVE es un medio pensado para negocios y urgencias, no para vacaciones). Lo demás son cantos de sirena que agradan al oído y buscan votos, pero no aportan soluciones. El AVE, cuando su distancia no pueda neutralizar las dos horas que perdemos en los aeropuertos, deja de ser interesante y mucho menos efectivo.
Según mis informes, el AVE a Almería será una lanzadera desde Murcia. Craso error, ya que hasta que Murcia esté comunicada con Madrid -que, para mayor desatino, lo estará a través de Alicante y no de forma directa- no será de gran utilidad (a los efectos antedichos, me refiero); y, además, se perderán esas dos horas tan reiteradas del aeropuerto –estaríamos hablando de cuatro horas en el mejor de los casos-. Las necesidades de transporte de viajeros entre Almería y Murcia o viceversa no creo que justifiquen por sí solas una inversión de tal calibre. Sí que lo sería con una conexión directa desde Ciudad Real a través de la provincia de Jaén, lo que beneficiaría a las dos provincias y al mismo tiempo permitiría la unión con Granada a una menor distancia. Pero los cerebros de nuestra política lo pensaron a su conveniencia, teniendo en cuenta el peso específico de Málaga, destino de grandes inversiones de los “benefactores” de la política.
En cuanto a las necesidades de conexión con el Corredor Mediterráneo no son tan urgentes, pues, con el trazado actual de las autopistas, el tiempo en carretera desde Valencia a Almería no diferiría más de una hora al del AVE y Almería-Barcelona, siempre será más rápido por vía aérea. Mucha más necesidad de contacto tiene –siempre la ha tenido– Almería con Granada, pero posiblemente la orografía del terreno haya hecho que se opte por la de Murcia que acalla voces, pero no soluciona problemas; sin duda, el coste de los proyectos pesa mucho ante los humildes y se aligera ante los grandes.
Quisiera por lo tanto, dejar claro, siempre en forma de modesta opinión que, para nuestra ciudad, el AVE, tal y como está concebido, será un medio de transporte rápido y cómodo para los viajeros sin prisas, tanto para los viajes familiares como los vacaciones, pero nunca el servicio de negocios y urgencias para el que tal medio fue creado. El AVE será un lujo que nos merecemos los almerienses tanto tiempo olvidados de la mano de los políticos –no quiero entrar en la irreverencia– pero un lujo, al que tenemos derecho sin duda, y que hemos de exigir como conveniente, pero sin caer en el concepto de agravio que aquí no sería tan evidente.
Según mis informes, el AVE a Almería será una lanzadera desde Murcia. Craso error, ya que hasta que Murcia esté comunicada con Madrid -que, para mayor desatino, lo estará a través de Alicante y no de forma directa- no será de gran utilidad (a los efectos antedichos, me refiero); y, además, se perderán esas dos horas tan reiteradas del aeropuerto –estaríamos hablando de cuatro horas en el mejor de los casos-. Las necesidades de transporte de viajeros entre Almería y Murcia o viceversa no creo que justifiquen por sí solas una inversión de tal calibre. Sí que lo sería con una conexión directa desde Ciudad Real a través de la provincia de Jaén, lo que beneficiaría a las dos provincias y al mismo tiempo permitiría la unión con Granada a una menor distancia. Pero los cerebros de nuestra política lo pensaron a su conveniencia, teniendo en cuenta el peso específico de Málaga, destino de grandes inversiones de los “benefactores” de la política.
En cuanto a las necesidades de conexión con el Corredor Mediterráneo no son tan urgentes, pues, con el trazado actual de las autopistas, el tiempo en carretera desde Valencia a Almería no diferiría más de una hora al del AVE y Almería-Barcelona, siempre será más rápido por vía aérea. Mucha más necesidad de contacto tiene –siempre la ha tenido– Almería con Granada, pero posiblemente la orografía del terreno haya hecho que se opte por la de Murcia que acalla voces, pero no soluciona problemas; sin duda, el coste de los proyectos pesa mucho ante los humildes y se aligera ante los grandes.
Quisiera por lo tanto, dejar claro, siempre en forma de modesta opinión que, para nuestra ciudad, el AVE, tal y como está concebido, será un medio de transporte rápido y cómodo para los viajeros sin prisas, tanto para los viajes familiares como los vacaciones, pero nunca el servicio de negocios y urgencias para el que tal medio fue creado. El AVE será un lujo que nos merecemos los almerienses tanto tiempo olvidados de la mano de los políticos –no quiero entrar en la irreverencia– pero un lujo, al que tenemos derecho sin duda, y que hemos de exigir como conveniente, pero sin caer en el concepto de agravio que aquí no sería tan evidente.
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