Antonio Felipe Rubio
Periodista
➤ El
necesario y variopinto apoyo que necesita el Pedro Sánchez para aprobar los Presupuestos Generales del
Estado (PGE) arroja una percepción de afinidades entre el PSOE y colaboradores
tan “patriotas” como los presos por intento de destrucción del país y otros
condenados por terrorismo. Nunca hemos estado en mejores manos que ahora con
estos compinches. Y, como ya viene siendo habitual en la distribución de carnés
de progresistas y fachas, el PSOE ha redoblado la expedición de marchamos y ha definido
a los críticos de los PGE como “antipatriotas”. Ahora, Pablo Casado y Albert
Rivera son “antipatriotas”.
Pedro Sánchez |
Patriota:
“persona que tiene amor a su patria y procura todo su bien”. Esta definición de
la RAE no alberga dudas. Sólo hay un problema, ¿qué es la patria? Si “nación”
es para la izquierda moderada un concepto “discutido y discutible”, ya no les
digo qué concepto de “patria” tiene esa izquierda machihembrada con los
radicales del comunismo populista, amigos de los terroristas etarras e
independentistas autores del intento de golpe separatista.
Les
seré sincero. Estoy convencido de que Blas de Lezo era un patriota; Álvaro de
Bazán era un patriota; Agustina de Aragón era una patriota… y, también, Hitler
era un patriota; Mussolini era un patriota; Franco era un patriota; Stalin era
un patriota … y Maduro es un patriota; Kim Jong-un es un patriota… y otros
cientos de gobernantes que ostentan el poder con nítido ejercicio de
despotismo, privación de libertad, miseria y desgracia para sus ciudadanos,
todos, tienen la convicción de ser más patriotas que nadie y de que están en el
poder por “amor a su patria y procurando su bien”. ¿En qué se diferencia el “America
first” de Trump de las actuales políticas occidentales practicadas en la UE por
parte de Orban, Salvini o Putin? El Brexit, para los británicos poco avisados, también
es la máxima expresión de patriotismo.
Ningún
gobernante ha decidido por convicción propia reconocer su fracaso y,
consecuentemente, retirarse del poder para no continuar con el deterioro. El
fracaso, visto desde la perspectiva del poder, siempre es sobrevenido por
efectos perniciosos de la oposición y los denominados “antipatriotas”, que
simplemente lo son porque critican o disienten. El gobernante que conduce al
desastre sólo valora sus propios intentos patrióticos para la sociedad aunque
la lleve a la ruina y, si algo se le interpone, depura y extermina las
amenazas; en el mejor caso, asesta la muerte civil o el señalamiento
antipatriótico. Y si la amenaza es seria y persistente, la respuesta le induce
a convertirse en líder indiscutible o deidad a la que se le debe la propia
existencia del pueblo.
Zapatero
estaba convencido de hacer lo mejor para su patria cuando negó la crisis y nos
hizo perder dos años y miles de millones de euros para asegurar su permanencia
en el poder. Acusó a los críticos de alarmismo y anti patriotismo por avisar de
los irremediables daños que la crisis infligiría de no tomar medidas a tiempo.
La insensatez de Zapatero -a mi entender, traición- supuso un daño que todavía
seguimos pagando. Pero ese desastre llamado ZP jamás antepuso los intereses
generales a sus intereses sectarios que le ayudasen a seguir en el poder. En
definitiva, si nos atenemos a los hechos, Zapatero es uno de los mayores antipatriotas
de la historia contemporánea, un dirigente que ocultó la crisis y despilfarró
lo indecible en ocurrencias tan atrabiliarias como el Plan E y otras averías de
difícil reparación para empresas, familias y a la nación, patria, país o al
concepto discutido y discutible en el entorno de su exitosa “Alianza de
Civilizaciones” en un “¡país de colores, coño!
Otro
vendrá que bueno te hará. Qué verdad entraña el refranero. Hoy, cuando usted
lea estas líneas, el líder de Podemos estará a punto de entrar o habrá salido
ya de la cárcel en la que se encuentra preso el preventivo acusado de rebelión
(¿habrá mayor apelación al anti patriotismo que el golpismo?). Pablo Iglesias,
investido como plenipotenciario edecán de Pedro Sánchez, visita a este recluso
separatista para, a cambio de lo que le pida
el Oriol Junqueras, obtener el apoyo a los Presupuestos Generales del
Estado. Jamás se ha abaratado tanto el patriotismo desde que nuestra riqueza
nacional cae en las manos de los que pretenden derrocar la Corona y desmembrar
la Nación española. Cuando lea estas líneas, en un peculiar “vis a vis” carcelario
estos dos dirigentes políticos habrán decidido cómo emplear el dinero de su
IRPF, el impuesto de su combustible, el IVA de su trabajo como autónomo, la
enseñanza de sus hijos, su atención en los centros de salud, su jubilación…
En
definitiva, el fruto de nuestro esfuerzo común como nación entrará en serio
riesgo; sin olvidar las “compensaciones” en justiprecio por esta inmunda
almoneda de bienes y prebendas a las que nos conduce un gobierno que se afana
(del verbo afanar. Dejo a la intuición del lector el modo verbal y acepción más
adecuada) en persistir en el poder, sea como sea y cueste lo que cueste;
exactamente la misma historia que con ZP, pero con acompañantes de reparto más
tóxicos y antipatriotas de probada y exhibida catadura.
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