Paseando al muerto


Gabriel
Guirado Crespo

➤ En la ciudad peruana de Trujillo aún mantienen la costumbre de cargar a las espaldas con sus muertos en el trayecto que transcurre desde la iglesia hasta la sepultura; pero a diferencia de lo que ocurre en otros lugares, el finado es conducido por parientes y amigos en una procesión ritual por los lugares y calles por los que acostumbraba a desplazarse habitualmente. Sin embargo, un hecho ocurrido recientemente en esta ciudad alteraba este inusual rito. El féretro de un trabajador asesinado por el hampa recorría a hombros de sus compañeros de trabajo el centro administrativo de la ciudad. No es que la víctima normalmente transitara por tan inaccesible lugar: la procesión se desvió de su ruta ceremonial para ir a llamar con un quejido de protesta a las puertas de las principales instituciones de la ciudad.

Franco, en el Valle de los Caídos

Parece que la medida estrella de este Gobierno va a consistir en sacar de mudanza los restos de Franco mediante un decreto ley concebido para casos de extraordinaria urgencia y necesidad. Una tenebrosa estrategia, que da vergüenza, con la que no han dudado en poner al muerto al servicio de un electoralismo obsceno con el que pretenden dividir a la sociedad española en dos bandos y con la que solo van a conseguir resucitar al dictador. La familia podrá ser escuchada y decidir a qué lugar quieren que sean trasladados los restos; pero si no proponen un nuevo emplazamiento, será el Gobierno quien decida dónde se entierran, asegurando una digna y respetuosa sepultura.

Los deudos y los nostálgicos amigos del finado no parecen ponerse de acuerdo con el Gobierno y cada uno de ellos se ha echado el muerto a las espaldas y han emprendido su particular paseo ceremonial. La Fundación Francisco Franco prevé recorrer los lugares más transitados por el dictador para llegar a la Plaza de Oriente, espacio de aclamación del pueblo español a Franco durante la etapa de la dictadura, donde se instalarán pantallas gigantes que recordarán con imágenes del Nodo momentos de la vida de Franco para posteriormente acomodarlo, a petición de la familia, en la Catedral de la Almudena.

Mientras, el Gobierno inicia su recorrido funerario por los centros de decisión del poder: el Consejo de Ministros, el Congreso, el Arzobispado...  ¡Hasta han llegado a las mismas puestas de Dios en el Vaticano! Pero parece que tanto bandazo los ha desorientado y ya no saben dónde enterrar los huesos del muerto. 

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