Antonio Felipe Rubio
Periodista
➤ Un
chef locuaz hiperactivo-disperso o un pretencioso escritor y desafortunado columnista,
provistos del soporte adecuado, pueden generar una corriente de opinión
negativa en función de su propia ignorancia y la necesidad de adquirir
notoriedad manipulando ciertas fibras sensibles que suelen encontrar acogida en
un público poco avisado de la realidad y fácilmente excitable con conceptos
extendidos por cierta ideología que ha logrado forjar frentes con el desprecio
que vierten indiscriminadamente sobre la población. El estereotipo y el estigma
del racismo, xenofobia, explotación… ahora se acrecienta con la acuñación urbi et orbi de fascismo y ultraderecha;
dedicatoria que dirigen a poblaciones de más de cien mil habitantes, de los
cuales, unos siete mil han votado a un partido que concurre con toda
legitimidad a las elecciones.
Beli Rodríguez, diputada de Vox por Almería |
No
nos engañemos. El problema no está en las cifras. Ya sea desde una perspectiva
relativa o absoluta, este resultado no es la causa del iracundo “análisis”
sociológico de El Ejido. ¿De qué se queja la falsa progresía tildando de
fascistas a un 15% de sus propios feligreses, los mismos que se han ido del
PSOE y Podemos para votar a los “fachas”? La insidia hacia El Ejido no es
producto de los resultados de unas votaciones que, dicho sea de paso, está
retratando a los “progresistas” y sus medios conmilitones como exegetas de la
realidad inversa y “cazadores de insurrecto” a los que ya sólo falta colocarle
la estrella amarilla en la pechera.
No es lo mismo difundir con alta voz “hijoputa” a Rodrigo Rato que “maricón” a Pablo Iglesias. Hasta en estos detalles el denominado “Más Periodismo” hace gala de su autocensura a beneficio sectario
Tendría que analizarse -a riesgo de
diagnosticar inopinado comportamiento fascista- algunas expresiones como la reciente
de Susana Díaz doliéndose de los resultados: “si quitamos los votos de Vox…”. Y
la maniobra de delación de La Sexta en la comuna comunista de Marinaleda;
versión corregida y aumentada del relato de Sodoma y Gomorra para encontrar y
descubrir lo que, dicen, supone una “singularidad” digna de estudio. Ya no se
distingue la frontera entre la información y el espectáculo/reality show que
frivoliza con el derecho al voto personal y secreto. Así votes, puedes ser
codiciado objetivo de mofa y escarnio. Una gratuita delación que, según qué
escenario, puede suponer un estigma que supere la peligrosa frontera del público
señalamiento. Mientras tanto, esos mismos medios que han subido el volumen a
los cuatro exaltados insultando a las puertas de la Audiencia Nacional, ahora
cuidan sofocar con un tono agudo los insultos en el escrache a Pablo Iglesias
(“mari piiiiiii”). Y es que no es lo mismo difundir con alta voz “hijoputa” a
Rodrigo Rato que “maricón” a Pablo Iglesias. Hasta en estos detalles el
denominado “Más Periodismo” hace gala de su autocensura a beneficio sectario.
Por
cierto, bueno sería alertar a la profesión periodística de lo que acaba de firmar
Pedro Sánchez en Marruecos; firma que han rehusado Austria, Italia, EEUU, Hungría, Chile, Croacia,
República Checa, Israel, Australia,
Polonia, Bulgaria, Eslovaquia. Entre otras cosas, el gobierno puede llegar a cerrar
los medios de comunicación que llamen “inmigración ilegal” a la inmigración
ilegal…y se fijan inversiones estatales, bonificaciones laborales y exenciones fiscales para fomentar
el emprendimiento de los inmigrantes, de las que no se beneficiarían los
emprendedores nacionales. El asunto merece amplio capítulo aparte; y, como ven,
poco o nada se ha informado.
Volvamos
a lo anterior. Aquí la noticia es un bote de herbicida prohibido, un inmigrante
ilegal explotado y el “terrateniente” tocándose los cojones en el yate con el
Moët & Chandon… y las cámaras buscando al pardillo que votó a Vox para
exhibirlo como el paleto estandarizado de un pueblo inculto y, como tal,
fascista.
Desconozco
la fecundidad bibliográfica del tal Llamazares, pero he leído su deyección
literaria en El País en la que denota un profundo desconocimiento y gran capacidad
de ofender gratuitamente… o quizá no. Es posible que envidie la evolución,
progreso y pujanza de un pueblo que surgió del abandono y la más rustica
pobreza hasta alcanzar -con trabajo y esfuerzo- el prestigio internacional por
su agricultura, su Festival de Teatro (este año, 70 representaciones y 47
compañías), sus bibliotecas y la editorial de autoedición más prolífica de
Europa. Y es posible que lo envidie porque Llamazares ya no tiene pueblo.
Vegamián era una localidad de Castilla-León que desapareció en el año 1969,
cuando las aguas del río Porma lo inundaron para lo que hoy es el embalse Juan
Benet.
Aquí sale un tropel oportunista a clamar por el cierre de Alcoa (Pablo Iglesias defendiendo una multinacional norteamericana de Pittsburg, Pensilvania) y esta misma extrema izquierda no cesa de dar hostias a las principales fuentes de riqueza de Almería
¡Ya
está bien! Aquí sale un tropel oportunista a clamar por el cierre de Alcoa
(Pablo Iglesias defendiendo una multinacional norteamericana de Pittsburg,
Pensilvania) y esta misma extrema izquierda no cesa de dar hostias a las
principales fuentes de riqueza de Almería con sus lisérgicas propuestas: Turismo
de alpargata, fundamentalismo ecológico y agricultura de boñiga. Y, además,
reducto de infectos fascistas. Lo dicho. Almería, diana de necios.
Vox
ha conseguido en Andalucía 391.889 votos. Si dividimos entre ocho provincias,
el resultado es 48.986. Evidentemente, este es un resultado lineal que no
responde a la proporcionalidad poblacional de cada provincia. Por tanto, aunque
es significativo como orientación, descendamos al marco provincial para centrar
mejor las cifras. Si restamos de los 48.986 los 7.377 del El Ejido, aún quedan
41.609. O sea, que 7.377 es un “escándalo” para un escenario de 48.986. Y 7.377
es “indecente” para un escenario de 391.889.
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