Francisco García Marcos
Catedrático de Lingüística General de la UAL
➤ Leo que el Rectorado de la UAL tiene decidido instalar el Grado de Comunicación a cambio de eliminar el de Humanidades. Se trata, sin duda, de una fake new. Esta auténtica plaga mediática, por lo que se ve, alcanza también a instituciones tan serias y graves como las universidades. A estas alturas ya de siglo XXI, resulta inverosímil que pueda perpetuarse la cavernaria división entre ciencias y las letras, máxime adornada con su correspondiente transcripción en forma de utilidad/inutilidad, fundamental/superfluo, nuclear/periférico a la vida universitaria.
Para implantar un título de letras no hay que eliminar otro, por aquello de que las letras siempre son una carga |
Para implantar un título de letras no hay que eliminar otro, por aquello de que las letras siempre son una carga. Eso podría habérsele ocurrido a alguien hace medio siglo, pero no ahora. Uno va teniendo sus años y, claro, ha visto demasiadas cosas como para que le cuelen un bulo de esta magnitud.
No me puedo creer fakes tan disparatadas como que para colocar Comunicación hay que suprimir Humanidades. Esto no es Atapuerca
A Nando lo conocí ya doctor, con apenas 27 años recién cumplidos. Formaba parte de las ciencias, entendidas en esos términos a principios de los 80. Yo, que todavía ni había concluido mis estudios universitarios, me quedé sorprendido cuando me rogó que le diese clases particulares de semiótica. Le interesaba sobre todo la cuestión del ruido, la retroalimentanción y los condicionamientos del canal. Y a mí me interesaba saber por qué le interesaban esas cosas. “Los átomos gamberros”, me dijo sin previo aviso. Luego me aclaró que había unos átomos con un comportamiento no previsto y que la semiótica le daba un marco conceptual perfecto para explicarlos.
Después nos fuimos, él para Oxford y yo para Alemania, él con sus átomos díscolos y yo con la sensación de que algo estaba cambiando profundamente en la ciencia. Me lo confirmaron mis inolvidables tertulias científicas alemanas. Acudíamos espontáneamente, de cualquier facultad, recurriendo a la primera lengua vehicular en la que coincidiésemos para entendernos, compartiendo temas y cuitas. Fui allí donde escuché a unos científicos que veían las cosas de otra manera, que hablaban de fractales, teorías de catástrofes y orden del caos. Eso me hizo descubrir dos cosas importantes: una, que mi amigo Nando parecía no estar solo; dos, que había un mundo de lecturas interesantes, con tipos como Mandelbrot o René Thom. Este último me dio las claves de lo que estaba pasando. Había arrancado un nuevo paradigma que, entre otras cosas, clausuraba aquello de las ciencias y las letras.
Mi vuelta a España me lo confirmó. La Universidad de Granada me confió un curso de primor con alumnos de Massachusetts, ese lugar donde está Harvard, que no parece mala universidad. Fui profesor de español de algunos filólogos, pero sobre todo de muchos otros futuros científicos. Mis alumnos de economía, por ejemplo, además de español, tenían incluidas materias humanísticas en su formación, buscando dotarlos de una capacidad de relación necesaria para su futura profesión. En la segunda mitad de los 80 ese paradigma de las ciencias vs.las letras era ya una antigualla.
Luego llegó la Globalización y resultó ser que cosas como la comunicación, la traducción e interpretación o el dominio de lenguas no maternas se convirtieron en socialmente fundamentales. Pasamos a ser incluso económicamente rentables. Aunque sea por todo lo que uno ha corrido y leído, por los sabios a quienes he tenido la suerte de escuchar y los académicos que me han mostrado que la universidad solo puede mirar hacia el futuro, lo siento, pero no me puedo creer fakes tan disparatadas como que para colocar Comunicación hay que suprimir Humanidades. Esto no es Atapuerca.
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