Antonio Felipe Rubio
Periodista
➤ El apagón
informativo constatado desde que el Gobierno silenció y dificultó la labor de los medios de
comunicación para conocer el número de pateras e inmigrantes ilegales que se rescatan/recogen por Salvamento Marítimo, ahora se descubre
que ha sido una decisión tomada con meteórica celeridad o con meticuloso
sigilo. Así se desprende de las incomprensibles revelaciones del subdelegado de
Gobierno en Almería, Manuel de la Fuente, tras afirmar que
sobre estos asuntos los medios de comunicación no han parado de “elucubrar”
tanto sobre el silencio informativo, como en lo relativo a la destitución del
jefe del Centro de Coordinación de Salvamento Marítimo en Almería, Miguel Zea. Sin embargo, lo más
destacable y asaz sorprendente, es que de la destitución del citado señor Zea,
el subdelegado se enteró… ¡por la prensa!
"De la destitución de Miguel Zea, el subdelegado se enteró… ¡por la prensa!" (Foto: Loa) |
Afortunadamente, entre elucubración y elucubración, la
prensa ha aportado una información que ha resultado ser cierta y, además,
aporta un importante dato para el representante del Gobierno de España en Almería;
personaje que, al parecer, no merece la consideración como tal por parte de sus
superiores, que prefieren utilizar a la prensa como canal de información
sensible para el subdelegado de la Fuente. De cualquier manera, algo hemos
ganado. Antes era el gobernador civil y jefe provincial del Movimiento el que
ponía los titulares de prensa; ahora es la misma figura la que se entera de sus
cosas por la prensa.
Que en Almería (territorio especialmente concernido
con el tráfico ilegal de inmigrantes) el jefe del Centro de Coordinación de
Salvamento Marítimo; o sea, Ministerio de Fomento; o sea, Gobierno de España,
con 25 años al frente de esta responsabilidad sea removido y que el subdelegado
del Gobierno se entere por la prensa sólo tiene dos lecturas: el Gobierno toma
el pelo a Manolo de la Fuente o Manolo nos toma el pelo a todos los
almerienses.
No creo que el subdelegado haya sido ninguneado en el
asunto de Salvamento Marítimo, pero sus conocimientos de asuntos sensibles “por
la prensa”, no sólo da pábulo a la elucubración, también es el fiel reflejo de
una manera de hacer de este Gobierno que está logrando elevar el listón de lo
impensable.
El Gobierno de España ha dejado de regir los intereses
prioritarios de los ciudadanos para convertirse en un degradado gobierno de la
“Resistencia” de Pedro Sánchez.
Este “accidente” democrático autodenominado “Gobierno de la Dignidad” acaba de
protagonizar la histórica felonía de ponernos a cinco minutos de la destrucción
de España, entregándose al independentismo y a los mayores orates y estólidos
por metro cuadrado de escaño que conoce la historia.
Supongo que conocen la historia del mediador
denominado “relator” que, según traduce patéticamente el concejal Indalecio
Gutiérrez, no es más que “una persona que está ahí para moderar entre las dos
partes”. O sea, imaginen a Rufián enviado
especial a moderar entre el presidente de la República Francesay un partido secesionista de Córcega. Imaginen a
la premier Theresa Mayfiscalizada
por Irene Montero en
la resolución del Brexit.
Imaginen a Alberto Garzón moderando a Donald Trump en un conflicto con
Idaho… En fin. Pedro Sánchez ha conseguido abaratar hasta la indigencia el
concepto de nación, y degradar la dignidad del presidente del Gobierno como un
menesteroso que pordiosea en la inmundicia sedicente.
Sánchez anda tan atareado con la promoción especial
fin de temporada a precio de saldo hasta que, de repente, aparecen los actores
secundarios tal que la hasta ahora inédita Consuelo Rumí, que ha roto a hablar de inmigración.
Esperar que se normalicen situaciones como la
inmigración ilegal, derecho a la información y transparencia ante la turbidez
de la elucubración son algunas aportaciones que dimanan de este Gobierno
centrado en otros menesteres más apremiantes y de dolorosa o imposible
reversibilidad.
Hemos sobrevivido magullados -pero enteros- tras la
crisis gestionada por esa catástrofe llamada Zapatero. El problema es saber si en un futuro inminente las
magulladuras serán superadas por la pérdida de un preciado miembro de este
dolorido cuerpo al que un día llamábamos Nación Española.
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