Pedro Manuel de la Cruz
Director de La Voz de Almería
➤ Nunca le he preguntado a Paco Cosentino si entre sus muchas
lecturas -lee con fruición y regala libros con pasión -se encuentra Rilke. Quizá,
no sé. Lo que si sé es que su trayectoria emocional encarna la descripción del
poeta alemán cuando escribió que la verdadera patria del hombre es su infancia.
Paco Cosentino (Foto: Loa) |
La personalidad de Paco Cosentino no puede entenderse sin acercarse a aquella
tienda de mostrador antiguo de su madre, sin mirar las paredes encaladas de
polvo de mármol del pequeño taller de su padre, sin valorar el cariño cómplice
de Eduardo y Pepe, sus hermanos, sin recorrer las calles donde jugó con sus
amigos de entonces y de siempre. Porque Paco no ha cambiado de amigos; los ha
aumentado, pero nunca y ninguno ha abandonado el territorio irrenunciable de su
afecto.
No hay mejor forma de ser patriota que invertir en la tierra en la que, como escribió Machado en su último verso, nos cobijó el cielo azul y nos acarició el sol de la infancia
El jueves, en la solemnidad elegantemente bella del 28 F y con la que
los andaluces se sienten tan cómodos cuando nos confortamos por reencontrarnos,
Paco dejó una frase para la historia cuando, desde el escenario del teatro
Maestranza, declaró que no hay mejor forma de ser patriota que invertir en la
tierra en la que, como escribió Machado en su último verso, nos cobijó el cielo
azul y nos acarició el sol de la infancia. Paco, con esta definición, no sólo
estaba haciendo una declaración de amor a la tierra que le vio nacer; estaba
describiendo en una frase toda su trayectoria empresarial.
Quienes le conocen
desde sus inicios y quienes le han acompañado en la amargura de sus tres caídas
saben que nunca se alejó de su emoción el continuar trabajado por generar
riqueza compartida. Porque eso es lo que diferencia a Paco de otros empresarios
de ocasión. Cosentino no es una empresa; o no es solo una empresa. Es la
plasmacion de una filosofía que en la inteligencia en movimiento y en el amor a
la tierra y a quienes en ella viven se sostienen los dos pilares de su
existencia.
Paco es un empresario de éxito porque su triunfo nació desde el fracaso. Ahí está la clave. En saber que unas veces se gana pero siempre se aprende
Cosentino es un empresario de éxito, pero no por haber conquistado
las cocinas de los cinco continentes y hacer del mundo su aldea; ni por contar
con más de 4.500 colaboradores -creo más acertado llamar así a quienes trabajan
en su empresa-; ni por haber revolucionado en apenas treinta años un sector de
más de tres milenios. Paco es un empresario de éxito porque su triunfo nació
desde el fracaso. Ahí está la clave. En saber que unas veces se gana pero
siempre se aprende.
Quizá podría haber abandonado el viejo y seco Almanzora por
otros escenarios más propicios a la rentabilidad y menos atribulados
burocráticamente. No lo hizo y, aunque no fueron pocos quienes lo alentaron
nunca dejó espacio a esa tentación.
El jueves Andalucía lo reconoció como Hijo
Predilecto. Quienes le conocen y le quieren saben que ese mediodía, cuando
abandonó el Teatro Maestranza volvió a buscar la compañía de a quienes tanto
quiere y tanto le quieren desde la cálida sencillez de quienes han recorrido
con él tantos caminos y han abierto tantas veredas.
Paco Cosentino es un
almeriense, un andaluz y un español universal con una tenaz convicción en que
para llegar lejos es siempre mejor ir acompañado. Lo dijo en su discurso del
jueves ante el presidente de la Junta y la presidenta del Parlamento. Una
intervención racional y emotiva que cerró con unas palabras que desvelan lo que
ha sido y sigue siendo su aspiración vital más irrenunciable.
Recordaba Paco
Cosentino la máxima de San Juan de La Cruz cuando escribió “en el atardecer de
la vida te examinarán de amor”. “Yo quiero - confesó Paco ante todos los que le
escuchaban- ir a ese examen con la tranquilidad espiritual de haber amado
profundamente a mi familia, a mis amigos, a mi tierra y su gente, y con una
modesta satisfacción de haber creado riqueza compartida porque nadie es feliz
si esa felicidad no es un espacio compartido”. ¡Qué gran lección de verdadero
patriotismo!
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