Emilio Ruiz
@opinionalmeria
➤ Si usted, lector, es aficionado a las películas
o las series de policías y espías le sugiero que se sumerja en el juicio del
‘procés’ que estos días se celebra –lo de celebrar es un decir, pues allí hay
poco que celebrar- en el Tribunal Supremo y que retransmite casi en su
totalidad el canal 24 Horas de Televisión Española. Le aseguro que en numerosos
momentos resulta casi imposible diferenciar entre la ficción y la realidad.
Castellví, en el Supremo (Foto. RTVE) |
Primero pasaron por el tribunal los acusados,
los consejeros de la Generalitat a los que se les imputan los delitos de
rebelión y malversación. Algunos de ellos, como Junqueras, Romëva y Cuixart –es
asombrosa la familiaridad con la que hablamos ya de esta gente-, intentaron
hacer del juicio una prolongación de las algarabías conspiranoicas que se
corrían en el Palau de la Generalitat. La mujer del presidente de Omnium
Cultural, la periodista Txell Bonet, ha llegado incluso a decir que su pareja,
Jordi Cuixart, se encuentra en la cárcel en pleno estado de liberación. Debe
ser verdad, pues el hombre no para reír durante el juicio. Otros encausados
parece que han adquirido ya la conciencia de que no estamos ante una broma. En
este grupo se encuentra la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell. Aún
resuenan en nuestros oídos aquella contundencia con la que proclamaba los resultados
de las votaciones durante el 6 y el 7 de septiembre. Ahora se le ve mucho más
compungida, también porque en la cárcel ha perdido unos cuantos kilos. Dice que
echa de menos no poder ver con más frecuencia a su nieto. Mujer, quien algo
quiere, algo le cuesta, habría que decirle.
Rajoy, como siempre, como un tomate sin sal. Soraya Sáenz de Santamaría, con mucha verborrea y poca enjundia. El ministro del Interior, Zoido, como que él no se enteró de nada
Tras los independentistas entraron en escena
judicial los miembros del Gobierno. Rajoy, como siempre, como un tomate sin
sal. Soraya Sáenz de Santamaría, con mucha verborrea y poca enjundia. El ministro del Interior, Zoido, como que él
no se enteró de nada. La sorpresa agradable nos la dio el secretario de Estado
de Seguridad, José Antonio Nieto. Contrariamente a su jefe inmediatamente
superior, que no recordaba nada de nada, el hoy portavoz del Grupo
Parlamentario Popular en el Parlamento de Andalucía dio un recital de
conocimiento del desarrollo de los hechos que dejó boquiabiertos hasta a los
mismos abogados de los acusados, todos ellos curtidos letrados. Los sindicatos
policiales le han felicitado como compensación por el malestar que les
transmitió Zoido.
Si el juicio fuera una serie, podríamos decir
que esta semana que hoy se va hemos visto el capítulo más importante. Hasta ahora. Casi
de la misma magnitud que el 9 de la 5ª temporada de “Juego de Tronos”, rodado
en la plaza de toros de Osuna, cuando Daenerys Targaryen huyó a lomos de un
dragón después de que una revuelta popular tratara de asesinarla. Los
protagonistas –del juicio, digo, no de la serie- han sido la secretaria
judicial (“Sácame de aquí aunque sea en helicóptero”, le dijo al juez cuando se
vio acorralada tras los registros en la Consejería de Economía el 20-S) y los responsables
policiales. El coronel de la Guardia
Civil Diego Pérez de los Cobos, coordinador del operativo policial para frenar
la consulta independentista del 1-O, tiene más tablas que Rafael Amargo: “Los
Mossos montaron un dispositivo ineficaz que estuvo más encaminado a facilitar el
referéndum ilegal que a impedirlo”, dijo. Después llegó el turno de los
responsables de la Guardia Civil, Ángel Gozalo, y de la
Policía, Sebastián Trapote (no confundir con Trapero, que éste tiene capítulo
propio). Misma tónica.
El fiscal Javier Zaragoza le encontró pronto sus francos débiles a Manel Castellví y le hizo hablar por los codos pese a sus reticencias iniciales
La semana se cerró el jueves con el interrogatorio a Manel
Castellví, que era comisario jefe de Información de los Mossos d’Esqueadra. No
dio tiempo a que fuera interrogado por los abogados de la defensa de los
acusados y seguirá prestando declaración mañana. Lo de este hombre fue un
poema. “Suda, tose, le tiembla la voz, tartamudea con frecuencia, el tic
nervioso de su pierna derecha golpea continuamente la mesa y hace temblar la
jarra de agua”, escribió ayer Rubén Amón en “El País”. El fiscal Javier Zaragoza
le encontró pronto sus francos débiles y le hizo hablar por los codos pese a
sus reticencias iniciales. Un momento memorable fue cuando le preguntó cuántas
veces actuó durante la jornada del 1-O la Brigada Móvil, que son los antidisturbios
de los Mossos:
- Sé que estaba en Barcelona porque por la noche había un partido.
- Barcelona-Las
Palmas.
-
No hay más preguntas, señoría.
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