Juan Torrijos
Periodista
➤ El padre del señor Villegas nació en tierras de
Dalías, donde luce el Cristo
de la Luz cada mes de
septiembre, donde el cielo se abre ante los miles y miles de kilos de pólvora
que estallan en su honor, donde se producen los mejores tirabeques del mundo.
En ese hermoso paraje, con Castala y otros
lugares de ensueño, nació el padre de Villegas. Como otros muchos
almerienses tuvo que emigrar en busca de un trabajo y un lugar donde fundar una
familia con una soriana. Y en esa Cataluña vino al mundo el futuro candidato de
Cs al Congreso nacional por Almería.
Villega (Foto. Loa) |
Con esos
antecedentes ¿es cunero el señor Villegas? Nos acaba de decir el candidato que
siente a Almería como suya, y nos gusta oírlo, para qué decir lo contrario, y
lo debe sentir ¿no?, sería grave que no fuera así. La cuestión es que conocemos
a los políticos, sabemos que son capaces de decir en cada momento lo que más
les interese y que no lo note ni el polígrafo. No son creíbles. Llevan Almería en el corazón. Pero
no tiran de la cadena del aseo ni los fines de semana por esta Almería nuestra.
Sus vidas y familias están en otras latitudes y hasta es posible que con
diferentes problemas a los que tienen los almerienses en las nuestras.
Creíamos
que el tiempo de los cuneros se había acabado, que el escarmiento de Podemos con el
general iba a ser el último intento de que desde Madrid o Barcelona se
manipulara a los votantes almerienses. Pues no es así, si antes fue desde
Madrid ahora es desde Barcelona desde donde se quiere y se impone candidato en
Almería a unas elecciones. No parece, por los datos conocidos, que el señor
Villegas se vaya quedar como se quedó el general, compuesto y sin cargo,
chamuscado moralmente el prestigio político.
No será el caso, pero que no canten victoria los chicos de
Ciudadanos. En Almería
estamos hasta las narices de imposiciones, de personas venidas de fuera,
cuneros en el fondo, por muy bien que te lo quieran vender. Lo hizo el PSOE, lo hizo el PP, lo hizo Podemos y ahora lo
hace Cs. Al final ni
políticos nuevos ni política renovada, todos son iguales, sus réditos e
intereses por encima de los de los ciudadanos. Aquí lo importante son los
beneficios del partido, la ventaja que puedan tener sus dirigentes en Madrid o
Barcelona. ¿Almería?, les importa una higa.
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