Miguel Ángel Vázquez
Senador del PSOE
➤Las elecciones generales han deparado un rotundo triunfo del PSOE
y una única opción para la presidencia del Gobierno: Pedro Sánchez. Los socialistas casi doblan a la segunda fuerza, un Partido
Popular que se ha hundido con estrépito perdiendo la mitad de los apoyos que
cosechó en 2016. Las urnas han dado una mayoría de izquierdas frente al
tridente de las tres derechas, un amplio apoyo en favor de la moderación, el
progreso y la convivencia frente a la radicalización, el retroceso y el
frentismo.
Andalucía se vista de rojo (Gráfico del autor) |
El PSOE vuelve a ganar unas
elecciones de ámbito general once años después y lo hace con notable diferencia
sobre el resto, hasta el punto de que el mapa de España ha virado en menos de
tres años del azul al rojo, con 123 escaños en el Congreso y mayoría absoluta
en el Senado, una cámara esta última en la que dominaba el PP desde el siglo
pasado. Se ha producido una fuerte movilización de la izquierda para evitar que
ocurriera el pacto de la vergüenza de las derechas y la ultraderecha, las
consecuencia del 2 de diciembre han sido un agente movilizador del voto
progresista.
El PP sufre un serio varapalo y presenta los peores resultados desde su refundación en 1990 (16,7% y 66 escaños)
El pueblo español ha parado en
seco a la derecha altanera y faltona. El PP sufre un serio varapalo y presenta
los peores resultados desde su refundación en 1990 (16,7% y 66 escaños). Mantiene
por décimas la segunda posición, con Ciudadanos pisándoles los talones a punto
de darle el sorpasso, y la cabeza de Pablo Casado el aire. Los naranjas
mejoran su grupo en las Cortes pero quedan muy lejos del discurso triunfalista
de su líder, Albert Rivera, que ha fracasado en su
estrategia de aislar al PSOE con su monotema territorial y ya se postula
fatuamente como el nuevo líder de la oposición.
La extrema derecha entra por
primera vez en las Cortes desde que se instauró la democracia, con 24 escaños y
más del 10% de los votos. Una presencia que asusta pero que está muy por debajo
de las expectativas. Las exhibiciones de fuerza en sus mítines y sus
campañas fake habían producido un espejismo electoral, un temor que
finalmente no ha sido para tanto por la madurez de nuestro electorado. Hasta
ahora, los ultras estaban camuflados en el PP y ahora tienen espacio propio.
España ya ofrece una foto parlamentaria muy a la europea.
Dos apuntes más. Unidas Podemos
se deja casi la mitad de los escaños, pasa a ser cuarta fuerza en España,
pierde su grupo en el Senado y el liderazgo de Pablo Iglesias queda tocado. Aunque sin su presencia en la recta final de la
campaña, muy especialmente por su gestión de los debates, el resultado final
habría sido peor. El nacionalismo periférico ha salido reforzado por la
radicalidad de las derechas: por primera vez el independentismo catalán gana
unas generales en esta comunidad y PNV y Bildu refuerzan sus posiciones. El PP
se queda sin representación en Euskadi y sólo tiene un escaño en Cataluña. A la
derecha el tiro le ha salido por la culata.
Y Andalucía ha sido la comunidad
que más ha aportado a la victoria socialista y de Pedro Sánchez, Más de un
millón y medio, 24 diputados y 24 senadores, triunfo en las ocho provincias y
en 734 de los 786 municipios de esta comunidad. Cumpliendo con creces los
objetivos comprometidos públicamente por Susana Díaz, que se ha volcado en esta campaña. Unos resultados que además
tienen una lectura en clave autonómica: Andalucía ha planteado en las urnas una
moción de censura al actual gobierno regional tripartito de las derechas y la
extrema derecha. El mensaje de la gente de esta tierra ha sido nítido contra
este pacto de perdedores y de la vergüenza. El PSOE dobla en votos y en escaños
al segundo y tercero: 24 representantes socialistas frente a 11 de Ciudadanos y
11 del PP.
Sin duda, el gran derrotado de
estos comicios es el actual presidente, Juan Manuel Moreno Bonilla. Acumula en cuatro meses los dos
peores resultados del PP. Hasta tal punto que ha sido superado por Ciudadanos
en Andalucía y es ya la tercera política. Con estos datos, el Ejecutivo andaluz
no presenta el sentir de la mayoría y da muestras de debilidad e inestabilidad,
sobre todo porque para aprobar cualquier medida depende de Vox. En menos de 100
días el electorado le ha dado un sonoro suspenso.
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