Si el Íbex sube es porque el resultado no es malo


Emilio Ruiz
@opinionalmeria

➤ A los pocos minutos de conocerse los resultados de las elecciones generales del domingo, el ya electo diputado por Almería de Ciudadanos José Manuel Villegas se presentó ante los medios de comunicación con una declaración sorprendente. “Este Parlamento va a ser ingobernable”, vino a decir. Fue, sin duda, una declaración precipitada del secretario general de la formación naranja, como el mismo Villegas habrá podido comprobar tras estudiar detenidamente esos resultados.

Alegría en la sede del PSOE de Adra (Foto. Loa)

La conformación del Parlamento español con nada menos que cinco fuerzas políticas de ámbito nacional y otras tantas de ámbito autonómico con fuerte implantación en sus territorios puede dar lugar a un Congreso muy atomizado en el que resulte muy difícil perfilar mayorías coherentes o medio razonables. Afortunadamente, no es esa la situación que se nos presenta hoy. De la jornada del 28-A ha salido un partido claramente vencedor con diversas opciones de conformar mayorías. Creo que no es necesario recordar las combinaciones que los diversos ‘pactómetros’ de las televisiones nos presentan estos días para ver que las opciones son variadas.
Es una tradición en la bolsa española que se produzca una bajada del Íbex-35 en la sesión siguiente al día de los comicios nacionales, pero ayer fue una excepción
Es casi una tradición en la bolsa española que se produzca una bajada del Íbex-35 en la sesión siguiente al día de los comicios nacionales, excepto en las contadas veces en las que las elecciones se resuelven con mayoría absoluta, el mayor síntoma de estabilidad. Ayer, pese a no producirse esa mayoría, el Íbex sorprendió a los mercados con una subida; modesta, pero subida al fin y al cabo. Y no nos engañemos: cuando los mercados no crean alarma con un resultado electoral es porque no hay motivos para que la alarma se produzca.

Los ciudadanos tenemos que hacernos a la idea de que hasta que no se celebren las elecciones locales y autonómicas del próximo mes de mayo, aquí nadie va a mover un esparto para configurar una mayoría parlamentaria medianamente estable. Una vez que pasen las elecciones será distinto. Los mismos resultados de las mismas serán un incentivo para conformar una mayoría. Con los resultados de las elecciones del 26-M en la mano serán muchos los gobiernos locales y autonómicos que habrá que configurar. El cambio de apoyos mutuos no solo no sería ninguna novedad, sino que sería una necesidad. En el lote también puede entrar un apoyo al Gobierno de Pedro Sánchez.
Albert Rivera quiere dar un sorpasso –y ha estado a punto de dárselo- al Partido Popular y, además, quiere suplantarlo electoralmente
Ciudadanos ha recreado toda su campaña en torno a una idea principal: un cordón sanitario a Pedro Sánchez. Ha sido una situación estratégica por interés puramente electoral. Albert Rivera quiere dar un ‘sorpasso’ –y ha estado a punto de dárselo- al Partido Popular y, además, quiere suplantarlo electoralmente. Esa estrategia pasaba por un distanciamiento del PSOE. Pero, pasadas las elecciones, las de abril y las de mayo, todo va ser distinto. Ya no va existir una presión electoral que impida tomar una decisión en el sentido que sea.
En cualquier país de nuestro entorno, los resultados del domingo conducirían en una única dirección: un acuerdo de la izquierda moderada con el centro-derecha liberal
Decía ayer el candidato a la alcaldía de Barcelona por Ciudadanos, Manuel Valls, que hay que evitar que el nuevo Gobierno “dependa de los nacionalistas y los populistas”. Esa afirmación solo se puede interpretar en un único sentido. El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, también se apresuró a manifestar que la patronal se encontraría “cómoda” con un Gobierno de centro-izquierda. “Todo lo que gire alrededor del centro izquierda, como en otro momento del centro derecha, será lo mejor”, dice Garamendi. España no va a situarse como una isla europea en lo que afecta a acuerdos políticos. En cualquier país de nuestro entorno, los resultados del domingo conducirían en una única dirección: un acuerdo de la izquierda moderada con el centro-derecha liberal. Ese acuerdo puede ser de Gobierno o parlamentario, con mayor estabilidad o con menos, pero acuerdo al fin y al cabo. Ni Rivera, ni Arrimadas ni Villegas podrán sustraerse a lo evidente. Aunque ahora, por pura estrategia electoral, piensen y digan lo contrario de lo que pensarán y dirán dentro de un mes, cuando desaparezca la presión de unos comicios venideros.

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