Antonio Torres
Director de Canal Sur
➤➤➤ El Tour de Francia nos trae a
miles de aficionados al ciclismo grandes recuerdos. Tengo en la retina el año
1988 cuando el almeriense Juan Martínez Oliver ganó etapas en el Tour. El
perfil de Casas, residente en Viator, es el de un ciclista almeriense que colaboró
como gregario a los triunfos de Ocaña y le ganó una crono al mítico Eddy Merckx.
Casas |
José Casas García (Viator, 1945),
ciclista, un hombre que tiene el corazón dividido entre su Viator natal y
Asturias donde se crió y comenzó a destacar en el ciclismo, fue gregario de un
grande, Luis Ocaña. “Era un gran trabajador, intachable, gran persona. Un mito
del que tuve el privilegio de ser su persona de absoluta confianza,
compartiendo conversaciones y confidencias. Estoy seguro de que Luis no se habría
suicidado de estar yo ese día junto a esa gran leyenda”.
Tiene mil experiencias
con el gran campeón Ocaña que ganó el Tour de Francia en 1973 y una Vuelta a
España. Una depresión y una personalidad atormentada le llevó a la muerte en
plena madurez. “No le gustaba que se hablara en el pelotón y cuando las
conversaciones entre compañeros y rivales se pasaban de tono y tiempo me decía: "¡Pepe, pon a todo el mundo a currar! Y yo me escapaba y se acababa el cachondeo”.
Casas sufrió la emigración como millones de andaluces.
Con diez años, su familia se lo llevó a Avilés. Su padre llevaba ya tiempo
trabajando en Ensidesa. Tras Ocaña, consideraba como hermanos a Tamames
y José Manuel Fuente, el Tarangu. Con este formó equipo desde la época de
aficionados y participaron con Gimondi, entre otros campeones, en grandes
carreras. Casas participó en todas las pruebas del calendario con todo lo que
ello representaba de estar fuera de la familia. Con su esposa Cristina, a la que
conoció en Uruguay, hija de un asturiano y una vasca, tiene tres hijos.
En actualidad Casas mantiene amistades
con los ciclistas de su época. “Con Txomin
Perurena, uno de los ciclistas españoles más laureados de la historia, echo de
vez en cuando un rato”, dice un hombre inteligente, amable y que se define
“progresista y hombre de bien”. José Casas ganó prestigio
internacional cuando en 1974 le ganó al indiscutible en la Volta. “En esa
época se llamaba la Semana Catalana y tuve la suerte de ganarle al favorito
contra todo pronóstico. No le sentó nada bien que le ganara por la crono por 12
segundos. Le hice claudicar y lo único que me dijo, irónico, que le gané porque
falló el reloj. Después nos reímos y en algunos encuentros, después de
carreras, se preocupaba por mi familia y alguna vez me hizo algún regalo.
Mantuvimos una amistad de admiración mutua con el mejor ciclista de todos los
tiempos. Reitero que mi gran patrón fue el añorado Ocaña con el que viví
momentos mágicos, inolvidables”.
Casas tiene una anécdota espeluznante que con
el tiempo se ha transformado en graciosa. “Iba escapado y de líder en la Vuelta
a Uruguay de 1971. Entonces no había tantos ojos y cámaras como ahora. Dos
aficionados se pusieron en paralelo y me agarraron por el cuello con un cuchillo
para decirme que aflojara el ritmo y me dejara ganar porque de lo contrario me
matarían”.
Confía en Landa, Valverde y Enric. “Lamento las ausencias de Froome,
Domuilin y el colombiano Gaviria. Como la montaña será decisiva confío en
los españoles y colombianos”, dice mientras toma un café con sus amigos Luis
Caparrós, escritor y exalcalde de Purchena, y el exalcalde de Viator
Joaquín Álvarez, sin nostalgia de la televisión en blanco y negro y mirando el
futuro.
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