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La habitación del pánico


Miguel Ángel Vázquez
Senador del PSOE / Periodista

Los altos cargos en el Gobierno andaluz de las derechas duran menos en su puesto que un caramelo en la puerta de un colegio. Apenas se cumplen seis meses de este engendro aupado por la extrema derecha, cuando se han producido ya trece dimisiones/ceses en el flamante organigrama de San Telmo:


Alberto García, consejero de Hacienda.
Elisa Fernández-Vivancos, delegada de Turismo, Justicia, Regeneración y Administración Local en Granada.
Pilar Ariza, secretaria general de Universidades
Isabel Álvarez, directora general de Fondos Europeos.
Antonia Morales, delegada territorial de Educación, Deporte, Igualdad, Políticas Sociales y Conciliación de la Junta en Almería.
Miguel Luis Guijarro, delegado de Empleo y Economía de la Junta de Andalucía en Málaga.
Concepción Cobo, secretaria general de Fondos Europeos al Desarrollo Rural Sostenible.
María Luisa García Gestoso, directora del Plan Estratégico de Vacunaciones.
Inmaculada Jiménez Bastida, secretaria general de Técnica de Igualdad.
Mercedes Sánchez Vico, directora del Instituto Andaluz de la Mujer.
Sebastián Díaz Ruiz, director del Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses (IMLCF) de Málaga.
Isabel Balbín, viceconsejera de Empleo.
Francisco Javier Martínez López, viceconsejero de Igualdad.

A este gobierno  de derechas se entra por la puerta y a las pocas semanas se sale por la ventana. Una realidad que contrasta con el discurso cosmético del presidente Moreno Bonilla, que tanto presume de estabilidad pero los componentes de su equipo tripartito salen de estampida a las primeras de cambio, generando justamente el efecto contrario al que predican. Tanta espantada da la imagen de improvisación y transmite desconfianza hacia la ciudadanía y hacia los inversores.

La mayoría de las bajas, diez de las trece, se han producido en las áreas gestionadas por Ciudadanos. Muy especialmente en la Consejería de Igualdad. Una circunstancia que obedece fundamentalmente al idilio que mantienen con Vox tanto PP como Cs. El negacionismo de la extrema derecha a la violencia de género o la brecha salarial es incompatible con la defensa de la igualdad. No es de extrañar el guirigay que existe en la Consejería. Ítem más, el ambiente enrarecido que genera el autoritarismo de la jefe y algunos de sus resortes de confianza.

Visto lo que ocurre en esta casa de los líos que es el Gobierno de Andalucía, le diría a Albert Rivera que la habitación del pánico está aquí, en Andalucía, donde sus cargos huyen despavoridos sin apenas haber calentado el asiento... O la cascada de dimisiones en la dirección naranja. Todo por la deriva a la derecha de un partido que cada vez está más lejos del centro, de un partido que se encuentra más cómodo con Vox que con otras fuerzas, como el PSOE, que tanto han dado por este país y han hecho posible estos cuarenta años de convivencia pacífica, democracia y progreso social.

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