Antonio Torres
Director de Canal Sur en Almería
⏩El promotor musical Joaquín de
la Muela tiene una trayectoria que es la memoria musical y de superación más
espectacular de España. Autodidacto, cuenta con un nuevo disco lleno de amor.
Todos están dedicados a su esposa Pilar. El título Todas mis canciones son para ti deja a las claras que este trabajo es un recuerdo muy emocionado a
la que fue su pareja durante décadas. De la Muela fue un gran colaborador de la edad
de oro de la radio en la provincia con la intervención en concursos y el
fomento de la radio en directo.
Joaquín de la Muela (Loa) |
Su historia da para varios capítulos. Fue delegado de los coches
Barreiros-Simca-Chrysler durante cuatro años. Comenzó tocando en Radio
Juventud, actuaciones en el Teatro Apolo y en el añorado grupo Los Ícaros, con
los que Almería se le quedó pequeña. “En la Costa Brava, Madrid, Zaragoza y
Bilbao tuvimos éxito. Fuimos contratados para salir en dos ocasiones en Sonría, por favor, de TVE. Después salí en tres ocasiones en solitario. Eran
tiempos de popularidad. Quizá no supimos administrarlo, dado que la
discográfica Belter se puso a nuestra disposición”.
Éxito, simpatía y, sobre todo, resistencia para reinventarse han marcado la trayectoria de un grande: Joaquín de la Muela Martínez
No olvida tampoco a la
orquesta Donaire de sus principios y el taxi de Cristóbal Ramirez para cantar
serenatas, en la calle Chantre, a la esposa del taxista, Rosa Iborra, padres del
ex portero de varios equipos Andrés Ramírez. Éxito, simpatía y, sobre todo,
resistencia para reinventarse han marcado la trayectoria de un grande: Joaquín
de la Muela Martínez (Almería, 1936). Ha tocado y conocido todos los ámbitos de
la música y la organización de acontecimientos.
“El alcalde de Antas Francisco Pérez Cásquet quiso pagar con un cheque casi un millón de las antiguas pesetas a Lola Flores, quien dijo que dinero en mano o no cantaba. Fue una guerra de orgullo y yo acabé poniendo el dinero en unos momentos de mis inicios como promotor y sin un duro. Sabía que Pérez Casquet era un hombre de palabra y no me decepcionó. De todas formas en la farándula, contra el tópico, hay mucha responsabilidad. Recuerdo a un joven Paco Cosentino, el creador de la empresa multinacional Grupo Cosentino, que era concejal de Macael, muy despierto, y me esperó en el cruce de Húercal Overa para llevar al grupo Los Mismos a Macael, una de las localidades en las que mejor me he encontrado”.
“El alcalde de Antas Francisco Pérez Cásquet quiso pagar con un cheque casi un millón de las antiguas pesetas a Lola Flores, quien dijo que dinero en mano o no cantaba. Fue una guerra de orgullo y yo acabé poniendo el dinero en unos momentos de mis inicios como promotor y sin un duro. Sabía que Pérez Casquet era un hombre de palabra y no me decepcionó. De todas formas en la farándula, contra el tópico, hay mucha responsabilidad. Recuerdo a un joven Paco Cosentino, el creador de la empresa multinacional Grupo Cosentino, que era concejal de Macael, muy despierto, y me esperó en el cruce de Húercal Overa para llevar al grupo Los Mismos a Macael, una de las localidades en las que mejor me he encontrado”.
Otra de las miles de
experiencias las tuvo con Sabina, Ana Belén y todos los grandes del umbral de
la Transición cuando Los Puntos, liderados por Grano de Oro, eran número uno de
las listas de éxitos: “Al gran Camarón lo traje engañado a El Ejido. Tras una
actuación en Sevilla me dijo que el contrato que tenía conmigo no lo
cumplía. Al pobre lo metí en mi coche y cuando despertó en El Ejido ya no se
echó atrás. A Julio Iglesias lo admiro porque en la cercanía es una persona
encantadora que ya desde niño vino de vacaciones con su familia a Garrucha.
Tengo una anécdota en un almuerzo con el gran Julio y el astuto de Gabriel Amat
a quien le ofreció fórmulas rejuvenecedoras dentro de un ambiente cálido. Machín, al que llevé a Terraza Carmona, era compadre de Antonio Bisbal,
saxo, tío de David Bisbal”.
Para poder salir adelante sus padres decidieron llevarle con muy corta edad al Preventorio Antituberculosos del Niño Jesús durante tres años
Joaquín sabe de dónde viene. Tras
un éxito en su vida profesional no olvida sus orígenes humildes. En largas
conversaciones que he mantenido durante los últimos años, acompañados por su
íntimo amigo el conocido empresario Luis Gázquez El pillico y
la periodista María Jesús Recio o su mano derecha el roquetero Luis Aguilar,
nos hemos emocionado escuchando algunas vivencias. Para poder salir adelante sus padres decidieron llevarle con muy corta
edad al Preventorio Antituberculosos del Niño Jesús durante tres años. En este
centro internaban a los niños cuyas familias eran muy pobres y así se evitaba
que pudieran morir de hambre.
Joaquín era desde niño muy astuto y listo. A su padre, taxista, le encarcelaron por su vinculación con el PSOE y su actividad republicana durante la Guerra Civil. Cuando salió de la cárcel, le retiraron las dos licencias que tenía como taxista y se vio forzado a vender cochera y vivienda. El pequeño, una historia de superación digna de elogio, se las ingenió para asegurarse la comida ante la ausencia de sus padres. “Me convertí en monaguillo, ayudante del cocinero y aprendiendo a jugar al ajedrez para todas las tardes echar unas partidas con el director o la directora del Preventorio”.
“Necesitaba ese afecto”, reitera “y la necesidad de caerles en gracia para permanecer allí el mayor tiempo posible. Creo que llegué a ser un gran ajedrecista. Después de los rezos me hacían cantar y fue así como comenzó mi vocación por la música”. Su padre le comunicó que había que trabajar forzosamente y entró de aprendiz a los 13 años en Calzados Olimpia. Recibió clases en Educación y Descanso, después del trabajo. “Era inmensamente feliz cuando ensayaba con el Maestro Barco, que era todo un referente de la radio y que cuenta con una calle en el Barrio de San Luis”.
Joaquín era desde niño muy astuto y listo. A su padre, taxista, le encarcelaron por su vinculación con el PSOE y su actividad republicana durante la Guerra Civil. Cuando salió de la cárcel, le retiraron las dos licencias que tenía como taxista y se vio forzado a vender cochera y vivienda. El pequeño, una historia de superación digna de elogio, se las ingenió para asegurarse la comida ante la ausencia de sus padres. “Me convertí en monaguillo, ayudante del cocinero y aprendiendo a jugar al ajedrez para todas las tardes echar unas partidas con el director o la directora del Preventorio”.
“Necesitaba ese afecto”, reitera “y la necesidad de caerles en gracia para permanecer allí el mayor tiempo posible. Creo que llegué a ser un gran ajedrecista. Después de los rezos me hacían cantar y fue así como comenzó mi vocación por la música”. Su padre le comunicó que había que trabajar forzosamente y entró de aprendiz a los 13 años en Calzados Olimpia. Recibió clases en Educación y Descanso, después del trabajo. “Era inmensamente feliz cuando ensayaba con el Maestro Barco, que era todo un referente de la radio y que cuenta con una calle en el Barrio de San Luis”.