María Teresa Pérez Sánchez
Presidenta de Amigos de la Alcazaba
⏩La concejala popular Ana Martínez Labella ha sacado una nota de
prensa a propósito de la eliminación del Monumento de los Mártires de la
Libertad y de los árboles de la Plaza Vieja que ha sido aprobada
esta semana con los votos del PP y VOX. Lo primero a destacar en las afirmaciones
de la concejala del gobierno municipal es la irrespetuosa forma de dirigirse a
los ciudadanos almerienses que no estamos de acuerdo con esta decisión, a los
que califica irónicamente de “guardianes de la libertad”, y a los que además acusa de buscar la confrontación política y de desear lo peor para
nuestra ciudad, porque “creen que cuanto peor le vaya a la ciudad mejor les irá
a ellos”.
Plaza Vieja (Loa) |
Se queja la Sra.
Martínez de que las obras de la Plaza Vieja llevan ya 20 años. Son los mismos
años que cumplirá su partido al frente del Ayuntamiento, pero, al parecer, la
culpa de ese retraso la tienen el Pingurucho y los árboles. Su dialéctica política está a la altura de
sus contradictorios argumentos: “Sí a los árboles” y por eso los quitamos.
“Sí al Pingurucho” y por eso lo quitamos, “Sí a una Plaza Vieja con sus árboles y sus sombras” y por
eso quitamos los árboles y sus sombras. Sí a la arquitectura de la plaza, para
que se vea, y por eso quitamos un monumento que se corresponde y encuentra su
sentido en esa arquitectura. “Sí a una Plaza Vieja con vida”, y por
eso no habrá quien viva ni quien se pare en esa plaza.
Dice sí a una Plaza Nueva diáfana, que elimina “cualquier obstáculo” para más terrazas, más bares, más sillas para espectáculos sin el “engorro” del Pingurucho, más ruido para los vecinos
Ana Martínez está en el sí es sí, en el sí
porque… sí. Sí a una plaza moderna y respetuosa, tan moderna y respetuosa como
el Mesón Gitano en el
entorno protegido de la Alcazaba,
que nos ha costado 11 millones de euros. ¿También la culpa de que no se haya
inaugurado el Mesonico, tras 4 años de estar entregado, es del Pingurucho, de
los árboles y de los “guardianes de la libertad”? Dice sí a una Plaza Nueva, postmoderna; dice no a la
Plaza Vieja histórica, un espacio con mil años de historia. Dice sí a una Plaza
Nueva diáfana, que elimina “cualquier obstáculo” para más terrazas, más bares,
más sillas para espectáculos sin el “engorro” del Pingurucho, más ruido para los vecinos; dice no a una Plaza Vieja
con árboles y sombras, oasis de tranquilidad en una ciudad arboricida. Dice sí
a una plaza privatizada para bares y espectáculos, porque al parecer el
Auditorio y hasta el Mesonico se les queda pequeño para tanto espectáculo que
organizan, Por cierto, ¿cuántos espectáculos han montado en los últimos 4 años
en la maravillosa explanada diáfana del Mesonico?
La promesa de una plaza ruidosa, de bares, terrazas y de marcha es la garantía de que los vecinos deserten de su barrio histórico
Ya hace un año que Ana Martínez anunció
sus más profundos deseos: «Nos
encantaría ver la plaza llena de terrazas, es lo que le da vida a una ciudad».
Y para hacer realidad sus sueños, para “recuperar este centro neurálgico de la
ciudad” es imprescindible la eliminación de los 21 árboles y del Pingurucho.
Pero quizás lo que ignoren la Sra. Martínez Labella y, no olvidemos, el Sr.
Alcalde, es que cualquier actuación que se tome en una ciudad y en sus cascos
históricos debe tener una prioridad máxima: la calidad de vida de los vecinos.
La promesa de una plaza ruidosa, de bares, terrazas y de marcha es la
garantía de que los vecinos deserten de su barrio histórico. La peor
degradación de nuestro casco histórico es el abandono de sus vecinos.
La Plaza Vieja
necesita un proyecto que haga compatible los intereses de los vecinos y del resto de
la ciudadanía con los de los negocios (no sólo de bares) y con el
turismo. Un proyecto para una
ciudad amable, una plaza para vivir.
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