Pedro Manuel de la Cruz
Director de La Voz de Almería
⏩⏩⏩ Han
tenido que pasar seis días, seis largos días, para que una representante del
mundo de la política mostrara su asombro –“me asusta” es su expresión literal-
por la mínima, casi inapreciable, presencia de Almería en la cumbre sobre
el Corredor Mediterráneo celebrada el 28 de noviembre en Elche. Lo hizo
Esperanza Pérez, alcaldesa de Níjar, y, veinticuatro horas antes, ya lo habían
hecho Alfonso Rubí y Jesús Martínez, dos de los cuatro almerienses que
asistieron a esa cumbre, en un artículo de opinión publicado en 'Ideal'. A
Esperanza Pérez le asusta esa prueba incontestable de desidia. Lo que
asusta es que esa acusación no haya sido contestada por quienes, ante la convocatoria
de murcianos, valencianos y catalanes, respondieron con la indiferencia de su
ausencia.
Un oscuro horizonte |
No
me atrevería yo a escribir que tenemos lo que nos merecemos, pero sí que
merecemos tener que soportar la crítica de quienes comprueban cómo los
almerienses no somos capaces ni de acudir a citas en las que se deciden retos
vitales para su futuro. Que solo cuatro almerienses asistieran a un encuentro
de más de mil quinientas personas para reivindicar la urgencia del Corredor es no solo una irresponsabilidad de quienes son responsables de que esa
infraestructura llegue a nuestra provincia, sino un insulto a la inteligencia
democrática de quienes continúan eligiéndoles como sus representantes en las
instituciones políticas, en todas, o en las organizaciones empresariales o
sindicales, en todas también.
La agenda de ausencias en Elche lo que demuestra es la incapacidad de los almerienses para conjugar los verbos reivindicar y movilizarse. Siempre ha ocurrido igual
Los
motivos por los que ni un diputado, ni un senador, ni un alcalde, ni un
concejal, ni un representante social asistieron a la cumbre de Elche permanecen
en el espacio de lo desconocido, pero lo que no puede desconocerse, por
imposible, es que todos estuvieran afectados por un compromiso justificado que
les impidiera la asistencia. La
agenda de ausencias en Elche lo que demuestra es la incapacidad de los
almerienses para conjugar los verbos reivindicar y movilizarse. Siempre ha
ocurrido igual.
Durante
siglos lo único que ha congregado a los almerienses ha sido el manto de una
virgen o el correr de un balón. Mas allá del santoral y los goles solo existe
la nada; o, en todo caso, el gesto individualista de algunos
francotiradores a los que el resto de ciudadanos acabarán calificándolos,
en la mayoría de los casos y siendo benevolentes, de extravagantes.
Da igual quien esté en el gobierno: los responsables de las irresponsabilidades cometidas contra Almería siempre serán imputadas a los de fuera
Los
almerienses, como colectivo, salen poco a las calles. Da igual el motivo que
les convoque. ¡Que salgan otros!, pensarán desde la comodidad de su ausencia
solo cinco minutos antes de apostarse en la barra de un bar y acusar
a todos los demás de las carencias o el desdén que sufre la provincia. La culpa
siempre y por definición es imputable a los demás. Da igual quien esté en el
gobierno: los responsables de las irresponsabilidades cometidas
contra Almería siempre serán imputadas a los de fuera. Y es verdad en la
mayoría de los casos que es a quienes toman las decisiones a quienes hay que
imputar la larga agenda de carencias que hemos padecido y continuamos
padeciendo.
Pero
siendo verdad esa permanente acumulación de olvidos ajenos, no es menos cierto
que ha sido y es el pecado original de la indiferencia propia un
terreno propicio para que aquellos hayan crecido y crezcan sin mesura y sin
temor.
La cumbre olvidada de Elche es una prueba incontestable de que los almerienses no nos hemos sacudido todavía el vicio corrosivo de la pasividad
La
cumbre olvidada de Elche es una prueba incontestable de que los
almerienses no nos hemos sacudido todavía el vicio corrosivo de la pasividad.
Partidos, instituciones, patronal y sindicatos dieron la espalda a la
convocatoria. ¡Que reivindiquen ellos!, pensarían. Y lo hicieron. Tanto que
pusieron en evidencia que el tramo con más retrasos de todo el Corredor es el
que va diseñado entre Murcia y Almería. Así de contundente fue la denuncia de
murcianos, valencianos y catalanes.
Y
mientras en Elche nuestros vecinos defendían Almería, aquí, los
políticos y los agentes sociales, seguían tocando la lira. Qué mal suena esa
música.
No hay comentarios:
Publicar un comentario