Antonio Fernández
Periodista
⏩ Corrían los últimos años de la década de los setenta del Siglo XIX
cuando el Ayuntamiento de Almería, empeñado en abrir nuevas vías al desarrollo
urbano de la ciudad, decidió poner a la venta una zona que ‘estorbaba’ a esas
pretensiones. Aquella oferta recogía la venta de La Alcazaba de Almería, que se
ofertó a quienes pudieran estar interesados por un precio de salida estimado en
torno a las 1.200 pesetas (lo que en base al cambio actual vendrían a ser siete
euros). Para la época era un precio razonablemente elevado, pero aún así una
oportunidad para quienes pretendieron acudir a esta subasta.
Alcazaba de Almería (Loa) |
Sin embargo la
operación no llegó a prosperar porque en el anuncio de venta se incluyó una
cláusula que obligaba a los pretendidos compradores a la demolición completa del
conjunto. Por fortuna, aquella cláusula supuso un freno puesto que al comprador
se le imponía no sólo la demolición del conjunto monumental, sino el
consiguiente desescombro y explanación del terreno resultante. El coste de
dicha operación, dada la magnitud de los trabajos, impidió finalmente que
prosperara la venta.
Para los gestores de la época no dejaba de ser una barrera para el desarrollo del casco urbano hacia el levante
En aquellos tiempos la ciudad estaba circunscrita a la
zona de Pescadería-La Chanca, abrazada por las antiguas murallas que defendían
la capital de los acosos desde el mar y la tierra. Así había sido desde que La
Alcazaba fuera construida durante la ocupación musulmana, pero para los gestores
de la época no dejaba de ser una barrera para el desarrollo del casco urbano
hacia el levante.
Gracias al alto coste de la demolición y el desescombro el
interés de los que se interesaron por comprar el viejo monumento decayó y
finalmente la Corporación capitalina desistió de su idea original de ‘despejar’
el cerro que ocupa, aunque no todos los vestigios corrieron la misma suerte ya
que en esa segunda mitad del Siglo XIX desaparecieron gran parte de las
murallas que se elevaban en torno a la ciudad antigua.
Para los actuales
vecinos de la zona, en especial la Asociación de Vecinos Pescadería-La Chanca,
aquella condición de demoler y retirar los escombros fue “una bendición” que
evitó que Almería perdiera el que hoy es su principal monumento, el más
visitado, que fue declarado Monumento Histórico Artístico medio siglo después,
en junio de 1931.
El frustrado proyecto pretendía la liberación de una superficie poligonal, de tendencia cuadrangular, que ocupaba algo más de 37 hectáreas
La historia de la que pudo ser la operación más negativa de
la historia para el patrimonio histórico y monumental de Almería dio razón en
unas jornadas organizadas por la Asociación de Amigos de La Alcazaba el
arquitecto técnico e investigador Juan Francisco Escámez. El frustrado
proyecto, que se activó una vez que se habían derribado ya la mayor parte de
las murallas que rodeaban la ciudad de Almería originalmente, pretendía la
liberación de una superficie poligonal, de tendencia cuadrangular, que ocupaba
algo más de 37 hectáreas, en las que se incluían el actual Parque de La Hoya,
donde se encuentra el Parque de Rescate de la Fauna Sahariana.
Para el
representante de la Asociación de Vecinos Pescadería-La Chanca ‘A mucha honra’,
Jose Campoy, los almerienses de hoy “tuvimos la suerte de que un plan tan
descabellado como aquel finalmente no salió adelante”.
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