David Uclés
Director del Servicio de
Estudios y Publicaciones de Cajamar
⏩ Desde hace unos años, se ha
venido hablando de una crisis del tomate en Almería. Sus consecuencias serían
una menor producción y superficie de esta hortaliza –un 8% menos de hectáreas
en la campaña 2018/2019–, que estaría en retroceso en la provincia. Las razones de este paso atrás, a su vez, estarían relacionadas fundamentalmente con una pérdida de rentabilidad sostenida del cultivo, cuya principal causa sería, de nuevo fundamentalmente, el mayor coste de mano de obra que los países terceros.
Evolución de la cuota de Almería en las importaciones de tomate de la UE-28 (en %) |
A priori, el argumento tiene sentido y parece corresponderse con los hechos. Sin analizamos la representatividad de las exportaciones almeriense de tomate a la UE 28 en términos de valor y de peso, estas han ido reduciéndose de forma constante desde 2013 (ver gráfico superior). La evolución de la producción también apoyaría esta tesis, ya que se ha reducido casi un 20 % desde el máximo registrado en la campaña 2015-2016.
Los precios de las importaciones de tomate a la UE28 con origen extracomunitario han aumentado de manera intensa en los últimos años, hasta el punto de reducir al mínimo el diferencial con los almerienses
Sin embargo, un panorama como este implicaría una
presión a la baja por el lado de los precios sostenida en el tiempo. El aumento
de producciones más baratas en el mercado europeo procedentes de terceros
países traería consigo esa misma presión sobre las cotizaciones en origen
almerienses, lo que (ante la imposibilidad de compensar estos recortes con
menores costes) estaría dando lugar a la rentabilidad también más baja. Pero
los datos no parecen acompañar este argumento. Por un lado, los precios de las
importaciones de tomate a la UE28 con origen extracomunitario han aumentado de
manera intensa en los últimos años, hasta el punto de reducir
al mínimo el diferencial con los almerienses, que también han tendido a
aumentar.
Evolución del precio medio por campaña del tomate y del prodio de las hortilizas de Almería (Euros/kg.) |
Otro dato que parece contradecir el argumento
comúnmente aceptado es que la evolución de los precios medios pagados a los
agricultores de tomate ha estado en línea con los del resto de productos (ver
gráfico superior), por lo que la falta de rentabilidad diferencial del tomate no se
estaría produciendo (al menos hasta la campaña 2018/2019, en la que se ha
registrado un importante incremento de los costes de mano de obra). Ahora bien,
podríamos pensar que, dado que en toda la serie solo en siete campañas el
precio del tomate se ha posicionado por encima de la media, podría estar
ocurriendo que otros productos hortícolas estuvieran restando atractivo al
tomate como alternativa de cultivo, como por ejemplo el pimiento.
En las últimas campañas, la superficie de tomate bajo el protocolo de control biológico ha estado reduciéndose de manera significativa: de las 9.160 ha de la campaña 2014/2015 a las 4.200 de la pasada
Por otro lado, en las últimas campañas, la
superficie de tomate bajo el protocolo de control biológico ha estado
reduciéndose de manera significativa: de las 9.160 ha de la campaña 2014/2015 a
las 4.200 de la pasada. Este movimiento estaría poniendo de relieve las
dificultades de mantener este cultivo sin recurrir al control químico por una
presión elevada de las enfermedades y plagas. Sin embargo, la cifra adelantada
para la campaña actual nos marca una recuperación importante de las hectáreas,
hasta las 5.500, posiblemente por los mejores resultados frente a la Tuta del
control biológico en las campañas precedentes. A esto habría que sumar la
mejora de la calidad del agua en el campo de Níjar, merced al agua desalada,
que ha permitido en dicha zona (tradicionalmente tomatera) ampliar el espectro
de productos que pueden ser cultivados.
El sector hortícola almeriense ha demostrado una enorme capacidad de adaptación a los cambios del entorno. Si esa capacidad sigue ahí (y todo indica que sí), seguiremos produciendo tomate muchos años más
El resumen de todo lo anterior es que es
demasiado apresurado concluir que el tomate vaya a correr la misma suerte que
la judía verde. Las investigaciones que se están llevando a cabo en torno a la
mejora de la productividad y la modernización de las estructuras de invernadero
pueden volver a abrir la tijera de los costes y los ingresos en este cultivo.
Por otra parte, la estrategia de diversificación en especialidades ha permitido
un aumento de los precios medios al tiempo que el control biológico ha logrado
demostrar por fin su viabilidad en este cultivo. Obviamente, los retos a los que
se enfrenta esta hortaliza son importantes, siendo el primero contrarrestar el
aumento de los costes de mano de obra (un 12,1 % la pasada campaña). Pero no
son sustancialmente diferentes que los del conjunto del sector. Y posiblemente,
aquí esté la clave: el sector hortícola almeriense ha demostrado una enorme
capacidad de adaptación a los cambios del entorno. Si esa capacidad sigue ahí
(y todo indica que sí), seguiremos produciendo tomate muchos años más.
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