Moisés S. Palmero Aranda
Educador ambiental y escritor
⏩⏩⏩ Supongo que es la época perfecta para mostrarnos que vivimos en un
carnaval continuo, aunque la mejor manera de expresar lo que pienso es
utilizando la mítica frase de aquel ministro, no muy lejano en el tiempo, que un día, mientras presidia el Congreso,
dejó escapar unas palabras que resumen lo que ocurre en este país de pandereta
en el que vivimos: ¡manda huevos!
En apenas dos semanas se han aprobado el nuevo decreto de escolarización
en Andalucía, y en el Parlamento, la LOMLOE, la Ley Orgánica de Modificación de
la Ley Orgánica de Educación, y en lo único que coinciden es en que han cabreado a
los maestros. Cierto es que no todos van de la mano, sino que unos se cabrean
por lo aprobado por Javier Imbroda, consejero de Educación de la Junta de
Andalucía, y otros por lo aprobado por Isabel Celaá, ministra de Educación.
Necesitamos consensuar una ley a largo plazo, porque no podemos olvidar que la educación debe ser uno de los pilares en los que basar el crecimiento de nuestra sociedad
Podríamos empezar a discutir la infinidad de contradicciones que
plantean, si educación privada o educación pública, si elección libre de
centros o no, si la religión es puntuable o no, si recuperamos la filosofía o
la dejamos en el olvido, pero probablemente no nos pondríamos de acuerdo, y lo
peor de todo, es que en la discusión saldrían matices políticos. Eso es lo
verdaderamente triste, que no seamos capaces de olvidarnos de intereses
partidistas, y sellar un pacto por la
educación. Necesitamos consensuar una ley a largo plazo, porque no podemos
olvidar que la educación debe ser uno de los pilares en los que basar el
crecimiento de nuestra sociedad, ya que de la educación que le demos a nuestros
hijos determinará el avance científico, tecnológico, cultural y económico de
nuestro país.
Luego los rankings de educación a nivel europeo o mundial nos
sacan los colores, pero no puede ser de otra manera si en los últimos cuarenta
años hemos tenido, con esta recién aprobada, ocho leyes educativas diferentes.
Un cambio cada cinco años. Y no promete variar esta tendencia, porque el
Partido Popular ya ha anunciado que recurrirá la Ley Celaá. Así que si los
jueces no le dan la razón, en cuanto lleguen de nuevo al Gobierno harán lo que
han hecho los actuales, deshacer el camino andado, modificar la ley, perder un
valioso tiempo y demostrarnos, una vez más, que no miran por el bien común.
Tenemos que convertir al maestro en uno de los profesionales de referencia de nuestra sociedad, devolverles el status que han perdido
Para mí, y es algo en lo que se basan los modelos que siempre
lideran los rankings, es conseguir empoderar de nuevo al maestro. Debemos
recuperar el respeto, la confianza, la seguridad en ellos, no dudar de sus
cualidades, de su autoridad y de sus decisiones. Tenemos que dejarlos trabajar sin
cuestionarlos continuamente y, por supuesto, dotándolos de los recursos
materiales, económicos y formativos que hagan falta. Tenemos que convertir al
maestro en uno de los profesionales de referencia de nuestra sociedad,
devolverles el status que han perdido, y para ello debemos conseguir que sean
los mejores formados, que los que decidan ser maestros lo hagan por vocación.
En la educación está el futuro.
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