Antonio Torres
Periodista
⏩⏩⏩ Todo un referente de Los Gallardos y de la provincia de Almería,
José María Crespo Pérez, nacido en 1941, deja a todo un pueblo huérfano de su
arrolladora personalidad. Era hijo de dos emprendedores y dueños del Bar-Pensión
Crespo, negocio que amplió, junto a su esposa, Isabel Haro, tras regresar de la
emigración alemana, un idioma que dominaba. Sus dos hijos, Dami y Juanjo, fueron y
son dos ejemplos de honestidad y con sendas carreras universitarias, fruto del
esfuerzo al que fueron educados.
José María Crespo y Eilleen Kennedy se han ido con apenas dos días de diferencia (Foto. Jack Kennedy) |
José María Crespo, corazón de león o como lo
definió ayer el responsable de la funeraria Padilla e Hijos “un John Wayne”, fue
el hombre que nos bajó del Alsina y a varias generaciones nos ensanchó el
mundo. Éramos adolescentes y estudiantes y la generosidad de José María nos
llevaba a comer al Restaurante Juan Pedro, de Almería, donde nos sentíamos como
en casa y allí nos daban cobijo los empleados Joaquín, de Alfaix, o el chef Diego
“el del Ventorrillo”.
Vecino de La Veleta o el cortijo de Los
Chicharrotes, de su esposa, donde comenzó a enseñarnos con la recogida de oliva,
fruta, su ganadería, lo que es un jornal de sol a sol. Los sábados, de mercado
en Vera y sus encuentros con Antonio Carmona, con el que consolidó amistad por
sus tiempos de mili. Enseño a decenas de jóvenes a trabajar de camareros en las
ferias de media provincia donde montaba un chiringuito de cerveza y fiesta. Dio
cobijo a los primeros mítines democráticos.
Sentía adoración por nuestro
superviviente del campo de concentración de Mauithausen Antonio Muñoz Zamora.
Nos quitó mucha caspa pueblerina. ¡Qué va decir una de las personas que lleva
su sello hasta en el nombre de Chacho”, expresión que trasladé a mis primeros
trabajos en Ideal, medio para el que lo entrevisté con Miguel Ángel Blanco o la
amistad que trazó con Pedro Manuel de la Cruz cuando nos visitaba a nuestra
casa de Calzada de Castro. El origen de todo es José María, punto de encuentro
de tertulias veraniegas con Emilio Ruiz, Llorente, Haro, Lanero y tantos otros.
Le admiré como futbolista, delantero valiente que pisaba el área y remataba
todo; atleta que ganaba carreras en Almería en todas partes; árbitro de fútbol
que me hizo conectar con “los Chirivia” o el mismo Andújar Oliver; el que me
hizo árbitro y a los dos partidos comprendí lo difícil que es; el que me
despidió el día que me fui a Palma de Mallorca; su terraza y la colección de
discos Polidor para saborear a Los Puntos o a Miguel Ríos. Los conciertos en
directo que le organizaba Joaquín de la Muela. Por supuesto que la celebración
de mi boda se celebró en su terraza.
José María sentía adoración por su madre
Damiana, hermana de Frasquito Pérez Casquet, exalcalde de Zurgena y Antas. Todo un conglomerado
de carácter. Fue concejal por UCD en las primeras elecciones democráticas y su
pasión de ahora estaba en sus nietos y el fútbol. Aún lo recuerdo cuando
dormimos juntos en un hotel de Madrid, debú del Almería de Emery, y palco de As
con ilustres almerienses, entre ellos Manolo Escobar con el que conversó mucho
y que nos preparó el gran Alfredo Relaño, al que años antes lo llevé a Los
Gallardos y desde entonces me pregunta por el madridismo de Crespo como lo
hacen tantos y tantos amigos.
Toda
una comarca se presentó para despedirle. Seguirá siempre en nuestra memoria.
Son líneas que se agolpan y no tengo capacidad de resumir.
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