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La película “ El Hoyo” o cómo escapar de las fauces del ouróboros


Garf
Siodos

⏩⏩⏩ Hace un par de días vi por azar la película El Hoyo, de Galder Gaztelu-Urrutia. Una película no apta  para estómagos sensibles. Y me llamó la atención, entre otras cosas, porque aparece el número 333, número que ya con anterioridad también me había fijado que salía en un corto titulado Echo, de Víctor Pérez, que hace un par de semanas encontré por Youtube. Y sobre el 333 que aparecía  en dicho cortometraje hice una pequeña reflexión por algún otro lugar en Internet  que ahora no viene a cuento. Así que como un déjà  vu  voy a repetir lo mismo para El Hoyo. Una rápida y personal asociación de ideas que espero terminen confluyendo en alguna reflexión razonable sobre una cuestión abierta a múltiples interpretaciones. Antes de continuar leyendo aconsejo ver primero la película y el cortometraje porque de lo contrario se entenderá mucho menos o nada  lo que a continuación se le viene encima al lector desprevenido. Avisados quedan.

El hoyo se puede ver en Netflix

Jesús dijo: “Dejad que los niños se acerquen a mí porque de los tales es el reino de los cielos”. La niña es el mensaje. Luego el amor y la pureza es el mensaje para quienes administran esa jerarquía de niveles donde hay una constante lucha del yo consciente en saber quién es, descubrirse realmente a sí mismo, atravesando el desierto de lo irracional, el instinto de supervivencia, lo animal, y el amor al otro, en contraposición, única balsa de salvación para escapar de aquella oscuridad de nuestro sistema límbico reptiliano.

333 niveles: 3+3+3=9. El 9 representa un ciclo que se repite continuamente (cualquier número multiplicado por 9 la suma de sus dígitos es 9). El ouróboros. La cabeza que se muerde la cola. El principio y el fin son lo mismo. Es el círculo. ¿Y cómo salir de un círculo eterno? Observando lo que nos quiere decir la metáfora.

El 9 antecede al 10. El 99 antecede al 100, etc. Es el paso a una jerarquía con cifras con un dígito más respecto a la jerarquía anterior. Luego el 9 es la puerta de entrada a un orden superior de niveles.

Al pasar el nivel 333 (9) el protagonista  pasa a una jerarquía superior más allá de nuestro espacio-tiempo en el que se encuentra anclado nuestro cuerpo y atado a él nuestra conciencia. Muere. Rompe su particular círculo y se libera pero no porque muere. Pasa a un nivel superior porque muere sólo después (recalco, sólo después ) de encontrar que la respuesta es el amor y la pureza que simboliza la niña y al enviar dicho mensaje al resto de sus congéneres para que ellos también puedan romper las cadenas que los esclavizan en ese particular infierno de 333 niveles en el que se hayan. ¿Al resto de sus congéneres ? Sí.

La metáfora que trata de trasladarnos Galder Gaztelu-Urrutia, el director de la película El hoyo, o así lo entiendo, es que los administradores de los niveles, en realidad, somos cada uno de nosotros mismos en este nivel de realidad que nos ha tocado actuar y que dicho nivel puede cambiar en cualquier momento como en la metáfora. Y lo único que nos hará verdaderamente libres de nuestra naturaleza inferior, animal, irracional y pasar de jerarquía a otro orden diferente superior de niveles, es el amor y la pureza. Un mensaje viejo de 2.000 años de antigüedad en un formato nuevo multimedia de terror, ciencia ficción, suspense y gore del siglo XXI. Una locura con mensaje y desenlace... inesperado.

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