Pedro Manuel de la Cruz
Director de La Voz de Almería
⏩⏩⏩ El desdén con que Pepe
López, concejal de Ciudadanos en Huércal Overa, ha respondido a la
insinuación de que la dirección provincial podría abrirle un expediente, no
solo demuestra el descaro del político huercalense, sino su desprecio hacia
ellos. Afirmar que la contemplación de ese posible expediente solo le produce
“risa” y calificar de “niñatos” a quienes lo pueden decidir porque “no entiendo como a un hombre de mi nivel -continuó diciendo a Guillermo Mirón en Ser Levante-, que he sido alcalde, que
estoy de vuelta” le pueden hacer algo así, pone en evidencia la
insoportable levedad con que son percibidos por la militancia quienes dirigen
el partido en Almería.
Pepe López (Loa) |
En Huércal
Overa, en Huércal de Almeria con la concejal integrada en el equipo de Gobierno
con PP y Vox, en Gérgal con el apoyo de ida y vuelta de su concejal a la moción
de censura o el en resultado de las primarias en toda la provincia Ciudadanos es un partido a la deriva en
España y Almería no es una excepción. Lo que sucede, lo que está
sucediendo desde que Rivera emprendió la quimera de creerse la posibilidad de
superar al PP, es un viaje hacia el precipicio en el que, como en la película
de los hermanos Marx, Arrimadas lleva los mandos al grito de “es la guerra, más
madera”.
Que Marta Bosquet, Rafael Burgos y Miguel Cazorla no hayan sido elegidos delegados al congreso nacional es una muestra incontestable de la deriva de un partido que nunca llego a serlo de forma seria
El desprecio
de Pepe Lopez podría ser considerado como una anécdota propia de quien está de
vuelta de todo porque ya lo fue todo. Pero no lo es. El hecho de que Marta Bosquet, Rafael Burgos
y Miguel Cazorla no hayan sido elegidos por los militantes para ir de delegados
al congreso nacional del próximo domingo es una muestra incontestable de la deriva de un partido que nunca llego a
serlo de forma seria. Ni en Almeria, ni en otro lugar de España,
salvo Cataluña, donde lo fue y ya no lo es por tanta torpeza cometida.
Claro que la
presienta del Parlamento andaluz, el diputado provincial y el concejal por el
Ayuntamiento de la capital podrían alegar en su descargo que ese fracaso en
las primarias también se ha visto acompañado por la derrota de sus compañeros
“oficialistas” en Cádiz y Granada (territorios de Juan Marín, vicepresidente de
la Junta, y Sergio Moreno, portavoz parlamentario), provincias en las que, como
Almería, también han triunfado los críticos. Esta ha sido, en la última semana,
la crónica política en clave interna del partido que fundara y hundiera
Rivera.
Pero lo que
realmente resulta preocupante es
que ese partido cogobierna Andalucía y, hasta ahora, su gestión no se ha distinguido ni por su
efectividad ni por su audacia. Aléjese de mi la tentación de
valorar la capacidad de los consejeros de este partido, pero lo que resulta
incuestionable es que un partido centralista -Ciudadanos es un partido
cesarista en el que Madrid manda y los demás obedecen- sin una estrategia
definida a nivel nacional no puede ejecutar políticas de largo recorrido.
Desde el éxito de los 57 diputados del 28 de abril hasta ahora el camino de Cs ha sido un despropósito
Desde el
éxito de los 57 diputados del 28 de abril hasta ahora el camino de Cs ha sido
un despropósito al que podría aplicarse la máxima del “llegar llegaremos, lo
que no sabemos es donde”. O tal vez sea equivocado ese desconocimiento y el
lugar de llegada sea, más temprano que tarde, el PP.
La
estrategia de Arrimadas de pactos
preelectorales con el partido de Casado se ha saldado con un
rotundo fracaso en Galicia, donde Feijóo les dio con la puerta en las
narices, puede resultar un fiasco en el País Vasco en las autonómicas de abril y
otro fracaso en Cataluña cuando se celebren. Si estas tres circunstancias se dieran -y así lo apuntan todas las
encuestas, todas- la única posibilidad para guarecerse del
chaparrón de la derrota sería salir corriendo buscando el cobijo bajo el árbol
del PP.
En el
partido de Casado esperan esta posibilidad como agua de mayo aunque suceda en
otoño y no son pocos los dirigentes ´populares´ que están convencidos de que
ese camino será inevitable para aquellos dirigentes de Ciudadanos que quieran
seguir en las instituciones.
En política puede perdonarse no tener aciertos, pero lo no se perdona nunca es cometer errores. Y, mucho menos, hacer el ridículo
En política
puede perdonarse no tener aciertos, pero lo no se perdona nunca es cometer errores. Y, mucho
menos, hacer el ridículo. Ciudadanos ha demostrado ser experto en lo segundo y,
a estas alturas, nadie está seguro de que no esté acercándose al umbral de la
tercera y definitiva puerta. Una puerta que separa la distancia entre ser un
partido o ser una banda.
El resultado
de las primarias y el clima previo a su Congreso anuncia tormenta. Al tiempo.
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