Miguel Cabrera
Periodista
⏩⏩⏩ La imagen de un grupo de jóvenes que no
hablan entre sí, utilizando sus móviles y comunicándose, quizás entre ellos
mismos, por este aparato no es una
leyenda urbana, sino una realidad que constatan a diario los profesores
de centros donde se permite su uso durante los recreos.
Ante estos hechos, y también como consecuencia de otros riesgos añadidos, la
Comunidad de Madrid ya ha anunciado que a partir del próximo curso ordenará que
la prohibición de utilizar el móvil se extienda también al tiempo del recreo en todos los centros
educativos de la región. Todo ello también ha llevado recientemente a la Junta
de Andalucía y al consejero de Educación, Javier Imbroda, a instar a la comunidad educativa de las ocho
provincias a abrir un debate sobre la regulación del uso del móvil en los
colegios.
"Estamos en pleno debate y queremos, como siempre, escuchar las opiniones de la comunidad docente", ha dicho el consejero
"Estamos en pleno debate y queremos como siempre escuchar las
opiniones de la comunidad docente", ha dicho el consejero, que ha añadido
que es un instrumento que "a veces puede ser útil y otras veces no".
El titular de Educación ha
considerado este debate como muy
interesante y ha sostenido que no existe una fórmula mágica, por lo que
ha apelado a que la comunidad educativa y las familias se pronuncien
"porque esto no pasa solo en los centros educativos, sino también en un
consejo de administración o en un almuerzo". Este periódico ha querido
también tomar el pulso a la
comunidad educativa local, en la que los profesores han respondido
de forma unánime a favor de la prohibición del uso libre del móvil en los
centros de la provincia, incluidos recreos.
Son los profesores quienes están mas convencidos de ello y quienes creen que el uso indiscriminado de estos dispositivos no aportan nada positivo
Son los
profesores quienes están mas convencidos de ello y quienes creen
que el uso indiscriminado de estos dispositivos no aportan nada positivo,
aunque comparten con los padres la idea de que los modernos teléfonos también
disponen de aplicaciones y usos que pueden resultar muy positivos y que pueden
ser útiles para el aprendizaje y la educación mediante un uso adecuado y
moderado. Son los padres
quienes muestran reticencias a la prohibición, aunque en líneas
generales también están de acuerdo con que solo deberían ser usados en los
colegios e institutos cuando los profesores los consideren necesarios para el
aprendizaje de sus asignaturas.
En cualquier caso, la propuesta del
consejero no ha caído en medio de un desierto, puesto que este debate ya estaba
abierto, de hecho, en el mundo de
la enseñanza, y ha dado lugar a conferencias, charlas y congresos
en los que se ha puesto sobre la mesa, también entre sindicatos, organizaciones
de profesores y asociaciones de padres.
El sindicato ANPE, por ejemplo ha
elaborado un decálogo del buen uso del móvil y las redes sociales en los
centros educativos, como indica su presidenta en Almería, María del Mar Golbano.
Ella defiende a
ultranza la prohibición, y habla de “tolerancia cero”, especialmente
en el marco de la lucha contra el acoso y la violencia escolar, algo para lo
que el móvil también se ha mostrado como un arma muy de doble filo. Por su
experiencia, está demostrado que hoy por hoy los niños y adolescentes no están
preparados para hacer un uso adecuado del móvil, “de forma que, si los
tienen en los recreos no se relacionan entre ellos, no juegan, y ni
siquiera desayunan porque les absorbe totalmente”, expone.
Pedro Jesús Ayala, director del CEIP
Francisco de Goya, también dice taxativamente que en este nivel educativo,
aunque muchos niños tengan ya
estos aparatos desde su Primera Comunión, no debe permitirse el
móvil, “salvo para contadas actividades concretas y programadas”. De hecho,
aunque los centros tienen autonomía, la mayoría lo tienen prohibido.
Pero también en muchos centros almerienses
ya está prohibido terminantemente. Es el caso del Colegio Portomagno de
Roquetas, que ha establecido un
sistema de ‘castigos’ gradual, de forma que si se encuentra un móvil a
un alumno, se le quita y se le entrega al padre. Y si el mismo alumno
repite, se le requisa y ya no se le entrega hasta final de curso, como informa
su director, Juan Padilla. Él tambiénpiensa que deben estar prohibidos tanto en
Primaria como en Secundaria, porque “las relaciones sociales desaparecen” con
ellos.
Amparo García, directora del IES Aguadulce, también es partidaria de esta prohibición, algo que se consensúa en los centros a través de los consejos escolares
Amparo García, directora del IES Aguadulce, también es partidaria de esta
prohibición, algo que se consensúa en los centros a través de los
consejos escolares. A su juicio, son los padres los que plantean más oposición
a la prohibición, “porque quieren tener localizados a sus hijos durante las 24
horas, aunque los centros ponen a su disposición sus teléfonos ”. Y en los
casos en los que no esté prohibido, como sucede en su propio centro, ella
plantea la idea de que los centros pongan en marcha “recreos inclusivos”, con
actividades para que los estudiantes puedan estar ocupados en otra cosa que no
sea el móvil. En el IES de El Alquián, en cambio, se aprobó por unanimidad la prohibición absoluta de
introducir móviles o cualquier otro dispositivo electrónico en el centro, como
dice el profesor Juan Palenzuela, quien además se muestra totalmente de acuerdo
con la medida.
Los padres consultados no apuestan tanto
por la prohibición como por la necesidad de regular el uso de los dispositivos,
como dice María del Carmen Matillas, presidenta de Fapace (Familias de alumnado
de centros educativos) en Almería. Y es que, a su juicio, los móviles, además
de permitir a los padres estar en contacto
permanente con sus hijos, pueden ser también muy útiles para la
educación si se utilizan de forma adecuada, controlada, responsable y de la
mano de los profesores. “No parece muy adecuado prohibir algo que todo el mundo
usa hoy en día”, dice.
En términos similares se expresa María
Paúl Rodríguez, presidenta de la AMPA del IES de El Alquián, quien cree que no
se debe prohibir, sino impedir su mal uso. Y añade que las medidas impuestas en el centro pueden
ser demasiado duras: “A los niños les quitan los móviles, los castigan sin
recreo y luego tienen que ir los padres a por los aparatos, como si hubieran
cometido un crimen”, se queja. Aunque también asume que los padres deben
contribuir a que los niños hagan un buen uso de los dispositivos.
Por su parte, Nuria Palomino, presidenta
de la AMPA del CEIP Teresa de Jesús de Santo Domingo, en El Ejido, incide en la necesidad de educar a los hijos en el
uso del móvil, pero también a los padres, puesto que, como se ha
podido constatar en su centro, tampoco han demostrado un buen uso, por
ejemplo en los grupos de wasap creados para controlar las actividades de sus
hijos, en los que han surgido problemas.
“Si padres y madres no saben dar un uso correcto, no es extraño que los
niños tampoco lo hagan”, dice. De ahí a que la asociación organizara una charla
formativa para las familias, en la que se les instruyó sobre el ciberacoso y el
‘sexting’, entre otras cuestiones.
Para ANPE, la prohibición en los centros
de Primaria no se debería siquiera cuestionar, y tampoco en los primeros años
de Secundaria, pues su uso ya ha originado graves problemas en algunos centros
de Almería, hasta el punto de que en cursos pasados alumnos llegaron a grabar a
profesores y a difundir sus imágenes en las redes sociales, algo que se llegó a
poner en manos de la Inspección Educativa, que abrió un protocolo de acoso
hacia esos maestros y el caso se llevó también al Defensor del Profesor. Pero la
presidenta del sindicato de educación enAlmería también piensa que no debe
permitirse el uso en los centros en niños de tercero y cuarto de ESO y
Bachillerato, “porque parece haberse demostrado que supone un freno a las
relaciones sociales de los adolescentes y jóvenes”.
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