Moisés S. Palmero Aranda
Educador ambiental y escritor
⏩ El tiempo empieza a pesar sobre nuestras cabezas. Ya no hay tantos
memes, videos y bulos circulando por los móviles, que los primeros días echaban
humo. Los aplausos en los balcones, aunque tan emotivos como al principio, ya
no resuenan tanto. No hay tantas ofertas de clases de zumba en directo, de
libros, conciertos y recetas de cocina gratuitos para descargar. Ha pasado la
novedad, hemos perdido las fuerzas acumuladas, la tensión de alerta, estamos
instalándonos en una nueva rutina. ¿Aburrimiento, depresión, agobio,
desmotivación, desesperación, relajación? No lo sé, no soy psicólogo, pero
comienza el tramo complicado.
Gráfico: Index |
Cuando los políticos decían que la semana pasada era la difícil se
referían a la curva de contagios, al famoso pico de las gráficas que tantas
veces nos han enseñado, pero poco se hablaba de que esta semana que empieza es
la de la verdad para la mayoría de nosotros, donde la fina línea que nos separa
de la locura puede romperse.
El aviso, aunque esperado, de que al menos estaremos quince días más, ya empieza a verse inalcanzable
El aviso, aunque esperado, de que al menos estaremos quince días
más, ya empieza a verse inalcanzable. Las familias con niños empiezan a pedir
poder sacarlos unos minutos a pasear, los autónomos a desesperarse porque ante
las promesas del gobierno las facturas siguen llegando a casa, los ERTE se
multiplican y los trabajadores, que no deberían temer su despido, empiezan a
dudar de los nuevos decretos. Los profesores de secundaria que confiaban en las
oposiciones, los estudiantes de selectividad, de la Universidad, los maestros
de primaria, esperan impacientes que se
tomen las decisiones que determinarán su futuro inmediato, y quizás el de largo
plazo. Muchas ya se han tomado, pero ante la cambiante e impredecible realidad,
todos desconfiamos.
Los psicólogos sabían que esto iba a ocurrir, porque, además de la
experiencia de China e Italia, ya están estudiados los estragos que hacen en
nuestra mente la falta de libertad, el miedo, la incertidumbre, la soledad, la
falta de sol, de compañía, la tensión acumulada durante días. Tienen infinitas
teorías para explicar lo que nos ocurre, lo que ocurrirá, pero nadie hace nada,
salvo confiar en las redes sociales, en los programas de entretenimiento que se
saltan las normas de seguridad que todos debemos cumplir y en el instinto de
supervivencia de cada de uno de nosotros.
Hay que permanecer alerta para no venirnos abajo, para ayudar a los demás a sobrellevar el último tramo del camino
Una vez superado el temor a la enfermedad, debemos seguir haciendo
un esfuerzo para mantenernos en tensión, para una vez salvado el cuerpo,
podamos salvar la mente. Hay que permanecer alerta para no venirnos abajo, para
ayudar a los demás a sobrellevar el último tramo del camino. Ahora es cuando
necesitamos las redes de ayuda, la creatividad de la gente, la energía de los
que la mantienen intacta, el ánimo, el agua y el bordón para no caer desfallecidos.
No podemos dejarnos llevar pensando que lo peor ha pasado, que por ver la luz
al final del túnel ya estamos salvados.
Y los primeros que deben dar ejemplo son los políticos, que una
vez comenzado el descenso en la curva, superado el miedo al colapso de los
hospitales, ya empiezan, de forma ruin, a posicionarse para las próximas
elecciones. Algunos no han abandonado la postura de ataque frontal al gobierno,
otros ya han empezado a poner fechas para dejar de apoyar y amenazan con exigir soluciones si no se les
escucha. Esa confrontación, esa falta de tacto, de no remar todos a una, ha
dejado en el ambiente popular una sensación de que lo malo ha pasado, y no es
así.
Es importante pensar en el futuro, plantearnos cómo nos vamos a organizar, a reinventar para salir adelante, pero no podemos llegar a esa nueva crisis económica desmoralizados, vencidos, desesperados
Es importante pensar en el futuro, plantearnos cómo nos vamos a
organizar, a reinventar para salir adelante, pero no podemos llegar a esa nueva
crisis económica desmoralizados, vencidos, desesperados, porque entonces
volverán a manejarnos. Necesitamos estar frescos, pensar con claridad, más
fuertes que nunca. Y para eso tenemos que cuidar la mente, el ánimo, la
esperanza, la ilusión. Si tienes algo que aportar hazlo ahora, porque es cuando
más necesitamos las ideas, la creatividad, el arte, el autoconocimiento, el
cariño, la confianza, el apoyo, la palabra, el silencio, la compañía, el humor,
el amor.
En las historias los héroes
tienen un momento donde dudan, donde caen de rodillas pensando si valió la pena
tanto esfuerzo y sufrimiento. Y siempre aparece una voz interior, o la magia de
los dioses, o la broma de los secundarios, para hacerle comprender que deben
completar su hazaña. Ahora es el momento donde tenemos que ayudar al héroe que
llevamos dentro.
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