Pedro Manuel de la Cruz
Director de La Voz de Almería
⏩ Hay una frase de Martin Luther King que
si, hace más de 60 años tenía vigencia, hoy es una exigencia ineludible para alcanzar la mejor meta aunque,
paradojas de la historia, haya sido propiciada en la peor de las salidas: “Es
posible- dijo el líder americano- que hayamos venido en embarcaciones
distintas, pero hoy estamos todos en el mismo barco”. Pocas veces tan pocas
palabras han reflejado mejor la situación de desasosiego e incertidumbre, de
temor y desaliento por el que transita el mundo en las últimas semanas.
Los cambios que está provocando la
pandemia han venido para quedarse y su recorrido de modificaciones radicales en la sociedad actual solo
son, hasta ahora, el prólogo de un libro que muchos pensaban que solo podría
llegar a su final en quince años y al que, quizá, llegaremos en veinte semanas.
La unión es la mejor arma frente al virus y la desunión en la mejor arma del virus contra la sociedad
Pero si los cambios en el escenario global
de la geopolítica o en el más doméstico de las relaciones económicas, los
comportamientos sociales y las actitudes personales van a ser radicales, hay
una circunstancia a la que no podemos renunciar si queremos que la
desorientación y los temores de hoy no propicien un futuro más imperfecto aun
de lo que las circunstancias actuales aventuran. Y esa circunstancia es la de
asumir todos, desde los líderes políticos o económicos a los últimos
ciudadanos de la última aldea del mundo que la unión es la mejor arma frente al virus y que la desunión en la
mejor arma del virus contra la sociedad. En lo sanitario, en primer
lugar- sin salud no hay vida-, pero también en lo económico.
Almería, tan heterodoxa, tan desunida casi
siempre, ha asumido, este principio irrenunciable y, prueba de ello, son los
acuerdos, primero de protección
sanitaria y después de reactivación socioeconómica, adoptados por
unanimidad en la Diputación y algunos ayuntamientos, con el de la capital en
primera línea. Esa debe ser la actitud, también, en los grandes municipios de la
provincia y esa debería ser la actitud en la gobernanza de las comunidades
autónomas y en la del Estado. En los primeros niveles, los más cercanos al
ciudadano, la esperanza tiene argumentos sobre los que sustentarse.
Pero, en el escenario de todo el
Estado, las perspectivas se
acercan al desaliento porque nunca una crisis tan grave fue
gestionada, desde el gobierno y desde la oposición, por una clase política tan
inmadura y tan adolescente. Una inmadurez que, afortunadamente, no ha
contagiado a las administraciones locales y provinciales y harían bien quienes
la protagonizan en adoptar medidas
preventivas para que el mal de la politización partidista no lo acabe
contaminando todo.
Deberíamos aspirar a ocupar un lugar destacado entre las provincias que más han propiciado la recuperación socioeconómica
Las decisiones del Estado marcan las
grandes líneas del futuro, pero donde también se construye el porvenir es en el
territorio más cercano al ciudadano. La provincia está haciendo bien los deberes en ese aspecto y
como la estrategia sanitaria frente a la Covid-19 en las residencias de
mayores, en los hospitales y en los centros de salud, también deberíamos
aspirar a ocupar un lugar destacado entre las provincias que más han propiciado
la recuperación socioeconómica. Hay que trabajar para consolidar esa posición.
Almería ha dado un ejemplo de como el
enemigo más temible que sufre el mundo desde la segunda Guerra Mundial no ha
sido capaz de hacerle perder su hegemonía
en el liderazgo de la producción agroalimentaria europea.
Continuemos recorriendo ese camino, y hagámoslo desde abajo, desde los
municipios y desde la provincia.
La historia de Almería ha estado marcada
siempre por una acumulación de derrotas. Quizá haya llegado la hora de doblar
ese cabo de las tormentas y emprender el camino hacia convertirnos en una
provincia de éxito. Tenemos fortalezas para ello. Siempre, claro, que los
irresponsables que esta semana hemos visto comportarse como si el virus ya
hubiera pasado aprendieran que no es así, ni muchísimo menos. Como decía el
líder negro asesinado en Memphis, en
este barco vamos todos y nadie puede abandonarse a ningún tipo de
irresponsabilidad, porque quien lo pague no será él sino toda la
sociedad. Nos estamos jugando el futuro; que ningún batallón de tontos de
guardia lo eche por la borda.
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