José Luis Sánchez Teruel
Secretario General del PSOE de Almería
⏩ Autorizar un hotel de 30
habitaciones, 70 plazas de
aparcamiento y piscina junto a la playa de Genoveses es una decisión política
del Gobierno de Moreno Bonilla que va en sentido contrario del
deber que tienen de conservar un espacio único como el que tenemos en Almería.
Una decisión política que expresa a la perfección lo que tiene en la cabeza
Moreno Bonilla cuando habla de revolución verde.
Para justificar su decisión andan diciendo
que en el expediente hay diez informes favorables, después nueve y por último
ocho, emitidos por el anterior gobierno, lo cual es una gran mentira para
camuflar que el Gobierno de Moreno Bonilla –y solo él– es quien ha dado
viabilidad ambiental al hotel en una zona frágil del Cabo de Gata. La decisión se camufla en la
rehabilitación de un viejo cortijo, donde van a invertir más de dos millones de
euros en unas obras para que en los corrales ahora se alojen los turistas.
Sin embargo, la instalación hotelera que la Junta pretende autorizar supone en la
práctica crear un nuevo núcleo de población, con cientos de personas y
vehículos circulando a diario por la única zona del parque que actualmente
tiene restricciones de acceso por sus valores ambientales y la necesidad
de descongestionarla de visitas. Habría más gente deambulando a diario de la
que hay en muchos núcleos de población de la provincia, algo que ambientalmente
sí tiene consecuencias.
Este tipo de instalaciones se pueden hacer
sin daño alguno en las zonas urbanas del Cabo de Gata y a esos lugares debería
remitir la Junta de Andalucía al promotor con argumentos ambientales, que los
hay.
Utilizar el ejemplo del hotel de El Sotillo, que se
anuncia diciendo que está en el centro de San José, para camuflar otro hotel en
los Genoveses demuestra que no tienen por dónde justificar su decisión,
porque El Sotillo no es Genoveses
ni es ese hotel de 30 habitaciones, 70 plazas de aparcamiento y piscina,
en el que van a invertir más de dos millones de euros.
Los actuales dirigentes de la Junta de
Andalucía conocen poco el parque del Cabo de Gata, no lo han pisado mucho, y
por ello deberían escuchar a su órgano de participación y a la sociedad
española, que está diciendo que, ahora que solo hay papeles, es el momento de
parar este disparate. La verdadera
revolución verde sería optar por comprar para lo público esa propiedad, como
hizo el anterior Gobierno de Andalucía con más de 500 hectáreas del parque. Lamentablemente,
no es eso lo que tienen en la cabeza los gobernantes actuales de la Junta de
Andalucía cuando hablan de revolución verde, para ellos es solo
camuflaje.
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