Miguel Cabrera
Periodista
⏩ La vieja idea de rehabilitar el cortijo de
Las Chiqueras, en la bahía de Los Genoveses, para destinarlo a alojamientos de turismo rural se ha
materializado por fin en un proyecto que para la familia propietaria de los
terrenos es motivo de orgullo y ejemplo de turismo sostenible. Los promotores entienden que el proyecto
mantiene el mismo espíritu y la misma filosofía que habían marcado desde hace
un siglo José González Montoya y Francisca Díaz Torres, doña Pakyta, nombrada
en 2010 Hija Predilecta de Andalucía, precisamente por proteger este espacio del turismo del ladrillo, y por haber
hecho posible, por ejemplo, que playas como las de Mónsul o Los Genoveses se
mantengan hoy casi vírgenes.
Los herederos del matrimonio, que forman
el grupo Playas y Cortijos y administran la mercantil Torres y González Díaz
SL, que promueve el ecohotel, piensan además que se trata de un proyecto del
que también la sociedad almeriense en general debe sentirse orgullosa, pues a
su entender promoverá y apoyará un
turismo sostenible, será un elemento dinamizador de la economía local y servirá
para divulgar los valores del espacio donde se encuentra, en la
Hacienda El Romeral de la Bahía de los Genoveses, a más de un kilómetro de la
conocida playa. Son justo los objetivos marcados por el Plan de Ordenación de
los Recursos Naturales (PORN) del Parque Natural de Cabo de Gata-Níjar, donde
se encuentra la finca.
Sin embargo, la familia de Doña Pakyta
reconoce ahora sentirse “desconcertada” porque su proyecto se ha presentado
desde distintos ámbitos políticos y ecologistas como un ejemplo de todo lo
contrario a ese desarrollo sostenible que pretende promover, como un nuevo
Algarrobico instalado poco menos que en primera línea de la playa de Los
Genoveses. Es decir, como un
ejemplo de todo aquello contra lo que en realidad la familia viene luchando
desde hace décadas y que ha conseguido evitar, pese a ofertas
multimillonarias desde el boom del turismo de masas en los años 60.
“Nos han llegado a llamar amigos para
pedirnos perdón, porque habían firmado en internet un escrito contra el
proyecto, pensando que se trataba de un macrohotel en la arena de la playa, y
para decirnos que cuando han sabido que se trataba de la rehabilitación de Las
Chiqueras se han llevado las manos
a la cabeza”, explica un portavoz de la familia.
Para salir al paso de todo ello y explicar
la “realidad” del proyecto, el grupo ha difundido sus “diez verdades” sobre
este ecohotel, que contará con una
treintena de habitaciones gracias a la rehabilitación de casas y corrales de la
cortijada, que tiene una superficie total de 26.925 metros cuadrados,
aunque la superficie construida, que no se ampliará, es de 1.470 metros
cuadrados.
Los siete cortijos que serán rehabilitados
mantendrán la tipología de las construcciones tradicionales de la zona, serán de una planta, de fachadas sobrias, con
carpintería exterior de madera y evitando tonos metálicos. Además, el
espacio contará con una piscina que tendrá la apariencia de una alberca
tradicional.
Junto a esos siete cortijos se mantendrá la ‘Fábrica de cuerda de crin’,
rehabilitada desde hace años por interés social y que mantendrá su función
actual para la recuperación y puesta en valor del patrimonio etnográfico y
agroambiental de la zona, vinculada a la elaboración del esparto, la ganadería
y las explotaciones cerealistas.
Esta relación de verdades de la empresa
comienza informando de que la cortijada se encuentra a más de un kilómetro de
la playa de Los Genoveses, para desmentir uno de los bulos que se están difundiendo masivamente, sobre todo
a través de las redes sociales. Otro de estos bulos ha sido la equiparación de
este proyecto con el hotel de El Algarrobico, una edificación que pesa como una
losa en el imaginario colectivo respecto al parque natural.
El PSOE, por ejemplo, ha pedido a la Junta
que no convierta estos cortijos en un nuevo Algarrobico, que fue construido
precisamente durante su etapa en
la dirección del Gobierno andaluz.
Sin embargo, en Las Chiqueras “en ningún caso se enladrillará el espacio”,
según los propietarios, que dicen sentirse utilizados, y lamentan que el
ecohotel se haya convertido en un arma para la confrontación política.
En su escrito de verdades sobre el cortijo
de Las Chiqueras, los promotores informan de que el proyecto cumple con todas
las normas y leyes de aplicación, tanto el PORN ya mencionado como el Plan
Rector de Uso y Gestión (PRUG) del parque natural, y el resto de normas
urbanísticas, como también han
certificado el Ayuntamiento de Níjar y la a Junta de Andalucía.
Ante la principal alegación ecologista –ya
resuelta negativamente, por cierto, por la Administración autonómica-, que dice
que el hotel se enclavaría en una zona de protección C-1, no urbanizable y
destinado a la agricultura tradicional, y en la que por tanto no estaría
permitido en ella un uso turístico, la promotora sostiene que el PORN señala en
su apartado 4 que las construcciones destinadas a otros usos en estos espacios
protegidos “deben tramitarse como
actuaciones de interés público, como se ha hecho”.
No en vano, argumentan que en la familia
ha mantenido desde hace décadas en la finca de 3.500 metros cuadrados en la que
se encuentra la cortijada una agricultura y una ganadería ecológicas – la
empresa cuenta en unas 600 hectáreas de terreno con seis personas que trabajan
todo el año en plantaciones de alfalfa y cebada y en el cuidado de un millar de
cabras blancas celtíberas- que prácticamente no les ha proporcionado
beneficios, pero que cumplen una
importante labor de conservación del ecosistema y fomenta la biodiversidad.
En el ecohotel se llevarán a cabo, además, actividades relacionadas con la
promoción de estos valores y tradiciones, como también seguirá haciéndose en la
Fábrica, que es visitada, por ejemplo, por cientos de escolares de la provincia
todos los años.
Desde hace un siglo El grupo Playas y
Cortijos asegura que el ecohotel de Las Chiqueras no abre las puertas a una
explotación descontrolada del parque, como también se ha llegado a decir estos
días, “sino todo lo contrario”. Y señala que el propio PORN establece que “las
rehabilitaciones con fines agroturísticos vinculados al necesario desarrollo
rural sostenible de la población residente del espacio natural se han
convertido en la única oportunidad
de conservación y rehabilitación de su patrimonio arquitectónico”.
“Desde hace 100 años, primero de la mano
de José González Montoya y doña Pakyta Díaz, y después a través de esta empresa
fundada por ella en 1988, se ha venido actuando en la defensa y preservación de
los valores medioambientales de la zona. No vamos a atentar nunca contra los intereses del parque porque no va en
nuestro ADN”, afirman.
“Es un disparate considerar que esta
empresa tiene un fin especulativo o de enriquecimiento distinto a su deseo de
conservar el espacio, y este proyecto es precisamente la forma de poder
hacerlo, de una forma sostenible e integrando incluso elementos innovadores de
energías renovables. El objetivo de la rehabilitación de este cortijo es poder
seguir trabajando en su conservación y, dado su interés público, abrirlo a la sociedad para que pueda
seguir siendo disfrutado de una forma sostenible, al igual que se
realiza ahora con acciones educativas y de transmisión etnográfica que van a
potenciarse”. Al margen, como es obvio, de que cualquier empresa tenga todo el
derecho del mundo a conseguir beneficios, el grupo expone de esta forma entre
sus ‘verdades’ cuál es la idiosincrasia de este proyecto.
Defensores del Parque Natural Parte
del desconcierto de los promotores del proyecto viene del hecho de que se les
esté acusando de atentar a los valores medioambientales del parque, es decir de
los mismos valores que ellos intentan defender con todas sus fuerzas, según
mantienen. “Esta empresa es la primera
interesada en que no se realicen ni autoricen actuaciones que vayan
en contra del parque, tal como ha demostrado en su larga trayectoria y con su
actividad ecologista y sostenible, que le han hecho merecedora de importantes
reconocimientos, como el nombramiento de doña Pakyta como Hija Predilecta de
Andalucía, el Premio Andalucía Medio Ambiente o el Premio Desarrollo
Sostenible”, dicen en el escrito con el que han querido dejar clara su posición
respecto a su proyecto de alojamiento rural en Las Chiqueras.
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