Diego Escobar
Agente Literario
Ana Cabeza Leiva (Oviedo), orientadora educativa afincada en
Almería, publica el cuento “Belinda”, editado por Letrame Grupo Editorial. Las
ilustraciones de la obra, que pretende ayudar a los más pequeños a identificar las emociones, están elaboradas por Juan
Crossa.
Ana Cabeza Leiva (Letrame) |
Tras un largo tiempo en el trato con niños, es orientadora
educativa, Ana Cabeza considera de vital importancia que, desde bien
pequeñitos, los niños y niñas aprendan a identificar sus emociones, a ponerles
nombre, a entender que no existen emociones buenas ni malas, si no que todas
ellas son completamente necesarias en su desarrollo como personas. “Es
necesario educar en emociones desde la etapa de Infantil, para que aprendan a
gestionarlas de forma adecuada y a prevenir muchos de los problemas que pueden
producirse durante la adolescencia y la edad adulta”, asegura la ovetense.
Cuestionada por lo que hace distinto “Belinda” a otros cuentos, la
escritora reconoce que la mayor parte de los cuentos infantiles sobre educación
emocional tratan sobre las emociones más básicas, mientras que ella quería escribir
un cuento en el que apareciesen emociones menos conocidas para los más pequeños,
pero igual de importantes.
Portada del libro |
La protagonista de la historia es la única hormiga de color rosa
que se conoce en el mundo, y que vivirá una serie de aventuras para encontrar
comida y transportarla hasta el hormiguero, pasando por diferentes estados
emocionales a medida que avanza la trama del cuento. En este maravilloso camino,
conocerá a una serie de personajes que ayudarán a Belinda a conseguir ese
objetivo: el oso hormiguero Perezoso, la mariquita Clementina y la abeja Zum.
“La construcción de los personales de este cuento infantil están concebidos
desde la idea de simplificar la naturaleza de los personajes para captar la
atención de los niños y niñas. Las estructuras de los personajes parten de
formas simples y geométricas, de la misma forma que los niños y niñas
representan a través de estas formas la naturaleza. Por tanto, todas las
ilustraciones parten de un carácter tierno, desenfadado e informal, que conecta
con otros conceptos como son la creatividad y el juego”, finaliza Cabeza.
Para la autora, el éxito de su obra empezaría porque los niños
aprendieran a identificar las emociones que se presentan en las páginas del
cuento, pudieran comprenderlas y aprendieran a manejarlas de forma adecuada, es
decir, que poquito a poco comenzasen a autorregularse emocionalmente. El propósito de ayudar es lo más candente en
esta historia que los primeros lectores califican de amena, cautivadora,
divertida, original, o diferente, además de alabar la calidad de las
ilustraciones.
Un cuento que ayudará a los más pequeños a identificar emociones menos
conocidas para ellos y a comprender que todas ellas colaboran en su desarrollo
como personas.
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