Moisés S. Palmero Aranda
Educador ambiental y escritor
⏩ Parto de la idea de que es un mal titulo. Demasiadas connotaciones
políticas con las que poder ironizar, demasiados prejuicios e ideas
preconcebidas sobre el respeto al medio ambiente en el municipio. Además no es
una revolución, porque no está siendo un cambio brusco, violento, sino todo lo
contrario, es silencioso, imperceptible, invisible para la mayoría de la gente.
Las apuestas por la conservación de los valores ambientales no son
muy habituales en la política, porque no generan una foto rápida, una medalla
que lucir en la solapa en las siguientes votaciones, una placa que puedan leer
las futuras generaciones. Por eso no es normal que se hagan, porque nuestros
políticos piensan a corto plazo, en mantener su sillón, el poder, porque la
naturaleza en nuestro país, por ahora y por desgracia, no gana elecciones. Por
eso, cuando alguien toma decisiones de este calibre, a pesar de las
consecuencias que le puedan acarrear, hay que reconocerle su osadía. Luego el
tiempo dirá si las apuestas fueron acertadas.
Les pongo algunos ejemplos de lo que este verano ilusionante en
materia de conservación ambiental estamos viviendo en El Ejido.
El primero que hay que destacar es la ordenanza para prevenir y
controlar los mosquitos y moscas. Es la primera que se hace a nivel andaluz y
después de muchos años criminalizando el medio natural y gastando ingentes
cantidades de euros en fumigaciones poco efectivas, se reconoce que el 80% de
los insectos que tanto nos molestan los generamos nosotros en nuestra vida
diaria. Mal cuidado de los jardines y piscinas, acumulación innecesaria de
residuos de todo tipo, falta de limpieza de determinadas infraestructuras e
industrias son algunos focos en los que se pone el acento.
En ella se recoge que la solución pasa por la colaboración y
participación ciudadana para enfrentar el problema, por el cambio de hábitos sencillos. Además se
recalca la importancia de conservar y favorecer la fauna urbana que nos ayude a
controlar las plagas, y a repensar las especies botánicas que incluimos en
nuestros jardines. Dedicar tiempo y recursos a proteger los nidos de
golondrinas, de aviones, de vencejos, de favorecer la presencia de murciélagos,
de plantar romeros, tomillos, citronela, es una apuesta por naturalizar nuestro
municipio, por aprovechar los servicios ecosistémicos, gratuitos y sin efectos
secundarios, que nos ofrece la biodiversidad con la que convivimos.
Otro ejemplo es la
intención de poner en valor el Paraje y la Reserva Natural de Punta Entinas
Sabinar. Después de vivir décadas de espaldas a este espacio protegido
resaltando los aspectos negativos, echando balones fuera, este verano han
decidido incorporarlo al municipio para que los vecinos, los visitantes, los
turistas conozcan la joya ambiental, los ecosistemas únicos de los que pueden
disfrutar en sus ratos de ocio. La planificación de un centro de
interpretación, el futuro arreglo del sendero GR 92, las visitas guiadas que se
están ofreciendo durante todo el verano
desde la Concejalía de Turismo, la restauración de la Torre de Cerrillos y el
fomento de la educación y voluntariado ambiental entre sus jóvenes, son algunas
de las apuestas del ayuntamiento para resaltar esa naturaleza que sorprende a
todos los que aprenden a mirarla.
Pero la apuesta más valiente de este verano en materia de
conservación ha sido la de no retirar los arribazones de Posidonia oceánica de
una de las playas de Almerimar. Lo fácil, como se ha hecho siempre y hacen
otros municipios, era meter una maquina y dejar la arena limpia para poner las
toallas. Sin embargo han asumido las críticas, los ataques de parte de la
ciudadanía y de los partidos de la oposición que los acusan de no limpiar las
playas de cara al turismo. Una decisión que garantiza la calidad de las aguas,
la protección de la costa frente a la erosión, la lucha contra el cambio
climático, el aumento de la biodiversidad. Inversiones a largo plazo que nadie
reconocerá.
Soy consciente de que aún queda mucho por hacer, que, a pesar de
los grandes esfuerzos realizados, todavía hay mucho trabajo por delante para
que los grandes impactos que la agricultura intensiva genera en nuestro entorno
no lleguen a ser irreversibles, pero estas pequeñas acciones, para muchos sin
importancia y de cara a la galería, para mi denotan un cambio de mentalidad,
una apuesta de futuro, un compromiso por los ciudadanos de El Ejido, el inicio
de una revolución verde. Bosques verdes, verde arto, verde lentisco, casas
verdes que nos alimentan, verde que te quiero verde.
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