Luis
Miguel Cáceres
Portavoz
del PSOE en Pulpí
Cualquier equipo jurídico desearía una prueba tan irrefutable para
ganar un caso como el ocultismo mantenido desde el equipo de Gobierno del PP de
Pulpí sobre la visita de Pablo Casado a la Geoda el pasado día 12. En
circunstancias normales, las redes sociales municipales, vehículo de propaganda
de primer orden, hubieran ofrecido hasta el más mínimo detalle del evento,
acompañado de un gran despliegue gráfico.
No debería andar la conciencia del alcalde muy tranquila cuando
todo se llevó en el más absoluto de los silencios. ¿Por qué no se dijo nada?
¿Estaban presentes miembros del equipo de Gobierno con sospechas de estar
contagiados por coronavirus? ¿Era consciente el señor Casado de que se estaban
haciendo las pruebas sus acompañantes? Si estaban esperando el resultado, ¿no
deberían haber guardado cuarentena? Finalmente, y no menos importante, ¿se puso
en riesgo a los trabajadores de la Geoda?
Desde el Grupo Municipal Socialista de Pulpí se han planteado
estas cuestiones tan pertinentes como desatendidas. En vez de colgar fotos con
las espectaculares vistas de las que goza desde su vivienda y pueblo, el
alcalde debería dar cuenta a los vecinos y vecinas de manera detallada del
porqué de este acto mayúsculo de irresponsabilidad. Tenía que explicar el
porqué de ese cinismo político -nada extraño en el PP, por otra parte- que le
lleva desde las instituciones a culpabilizar a la ciudadanía de los rebrotes
mientras se organizan excursiones de alto riesgo para agasajar al líder de su
partido.
Una doble vara de medir que es seña de identidad de la derecha con
el agravante, en esta ocasión, de que se puede poner en peligro el bien más
preciado de la persona, como es su salud. En este contexto, el PSOE ha
registrado en el Ayuntamiento de Pulpí una serie de preguntas con objeto de
clarificar este asunto. Es obligación del equipo de Gobierno del PP informar y
ser transparente con la ciudadanía, que es a quien se deben, y no ejercer de
súbditos sumisos con los gerifaltes de su partido.
En un momento de grave crisis sanitaria, con unos repuntes en la
provincia hasta ahora desconocidos, la irresponsabilidad de los dirigentes del
PP y su falta de respeto hacia Pulpí y hacia Almería tuvo continuidad en el tiempo
con el mitin organizado en la provincia en el que el presidente Moreno Bonilla
reapareció, por fin, ante la sociedad, pero no fue para ofrecer soluciones,
sino para eludir toda responsabilidad y para salir en la foto haciendo méritos
ante su jefe de filas.
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