Antonio Torres
Periodista
⏩ Al inspector de Sanidad Diego Hermosilla
Fernández se le ha dicho adiós ayer tarde en Sorbas. Era una persona muy
apreciada en diversos ámbitos. Tras ejercer varios años de farmacéutico en
Fines, y su esposa Encarni Mañas como profesora en Olula del Río, el matrimonio
apostó por la capital y ahí continuaron sus carreras y con el sueño de
facilitar a su hija Elena las mejores salidas estudiantiles. Y estar más cerca
de su madre Filomena, una mujer que, pese a su edad avanzada, sigue siendo un
ejemplo de laboriosidad para muchísimas personas y que ha dado muestras de
entereza.
Diego Hermosilla (Loa) |
En Sorbas no se podía respirar por el dolor causado por la muerte de
su gran vecino durante la misa de las 18.30. Hermosilla, como inspector de
Sanidad, adscrito al Distrito Almería, ha sido un profesional brillante. Nunca
perdió de vista la agricultura, la defensa del medio ambiente, la problemática
que aparece en Molino las Canales y la sobreexplotación del acuífero Río Aguas.
Nos ha dejado su sentencia de que habrá consecuencias de todo tipo si se deja
morir al cauce.
Voraz lector no se perdía ningún acto cultural. En la plaza de
Sorbas, dónde tantas veladas pasamos, he comentado con el pintor y escritor
Pedro Soler Valero los contenidos de la revista El Afa, de Sorbas. Hace 15 días me pasó el pdf de la crítica que hacen del libro
sobre el Crimen de Níjar de 1928 que dio lugar a Bodas de sangre de Lorca. Era
un lector atento con los amigos. Era uno de los artífices de vernos cada cierto
tiempo con los alumnos del Instituto de Vera, donde estudió, y una buena
representación ha acudido para despedirle.
Fue un gran deportista. Destacó en
el balonmano en aquel equipo potente con mi paisano Pedro Gómez Molina o José
Berruezo. Admiraba a Casillas. Se le recuerda. Buenas estiradas de portero de
fútbol, destacando sus actuaciones en los mejores años del CD Vera, junto a su
cuñado Miguel Ángel, y sus partidos con un gran Sorbas, su pasión, donde nació
en 1956. El alcalde José Fernández acudió en representación de la corporación.
Veterano socio de la UD Almería, equipo al que hemos seguido por media España,
junto a su apreciado y paisano Joaquín Amérigo, al que siempre llamó Kin. Los
descansos en el Mediterráneo serán diferentes. Era como un rito. Bajábamos
Amérigo y su hermano, Ángel M. Roldán, más amigos como Ramón Carmona El Peña,
de Vera, entre otros Soria, Jerónimo Parra y entonces aparecían Miguel Ángel
Mañas y Diego Hermosilla que leía los partidos mejor que nadie.
Persona de
vasta cultura, humor irónico, muy fino, elegante, hacía que todos lo
admiráramos. En los malos momentos, siempre mostró serenidad. Recuerdo las
noches en Hospital Provincial cuando una dura enfermedad acabó con la vida de
su padre, tras ejercer de emigrante en Alemania. También hemos estado en
diversas circunstancias como la prematura muerte de su primo Diego, compañero
de piso y de sueños en su piso de estudiante en Granada. Son ahora decenas de
testimonios que he ido recibiendo de todo el mapa provincial para llorar la
muerte de un gran hombre. Responsable desde que era un niño cuando acompañaba a
su primera maestra, mi prima Ana Simón Jódar, por aquellas cortijadas de su más
tierna infancia. Los veranos de esa juventud recogía alcaparra e impartía
clases particulares de recuperación. En cualquier actividad era brillante.
Un gran estudiante, uno de los mejores,
con las notas más brillantes, becario con todo lo que ello representa. Una vez
me colé en una de sus clases de la granadina Facultad de Farmacia. El profesor
preguntó a cinco alumnos y me sentí orgulloso de que Diego fuera quien dio con
la solución de un complejo problema. Es el amigo que siempre estaba ahí. Le he
acompañado en cualquier acontecimiento desde la compra de vehículos o buscar su
primera Farmacia desde el Andarax hasta Nijar. Con el profe Juan Torres llegó
hasta Fines donde todavía lo siguen recordando por sus trabajos solidarios.
Hizo las prácticas en la farmacia Belmonte de Vera. Junto al profesor Eugenio
Carretero, cansados de hacer autostop desde Sorbas o Los Gallardos, organizamos
los primeros viajes en autobuses desde varios puntos de la provincia para
fomentar San Marcos en Ohanes. Es una de las batallitas de las que nos
mostrábamos satisfechos cuando no éramos ni adolescentes.
Hemos compartido
viajes y momentos maravillosos. La estancia de una semana en Nueva York fue el
que más permanece en el recuerdo. Si en el viaje de estudios de COU, pedimos
permiso a nuestro profe don Simón Soler para salirnos del grupo una mañana y
saludar a su familia de Palma de Mallorca o al gallardero Juan Llorente en
Barcelona, en la ciudad que un loco mató a John Lennon, nos reencontramos con
el mojaquero Miguel Sáez y la familia de Luis Ros de Los Gallardos. Hay
muchísimas más vivencias o cosas positivas que se agolpan. Cuando se cumplen
años, uno se hace más exigente con los amigos y si ves que se arrugan, o no te
cuentan todo, los bajas de escalón. Diego nunca falló. Confianza mutua. Una
persona íntegra, de palabra a la que debemos imitar. Son las 23.40 y sigo
recibiendo decenas de mensajes. Cualquier resumen por definición es injusto. Y
resumo: La profesora Mari Carmen Morales recitó a los amigos Compañero de viaje
de Gil de Biedma y el doctor Antonio Rodríguez: “Si existe otra vida, me pido
volver a ser tu compañero de instituto. Ya te echo de menos amigo, hermano, te
quiero. Descansa en paz”.
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