In memoriam: Jesús Verdejo

Tony Fernández
La Voz

La vida y la obra de Jesús Verdejo es tan grande que se escapa de mis tiempos. Fue jugador del Almería y hasta el último de sus días su embajador más fiel. Pero me quedo con el hombre que a comienzos de los años ochenta jugaba en los veteranos del Almería y quiso dar un paso más para todos aquellos que quisieran disfrutar jugando, lo hicieran de una forma reglada. Se sacó de la chistera un torneo con cuatro equipos que sería el germen de la Asociación de Futbolistas Veteranos de la Provincia de Almería (AFVPA) a la que dio vida y presidió casi 30 años con gran señorío.

Jesús Verdejo

Almería siempre le estará agradecida a Jesús Verdejo por poner a jugar primero a cientos, y luego a miles de futbolistas, que estaban apartados de sus clubes, de sus compañeros y de sus amigos del alma. Un día Verdejo activó el botón de una Liga de Veteranos y puso a jugar de nuevo a esos niños del ayer que disfrutaron como nunca en los campos de la provincia con una competición reglamentaria por la que tanto luchó un presidente ilusionado. Eran cuatro al principio, luego doce, veinte... hasta disparar las cifras de clubes en una AFVPA que hizo sombra al fútbol de la Federación Almeriense, hasta el punto de contar con los mejores jugadores de la provincia repartidos por unos equipos que el propio Verdejo iba recibiendo en su despacho y los alentaba a seguir por el buen camino. Hoy todo está en manos de Torres Caravaca como antes Ángel Rubia o Guillermo Sáez, que fueron los alumnos aventajados de un Jesús Verdejo feliz viendo crecer su gran obra.

Ha sido un señor del fútbol y una persona cariñosa y cercana que cada Navidad sentaba a más de 600 comensales a la mesa, y nos regalaba la presencia de una figura del fútbol como gran invitada. Nada ni nadie se le resistía a un Verdejo que siempre le dio caché a su tierra y ese señorío que traía de serie: tratando a todos con un infinito respeto. Nunca hubo discusión con Jesús Verdejo. Era dialogante hasta en los momentos de máxima tensión. Sabía que jugaba con la ventaja del enorme respeto que le profesaban sus hombres más cercanos y el fútbol de Almería en general.

Jesús pudo ser del Poli o del Ceefe. Pero era tanta su grandeza que se hizo de los dos, y lo querían por igual hasta que llegó la Unión y a ella se entregó en cuerpo y alma siendo consejero y embajador en los tiempos grandes de Primera División. Siempre el primero en el autobús del Almería por los campos de España, y siempre echando una mano a Alfonso García, al que regalaba sus mejores consejos. Siempre le vamos a recordar por su sencillez y cercanía. Por ese cariño que siempre derramaba sobre los que le rodeaban, y por sus profundos conocimientos del fútbol. Hablaba poco y sabía mucho. Ha sido Jesús Verdejo un enamorado de todos sus Almerías y un señor del fútbol veterano. Hizo que miles de jugadores volvieran a nacer para el deporte de su vida en una actividad a la que le dio vida y supo organizar. Verdejo se marcha rodeado de un infinito cariño.

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