El sindicalista, exdirigente
nacional de USO, aprovecha el descanso en Bacares para escribir varios
libros. “Llegué en septiembre y todavía no sé cuando regresaré a mi casa de
Barcelona por culpa de la grave situación, por culpa de la pandemia. Aquí estoy
autoconfinado. En Bacares tengo una casa hermosa, restaurada. Era de mis padres
de la que salieron para Barcelona a buscarse la vida como millones de
andaluces. Soy hijo de agricultor,
anarcosindicalista, republicano y cristiano. Se dedicó también a la industria
en Barcelona. Mi madre, Ángeles, trabajó para varias distribuidoras
cinematográficas, repasadora de películas, después de cada exhibición para que
no se dañara el sonido. En casa siempre hubo libros, música, cine. Y lo sigue
habiendo con una buena filmoteca”.
El exsindicalista lleva escribiendo casi toda su vida. Tiene en mente Historia de una pasión que incluirá la militancia desde 1962, plena dictadura, cuando tenía 16 años en el Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC). Mi paso por la Unión Sindical Obrera (USO) o la vicepresidecia de la Confederación Mundial del Trabajo. Hay tanto que contar!
Es partidario del uso
de los ERTE, una medida preventiva de contención a raíz de la pandemia. “Son
una batería de medidas que aplicó este gobierno con el criterio de atenuar los
costes de la pandemia a la espera de que se supere e ir a una recuperación
económica. Antes era un sindicalismo propio cuando salíamos de una
dictadura. Compromiso ideológico, pasional y mucha alma. Ahora todo es más
pragmático. La gravedad de los problemas de hoy aconsejan un sindicalismo más
fuerte con más dimensión sociopolítica, más nervio porque la desigualdad social
deja mucho desgarro en las familias. El nivel de desigualdad e injusticia
social es muy grande. Los tiempos requieren de un sindicalismo muy comprometido
que genere empleo de calidad o transforme el modelo productivo para los jóvenes
que hoy son calificados hasta los 35 años y no pueden comprarse una casa. Sí,
estuve en la cárcel dos meses en Carabanchel y allí estaban los famosos
torturadores aunque nuestra consigna era no abrir la boca”.
El Consejo de Ministros, presidido por Rodríguez Zapatero, aprobó en 2011 la concesión de Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo a Manuel Zaguirre Cano (Bacares, 1947). El ser profeta en su tierra le llegó por la iniciativa del alcalde de Bacares, José Segura, al imponerle la Insignia de Oro. Zaguirre dedicó la insignia de oro a sus padres. Seguro que el presidente de la Diputación Javier Aureliano García tomará nota para que la provincia lo reconozca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario