La Belén del siglo I era un pueblecito con un clima parecido al de Berja, con un temperatura en diciembre de 3-7 grados y ocasionalmente con unos pocos días nevados al año. Edificada en una la loma, nos aparecería una población pequeña seguramente cercada por una antigua muralla desmochada y mal conservada, quizás de la época de su paisano el Rey David.
Al lado comenzaba un extenso llano donde se cultivaba trigo y cebada además de pastoreo. Puede que debido a su riqueza en la producción de cereales la ciudad recibiera el nombre de Bet-Léjem, palabra en hebreo que significa «Casa del pan». Las mayoría de las viviendas eran modestas y hechas de ladrillos de adobe. Estaban encajonadas (nos recordarían a la Chanca de hace años) y con varios niveles. El más bajo servía como una especie de establo (como en la Alpujarra), daba calor al resto de la vivienda y servía para guardar los animales. Si estos no estaban, también podía usarse de taller.
En el nivel más alto estaba el comedor,
los dormitorios y muchas tenían un acceso al tejado por una escalera exterior.
Viendo esa distribución, es muy probable que Jesús (Yeshúa) naciera en la parte
baja de una casa al no haber sitio arriba. No pidieron hospedaje, por lo que lo harían en
casa de un familiar por ser la ciudad de nacimiento de José (Yosef).
Las casas de los más ricos, algo distintas, eran de piedra y argamasa. Las habitaciones se distribuían alrededor de un patio central y empezaban a utilizar algunas influencias de técnicas romanas constructivas.
¿Nació Jesús en invierno? Es muy probable que no, ya que en el Imperio Romano llamaba al censo en época seca (Mayo-Septiembre) y nunca al principio de Invierno, por lo que es casi imposible saber el día exacto, el mes quizá sea más fácil. Pero se celebra que nació, en la cultura occidental está muy arraigado, sirve para unir y hacernos mejores aunque sea un día. Acordarse de los que no están, de los que están, de los que sufren y de ser mejor persona.
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