Sostenía Peter F. Drucker, considerado el mayor filósofo de la
administración, en uno de sus tratados que la superficialidad era el cáncer
capital de la gestión y se caracterizaba por no saber o por no querer acercarse
a los problemas reales y, por lo tanto, no canalizarlos adecuadamente sin haberlos
estudiado, lo que provocaría una toma de decisiones errónea que, al final,
acaba pagando la ciudadanía. Ese mal era copiado por algunos políticos cuya acción
se basaría exclusivamente en la frivolidad y en la superficialidad.
Esta reflexión ejemplifica la ‘política al peso’ y el salir en la
foto a cualquier precio que es, básicamente, lo que ha caracterizado al
Gobierno andaluz de Moreno Bonilla durante estos dos años. Después de perder
apoyo ciudadano y diputados se alió con los perdedores para hacerse con las
riendas de la Junta de Andalucía y, en estos dos años, ha desarrollado una
gestión superficial basada en la propaganda, la confrontación y la manipulación.
Siguiendo el argumento de Drucker, quien ha salido perdiendo ha sido Andalucía.
PP y Cs han deteriorado los servicios públicos con una disminución de unidades escolares, de personal sanitario y menos prestación en Dependencia, entre otros
Moreno Bonilla comenzó su mandato con una bajada de impuestos. A
los más ricos. Esa era su prioridad en lugar de continuar la senda de los
anteriores gobiernos socialistas que era bajar impuestos a clases medias y
trabajadoras. Después, el presidente andaluz y líder regional del PP, comenzó
el desmantelamiento de la sanidad y la educación públicas destruyendo en dos
años 200.000 empleos lo que contrasta con aquella promesa electoral de aumentar
el trabajo en 600.000 puestos más. Pero no. Lo cierto es que PP y Cs han
deteriorado los servicios públicos con una disminución de unidades escolares,
de personal sanitario y menos prestación en Dependencia, entre otros.
A este deterioro premeditado de los servicios públicos, se
une la falta de políticas activas de
empleo desde planes para ayuntamientos al abandono a las empresas señeras y
locomotoras de la innovación en Andalucía, como Abengoa, Airbus, Coca-Cola, o
la falta de un plan potente de apoyo a los autónomos que ahora claman por la
pandemia ayudas sin que Moreno Bonilla sea capaz de arbitrar un auténtico plan
de rescate que no sean avales a los que la mayoría no pueden acceder.
Y como colofón a esta pésima carta de presentación y con la
superficialidad y la propaganda como base de su trabajo llega la gestión a esta
pandemia. El presidente andaluz culmina los meses caóticos de su actuación ante
el Covid19 con un anuncio al más puro estilo Ayuso asegurando que Andalucía
cuenta con el ‘mayor presupuesto de la historia’. Por cierto, siempre es el
mayor de la historia, porque siempre es más elevado. Además, en comparación a
otras comunidades es el que menos crece, un ridículo 3%; muy superado por otras
regiones como Galicia -14%- o Castilla La Mancha -15%-. Pero, sobre todo, el
Presupuesto andaluz es insuficiente porque no aporta lo que la sociedad precisa
en este momento de la historia.
En Almería somos testigos privilegiados de esas máximas de manipulación, propaganda y confrontación que han marcado los dos años de desgobierno de Moreno Bonilla. Un claro ejemplo de ello fue la inauguración-apropiación del Materno Infantil un año después de entrar en funcionamiento. Además, el presidente andaluz nos inflige varios castigos que pasarán a la historia, como es el cierre del Hospital de la Cruz Roja en plena pandemia por coronavirus y la clausura del centro de Menores de Purchena, un auténtico varapalo a la comarca por el que clama toda la sociedad. Esa es la tarjeta de presentación de Moreno Bonilla. Nos ha regalado los dos peores años de la historia de esta provincia.
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