Noviembre ha sido, sin duda, uno de los meses más crueles en
cuanto a fallecidos y contagios desde el inicio de la pandemia. El pasado mes
se cerró con más de 6.300 positivos y 60 fallecidos y no ha habido día en el
que las cifras de positivos dieran un respiro.
Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de la Junta de Andalucía (Loa) |
Con este escenario, en el que ya cien contagios parecen pocos
cuando se ha superado en más de un día y más de dos la cifra de 300, asistimos
a una nueva irresponsabilidad de nuestro presidente andaluz quien, como si en
otro sitio estuviera desde marzo pasado, nos dijo que estábamos doblegando la
curva. Ese mismo día fallecieron por coronavirus 74 personas en Andalucía, en
Almería se superaban los 18.000 contagios desde el inicio de la pandemia y se produjo
el nivel más alto de enfermos ingresados en UCI. Y Moreno Bonilla, a lo suyo.
En lugar de copiar bien, copia mal. Emula a su compañera Díaz
Ayuso que, precisamente, no es un buen ejemplo en cuanto a la gestión de la
sanidad pública en esta pandemia, y nos presenta unos camiones tráiler como
unidades móviles frente al coronavirus en lo que es un nuevo acto de autobombo
desmesurado sin justificación ninguna. La verdad está en los centros
hospitalarios y en los consultorios. Listas de espera interminables, plantillas
sin refuerzo pese a estar en la segunda ola, centros de salud cerrados,
retrasos en conceder una cita previa y, ahora, para colmo, falta de vacunas
para la gripe estacional. Un nuevo desprestigio para nuestra Comunidad Autónoma
que llega de la mano de las derechas que nos gobiernan hace dos años. Esto no
había sucedido nunca.
Están a punto de cumplirse dos años desde que se celebraran las
elecciones andaluzas con la victoria del PSOE, pero con la toma de la Junta de
Andalucía por parte del PP y Ciudadanos con el apoyo de la extrema derecha nuestra
comunidad ha ido a peor en todo lo que tiene que ver con los servicios públicos.
Las tres derechas han desmantelado la sanidad que tanto necesitamos justo
ahora, y lo más inmoral de todo es la utilización de la pandemia para hacer
autobombo y propaganda de otras cuestiones, que sirven de aceleradores de sus
políticas de desgaste y desprestigio de los servicios públicos con el objetivo
de que otros se lucren.
Un ejemplo lamentable y vergonzoso son los camiones propaganda de
Moreno Bonilla. Una iniciativa propagandística que, en Almería, contrasta con
una decisión tan importante y fuera de cualquier entendimiento como es el
cierre del hospital de la Cruz Roja de la capital en lo peor de la pandemia. Un
recurso sanitario que echamos en falta, en especial, ahora con las UCI repletas
y que podría servir de descongestión o podría ser usado, precisamente, para
hacer cribados a la población y evitar el ridículo de poner en ruta el camión
de Moreno Bonilla. También podría utilizarse para realizar pruebas de otro tipo,
dado que las especialidades están sufriendo un gran retraso por falta de medios
y de previsión por parte del Gobierno andaluz, lo que está provocando una gran incidencia en pacientes de otras patologías
crónicas.
Cuando Moreno Bonilla ordenó el cierre de nuestro hospital nadie
de los suyos, de los que se suponen que representan a Almería y a sus
intereses, respiró. No lo hizo el alcalde de la ciudad, ni el presidente de la
Diputación Provincial, tampoco la delegada del Gobierno andaluz.
De habérselo propuesto, podrían haber doblegado esa injusta decisión. Sin embargo, aquí, lo único que se doblega –desde hace dos años- es el Partido Popular y Ciudadanos ante la extrema derecha.
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