Andalucía atraviesa por el peor momento desde que comenzara la
pandemia. Los datos diarios de contagios, hospitalizados y fallecidos son insoportables.
Se ha multiplicado por cinco el índice de contagios desde el inicio de esta
pesadilla y la incidencia va, imparablemente, en alza. Las UCI están
desbordadas y la población, lógicamente, desesperada, indignada y confundida
porque hace un mes era llamada a celebrar la Navidad –así se dijo desde el Gobierno
andaluz de las derechas- y ahora la Junta le hace responsable de las alarmantes
cifras de Covid-19.
En medio este tsunami sanitario y social se cumplen dos años desde
que Juan Manuel Moreno Bonilla pactara con Ciudadanos y con la extrema derecha
para hacerse, a toda costa, con el poder en San Telmo pese a no ser el líder
elegido por la mayoría de los andaluces. En el ecuador de su legislatura, lo
que anunció como el ‘gobierno del cambio’ lo ha sido, sí, pero a peor. Ha
cambiado el rumbo de Andalucía, ciertamente, pero hacia el desastre. Sus
políticas antisociales y absolutamente nefastas han dañado la proyección y la
potencia de esta comunidad en indicadores como el de desarrollo económico,
empleo, bienestar social, servicios públicos, y también en los derechos y
libertades del gobierno que lo cambió todo a peor.
Moreno Bonilla ha impuesto el caos con sus excéntricas medidas como las de dictar el cierre perimetral entre provincias, pero eximir del cumplimiento de esta norma a quienes vayan a esquiar o a cazar
En Andalucía, Moreno Bonilla ha impuesto el caos con sus excéntricas
medidas como las de dictar el cierre perimetral entre provincias, pero eximir
del cumplimiento de esta norma a quienes vayan a esquiar o a cazar. Son sólo un
ejemplo de las contradicciones casi diarias a las que nos tiene acostumbrados
el presidente andaluz, lo que genera desconcierto y desasosiego entre la
población. El presidente andaluz se ha limitado en su gestión a lo fácil, a
prohibir sin ayudas, a eludir responsabilidades culpando a la ciudadanía y al
Gobierno de España sin asumir los fallos de su propia gestión. Su estilo de
gobierno de indecisión, desgobierno y falta de liderazgo lo trata de suplir
Moreno Bonilla, además, colocando permanentemente el espejo retrovisor y
comparando, sobre su ideada mentira, la gestión anterior del Gobierno andaluz.
El presidente andaluz está consiguiendo, a pulso, ganarse el
apelativo de ser el líder de un gobierno desquiciado, en el que priman las
decisiones tardías y contradictorias. Las consecuencias de su gestión se
traducen en un colapso de los centros de salud, en un aumento de las listas de
espera, una falta de atención a la ciudadanía en servicios vitales como el de
Salud Responde que era modélico en el país gracias a la gestión de los
anteriores gobiernos del PSOE en la Junta. Todo ello ha provocado un deterioro
del estado de salud de la población, como la de nuestros mayores y con un
índice de mortalidad de los más altos sin inversión en infraestructuras
sanitarias, salvo las inauguraciones de hospitales y centros de salud que
venían ejecutándose años atrás por gobiernos socialistas.
En educación, asistimos a un desmantelamiento de lo público por
parte del Gobierno andaluz de las derechas que privatiza y ataca a la comunidad
educativa, además de dar la espalda a los municipios en materia de empleo y de
generación de oportunidades. Comercio y Turismo sufren de la mano de Moreno
Bonilla quien lo primero que hizo al llegar al poder en Andalucía fue bajar los
impuestos a las grandes fortunas.
Estas políticas y otras muchas más vienen a confirmar de manera transparente que estos dos años sólo han servido para empujar a Andalucía hacia un cambio de rumbo a peor y de ello tenemos que hacer responsables a la coalición formada por las derechas y la extrema derecha cuyos intereses son radicalmente opuestos a los de la inmensa mayoría de la ciudadanía andaluza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario