A estas alturas
de la pandemia seguro que todos conocemos a alguien cercano que ha pasado la
enfermedad o la está sufriendo. Por eso, el término responsabilidad adquiere,
ahora más que nunca, el mayor de los sentidos. De cada uno de nosotros depende
la salud de nuestros padres, hermanos, abuelos..., pero también el futuro de
nuestros vecinos. De que puedan abrir su persiana o de que, por el
contrario, tengan que echar el cierre, en algún caso definitivo. Y, sobre todo, depende de todos y cada uno de
nosotros salvar vidas.
De nosotros, pero también de la diligencia de quienes nos gobiernan. Y no entiendo que cuando vivimos el peor momento de esta tercera ola de la crisis sanitaria, el Gobierno de España no vea necesario tomar más medidas, a pesar de que 15 de las 17 autonomías le han pedido, por ejemplo, adelantar el toque de queda a las 20.00 horas. Es incomprensible con una media de más de 400 fallecidos diarios.
El virus se ha cobrado ya demasiadas vidas mientras el Gobierno de Sánchez actúa como el perro del hortelano, ni reacciona ni deja que otras administraciones puedan establecer restricciones más duras. Mañana ya será tarde.
El círculo se estrecha y no es momento de medias tintas, por eso desde el Ayuntamiento de Almería hemos puesto en marcha una batería de medidas adicionales para contribuir, dentro de nuestras competencias, a frenar el aumento de contagios. Hemos restringido la presencia en las instalaciones municipales, implantado el teletrabajo de manera obligatoria en, al menos, el 50% en aquellas dependencias donde los empleados públicos comparten espacio, hemos cerrado las bibliotecas, suspendido toda la actividad institucional y, por supuesto, la programación cultural y deportiva.
Estamos en una situación crítica, por lo que no debemos asumir riesgos innecesarios e insistir en el autoconfinamiento y salir de casa solo para lo imprescindible. Venceremos al virus, pero hasta que lo consigamos el futuro de nuestra ciudad y de los que están a nuestro alrededor depende de la actitud de cada uno. Responsabilidad y sentido común porque el COVID no es un juego.
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