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In memoriam: Miguel Sáez García, médico y escritor

Juan Grima
Historiador

Hoy es un día muy triste. Ha fallecido en New Jersey (Estados Unidos) el doctor mojaquero Miguel Sáez García. Sé que en Mojácar muchísima gente lo conocía y lo adoraba a pesar de llevar casi 60 años fuera de nuestro país. Algunas personas me han pedido hace apenas una hora que escriba unas líneas biográficas sobre su vida, pero he creído mejor reproducir el texto que envié al Ayuntamiento de Mojácar el 29 de agosto de 2017, solicitando para él que fuera nombrado HIJO PREDILECTO DE MOJÁCAR. A este texto que entonces escribí no tuve contestación. Ahí va:

Miguel Sáez García (Juan Grima)

Juan Antonio Grima Cervantes, con DNI nº XXXXXXXX y domicilio en la barriada de Las Alparatas XXXXXXXXX, 04628, Mojácar (Almería).

EXPONE

Que conoce desde hace más de 20 años al doctor Miguel Sáez García, mojaquero de pro, que hace unos días ha venido una vez más desde Nueva York a su pueblo natal; su llegada fue el pasado 8 de agosto y estará aquí hasta la primera decena de septiembre. Sin embargo su estado físico ha empezado a deteriorarse por causa de su avanzada edad, y creyendo que es el momento de que el ayuntamiento de Mojácar considere el nombrarle HIJO PREDILECTO, es por lo que hago este escrito, porque de otro modo será imposible, porque dudo, que dado su estado físico y emocional, pueda volver una vez más otro año a Mojácar, o que haya que dárselo a título póstumo y, entonces, ya no merecería la pena, al no ser conocedor de dicha concesión el beneficiario.

Las razones que me llevan a solicitar dicho galardón para don Miguel Sáez García, las expondré a continuación:

Miguel Sáez García nació en Mojácar en 1932; en la actualidad tiene 85 años. Hijo de Juan Sáez, un empresario que durante los años de la Dictadura de Primo de Rivera compró un camión y se convirtió en el transportista por antonomasia de la vieja Mojácar, de la que sacaba o traía hasta ésta todo tipo de géneros y productos. Su trabajo fue clave en tiempos difíciles de la Guerra Civil y de la Postguerra, permitiendo el aprovisionamiento de los mojaqueros en aquellos tiempos de carencias y carestías.

Juan Sáez poseía una mentalidad moderna: intentó que sus hijos estudiaran y Miguel afortunadamente lo hizo. Primero en Mojácar, en la escuela de don Bartolomé Flores, y luego el bachillerato en Almería, donde fue alumno de Celia Viñas. Ambos le dejaron una profunda huella. En el caso de Celia, llegó a colaborar con ella en representaciones teatrales, tales como los "Autos Sacramentales", de Lope de Vega; "El emperador Jones", de Eugene O’Neil, etc; y en declamaciones de poemas de Federico García Lorca, Juan Ramón Jiménez y otros poetas en la Biblioteca Villaespesa para «Radio Almería». También participó durante las vacaciones veraniegas en Mojácar como actor amateur en las representacioners teatrales que don Ginés Carrillo organizaba en el Teatro Aquelarre. Hay algunas fotos y testimonios orales que lo demuestran.

En sus estudios, Miguel Sáez siempre obtuvo buenas calificaciones y consiguió las becas que entonces daba el régimen franquista a los alumnos modélicos, porque de otro modo quizá no hubiera podido hacer una carrera tan larga como Medicina. Lo que le llevó a estudiar esta profesión fue un hecho que le dejó muy marcado siendo un muchacho de pocos años. Un perro, propiedad de su padre, mordió a una mujer en la Fuente, estando rabioso, y no se pudo hacer nada por esta lavandera (fue en plena Guerra Civil), ya que la pobre se fue apagando lentamente hasta fallecer. Miguel lloró desconsoladamente durante días y se prometió que cumpliría en su vida con el lema «HAZ EL BIEN Y NO MIRES A QUIEN». Y eso ha hecho siempre. Y lo más importante, dedicar su tiempo y su actividad profesional a SALVAR VIDAS, por aquella pobre que no se pudo salvar en aquella Mojácar de la Guerra Civil.

Hizo la carrera en la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada, licenciándose en Medicina y Cirugía, formando parte de un grupo de amigos, la mayor parte almerienses, que tanto en España como en el extranjero, han hecho una enorme contribución a la Medicina, tanto en clínicas particulares, hospitales públicos, centros de investigación y universidades. Tras acabar sus estudios, gracias a la insistencia del doctor Miguel Garrido Peralta, catedrático de Medicina en la Universidad de Sevilla, que le aconsejó ir a Estados Unidos para formarse en una especialidad, cruzó el Atlántico, y en Nueva York se especializó en Cirugía Cardiovasculsar y Torácica. Allí fue discípulo del profesor doctor John L. Madden, de origen irlandés, uno de los más prestigiosos cirujanos del Este de los Estados Unidos. Luego continuaría los estudios de postgrado con el doctor Irving Sarot, de origen ruso y jefe del Departamento en el New York Medical College, así como de otros prestigiosos sabios de la medicina como el doctor Herman Robims, de origen holandés sefardita; el doctor George Fiedler, de origen alemán; o el doctor Minuro Tamura (de origen japonés).

Con esta completísima formación Miguel Sáez empezó a practicar la medicina, aunque pasados unos años acabó independizándose y montando su propia clínica en la Ciudad de Nueva York, trabajando muchas horas al día y prosperando poco a poco en lo económico, pero sobre todo en su fama como un prestigioso médico. Allí se casó con una joven de origen italiano, Carol, mujer excepcional que se convirtió en su persona de confianza y en su mano derecha en la clínica. Pero sobre todo en la mujer de su vida, su compañera, con la que ha tenido tres hijas.

Fruto de su reconocido trabajo, el Ministerio de Asuntos Exteriores de España lo contrató como médico de los españoles que pudieran enfermar o tener necesidad de tratamiento o consulta médica en Nueva York, tanto de la Embajada de España ante la ONU, el Consulado General de España como el Instituto Cervantes de la ciudad de Nueva York. Y este trabajo lo ha hecho durante más de 25 añós. Ello le permitió conocer de primera mano a grandes personalidades de la Cultura española y asistir a los actos que el Gobierno de España organizaba en esa ciudad. Pacientes y amigos suyos han sido, el tenor Josep Carreras; el escritor José Luis Sampedro; o los embajadores españoles Javier Rupérez, Inocencio Arias o Juan Antonio Yáñez Barnuevo García.

Pero Miguel siempre tuvo un afán de relacionarse, de tener grandes amigos, a los que escuchar y de ellos aprender. Así podríamos citar a grandes personalidades de la vida de Nueva York o de la cultura española, con los que se ha relacionado y mantiene una estrecha amistad. Es el caso del famoso cirujano del corazón Valentín Fuster, del Hospital Monte Sinaí; o del fallecido actor José Luis López Vázquez; o de la hispanista norteamericana Marlene Gotlieb (catedrática y decana de la City University of New York); o de los embajadores Tomás Rodríguez Pantoja y Juan Manuel Egea; o del presidente de la Real Academia de la Lengua Española en Estados Unidos, Odón Betanzos Palacios; o del jurista Baltasar Garzón; o de Emilio Cassinello, Comisario General de la Expo 92 de Sevilla. Y de otras muchas personas importantes de la cultura, aunque sus nombres no sean tan conocidos, como su entrañable amigo del alma Juan del Águila, fundador de Cajamar.

En el año 2008, después de llevar 50 años practicando la Medicina se jubiló, recibiendo el "Medical Society of the State New York", un diploma en reconocimiento a su enorme labor en el campo de la medicina en la ciudad de Nueva York.

Javier Rupérez, que fue paciente suyo en Nueva York muchos años, comenta como era su modo tremendamente «humano» de hacer medicina:

«Y los que somos, hemos sido y seremos sus pacientes le debemos a nuestra vez múltiples agradecimientos. Su consulta, a la usanza de la buena y tradicional medicina, ha servido tanto de cura física como de sosiego espiritual. A diferencia de la mayor parte de sus colegas en Nueva York, Miguel obsequia generosamente a sus pacientes con su tiempo. Y también, naturalmente y sobre todo, con su excelente ojo clínico -que él modestamente atribuye a la experiencia-. Pero entre receta, auscultación y recomendaciones médicas –siempre trasmitidas con verdad y con delicadeza, que los colegas americanos, en la obsesión que les embarga por las consecuencias económicas de sus posibles errores, confunden la primera con las sistemáticas malas noticias e ignoran consecuentemente las exigencias de la segunda– Miguel abre su permanente curiosidad y sus ojos de niño sorprendido a la humanidad del paciente. A la proximidad del amigo. Y por ahí fluyen los conocidos, y la familia, y Pablo Neruda, y Mojácar, y los poetas andaluces y los Estados Unidos y Nueva York, y tantas otras cosas. De manera que la consulta transcurre en un santiamén y uno sale de la visita con la buena y doble sensación de haber escuchado la prescripción del médico y la palabra del amigo. Ambos son la misma persona y se llama Miguel Sáez».

Miguel Sáez ha publicado dos libros, ambos presentados en su pueblo de nacimiento. El primero de ellos «Mojácar ‘desde mis adentros'» (2006), un poemario dedicado por completo a sus recuerdos y a Mojácar, con poemas como «Bienvenido a tu Sopalmo», «Clemencia para Alabez»; «Fuente árabe»; «Gavilán del Picacho», «La Cueva del Lobo», «Las Alparatas», «Las Huertas de Abajo», «Percance del Moro Manco», «Río de Aguas»....

Marlene Gotlieb dice al respecto de este libro que «Mojácar desde mis adentros» es una celebración de la hermosura de su pueblo, una constante que lo acompaña a lo largo de sus años y dondequiera que esté, ya sea en su consultorio médico de Nueva York, en el jardín de su casa en New Jersey o en su chalet en la playa mojaquera».

Y Juan Grima señaló entonces que «Miguel Sáez es un hombre sencillo, que nunca ha mirado a nadie por encima del hombro y que ha pregonado su mojaquerismo, aquí y allá a donde ha ido, y todos lo tenemos como un gran embajador que lleva a Mojácar en el alma y la transmite a sus conocidos y luego los invita y los trae aquí para que la toquen, la besen, se bañen en su mar, conozcan sus fiestas, su gastronomía, sus gentes... y vuelvan. Pero además, Miguel Sáez es una persona exquisita y maravillosa, al que te encuentras en la calle comprando, hablando con un viejo o cogiendo naranjas en su cortijo de la Palmera, y te pregunta por la familia y -si hay algún enfermo- se desplaza hasta la casa y soluciona rápidamente cualquier enfermedad con su experiencia y sabiduría».

El segundo de sus libros se titula «Vidas Vulnerables» (2009), un libro dedicado a la fragilidad de la vida y los valores ético-filosóficos a los que el autor ha ajustado su vida. En el mismo Rosa María Cano Montoya, actual alcaldesa de Mojácar, en la ‘Presentación’ dice de Miguel lo siguiente:

«En Mojácar la proyección de Miguel Sáez como persona y profesional de la medicina es considerada y respetada porque es un ejemplo de lo que con tesón, esfuerzo y trabajo, como señala en uno de sus poemas, se puede conseguir en la vida. Nada se te regala, las cosas hay que trabajárselas y darle a Dios siempre las gracias de todo lo bueno que nos ocurre. Miguel Sáez es, en cierto modo, uno de los últimos mojaqueros que hacen pueblo altruistamente, al estilo de don Ginés Carrillo, Jacinto Alarcón (el antiguo alcalde), don Diego el Médico, don Esteban Carrillo... Además hemos tenido la dicha de tener a Miguel Sáez dos veces como pregonero, una de las fiestas de El Sopalmo y otra de las patronales de Mojácar».

Sobre Miguel Sáez han escrito periodistas de nuestra provincia como Manuel León, Guillermo Fuertes o Antonio Torres, de Canal Sur. Este último escribió dos artículos sobre su figura (La Voz de Almería, 24 y 31 de julio de 2011), en los que narra por extenso en su sección "Talentos con sentido común", la dimensión humana de Miguel Sáez y de su esposa Carol y cómo en sus casas de Nueva York y de New Jersey acogen y han acogido a todo tipo de personalidades y han ayudado a muchos mojaqueros y familias que le tocaron la puerta al llegar a los Estados Unidos cuando iban un tanto perdidos. Y cómo su casa de la playa de Mojácar siempre tiene invitados muy especiales. El propio Antonio Torres cuenta cómo fue recibido y agasajado cuando estuvo en Nueva York sin antes conocerle, con sólo indicar que era gallardero.

SINTETIZANDO LO ESENCIAL

Como bien sabemos, desde hace unos treinta años Miguel Sáez ha venido anualmente una o más veces a Mojácar desde la ciudad de Nueva York. Como decía Rilke «la patria del hombre es su infancia», e indudablemente la patria de Miguel Sáez ha sido, es y lo será siempre Mojácar. En todo momento ha estado volcado con su Ayuntamiento, gentil y amable, habiendo sido en dos ocasiones el «pregonero» de las fiestas. Miguel Sáez ha traído hasta Mojácar a sus amigos americanos y españoles, en un afán altruista de que conocieran Mojácar y difundieran sus encantos. La lista es demasiado larga para exponerla, pero ya han ido apareciendo muchos nombres a lo largo de este breve texto.

SOLICITA

Creo que la figura de Miguel Sáez es un ejemplo para los jóvenes y para toda la ciudadanía, tanto desde la perspectiva humana como profesional. Y por otro lado hay que considerarlo como un mojaquero de pro, de un talante similar a los recordados Jacinto Alarcón, don Diego el Médico o don Ginés Carrillo, personajes claves en la trayectoria vital de Mojácar. El caso de Miguel es incluso un tanto diferente, pero no menos importante: él ha sido el «Gran Embajador» pues además de llevar a su pueblo en el corazón, supo transmitir esos afectos profundos a todas sus amistades para que conocieran y descubrieran Mojácar. Si a todo esto unimos sus libros que hablan del «alma mojaquera», creo que reúne todas las condiciones para ser considerado una persona digna de ser nombrada, hijo PREDILECTO de Mojácar, y de que su Ayuntamiento designe una calle, plaza, avenida o edificio público con el nombre de "DOCTOR MIGUEL SÁEZ GARCÍA". O al menos una de estas dos propuestas. Sería una forma justa de corresponder con el hombre que un día se juró así mismo, delante de aquella mojaquera que no pudo salvar con la rabia, que en adelante entregaría su vida a sanar enfermos (evitándoles la muerte) y a «hacer el bien sin mirar a quien».

En espera de que estas consideraciones sobre la figura de Miguel Sáez García sean compartidas por esa Corporación municipal, y que ese Ayuntamiento tome un acuerdo «por unanimidad» cuanto antes, sabiendo que quizá su estancia ahora forme parte de ‘su último viaje a España’, dado su deterioro físico, aprovecho la ocasión para saludarle muy cordialmente

Firmado: Juan Grima Cervantes

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