El día 22 de febrero se celebra el Día
Europeo por la Igualdad Salarial, una cita que trata de sensibilizar y
concienciar sobre esta terrible brecha entre hombres y mujeres. Por desgracia y
según los datos que maneja el comparador Acierto.com, la crisis
de la COVID-19 no ha hecho más que acrecentarla. Los expertos apuntan a un retroceso de hasta 8 años. En concreto,
ellas ganan unos 4.900 euros al año menos que ellos. Una cifra que se dispara
por encima de los 6.000 euros en algunas comunidades como Andalucía y Madrid.
La brecha salarial: factores en juego
Y es que si bien la brecha salarial
es fruto de múltiples factores y
de un sistema que reproduce y mantiene las desigualdades, la pandemia ha puesto
de manifiesto que son todavía ellas las que asumen la mayoría de las cargas
familiares, así como la importancia de la conciliación. Uno de los puntos más
llamativos tienen que ver con la reincorporación al trabajo tras el estado de
alarma, pues son ellas las que continúan asumiendo el cuidado de los niños y
mayores.
Por desgracia, no se trata de algo
único de la pandemia, sino de una situación que, a pesar del marco
normativo y de los logros obtenidos, sigue vigente. En concreto, dedican casi
un 38% más de horas al cuidado y educación de familiares. Además, casi el 92%
de de las personas que solicitaron excedencias para cuidar a sus hijos en el tercer
trimestre de 2020 fueron mujeres.
Sin embargo, trabajar menos horas no
siempre está ligado al cuidado de los familiares, sino a que a las mujeres
también les cuesta más encontrar trabajos a jornada completa (el 53% de los
casos). El 74% de los contratos a
tiempo parcial, de hecho, pertenecen a mujeres. Y no se trata de algo
voluntario.
Tampoco podemos dejar de comentar que más de una de cada tres mujeres cobran
menos de 1.250 euros al mes.
La brecha salarial crece con la edad
La brecha salarial, apunta Acierto.com,
crece a medida que se incrementa la edad. Es decir, las diferencias son más notables a partir de
los 50 años (cuando crece la brecha por encima del 20%). Y lo mismo
ocurre con la maternidad, que dispara las diferencias.
Asimismo, se da en todos los
niveles educativos, algo que llama poderosamente la atención teniendo en
cuenta que el 52% de los trabajadores con educación superior son mujeres.
Paradójicamente, el 67% de los puestos directivos y gerentes están ocupados por
hombres. Ellas tardan hasta 5 años más que ellos en conseguirlo.
La brecha, también entre los emprendedores
La brecha también es notable en el ámbito
del emprendimiento: antes del
estado de alarma eran ellas las que lideraban el crecimiento de autónomos en
España. Una situación que, fruto de los factores analizados, se ha
frenado y unas cifras que resultan llamativas si tenemos en cuenta que ellas
con más reacias que ellos a emprender: el 45,8% de los hombres considera que
hay oportunidades para hacerlo, frente al 39,2% de mujeres.
Además, el 41% de las que
emprenden lo hacen buscando alternativas al mercado laboral, y en
muchos casos la búsqueda de la conciliación y flexibilidad tienen mucho que
ver.
Aquí hay que tener en cuenta que ellas confían menos que ellos en sus habilidades
para conseguirlo con éxito. ¿El resultado? Que, a pesar de que las mujeres
representan el 51% de la población, solo 1 de cada 5 empresas emergentes en nuestro país están encabezados
por una de ellas. El perfil tipo de emprendedor (general) en España es,
de hecho, el de un hombre (81%) con estudios universitarios técnicos y que
ronda los 35 años.
Aquí también entra en juego otro factor: que las mujeres se muestran más precavidas que los hombres. El 73%
considera la estabilidad financiera como algo fundamental, y hasta el 57% cree
necesario tener conocimientos financieros o empresariales. El asesoramiento es
otro punto recomendable. Curiosamente, en la práctica 7 de cada 10 hombres
acuden a servicios de apoyo al emprendimiento, mientras que solo el 30% de
ellas lo hacen.
Dada la coyuntura actual, otro punto clave es tener en cuenta no solo los gastos de poner en marcha el negocio, sino también lo que supondría tener que cerrarlo. Algo que se valora en mayor medida tras la entrada de la pandemia.
Existen opciones
Por fortuna, existen algunas opciones. Por
ejemplo, ante los cierres
temporales, contar con un seguro de comercio puede ser una solución. La
indemnización diaria por cese temporal de actividad es una de las prestaciones
habituales en estas pólizas. El asegurado percibe una cantidad
diaria durante un período de tiempo determinado. Todo depende de las
garantías contratadas y de la cantidad asegurada.
Pero es posible que solo se contemple el cese de actividad temporal en
supuestos muy concretos como en caso de siniestro con daños materiales o por
robo. Lo más recomendable, según Acierto.com, es consultar la póliza que tenemos contratada. Asimismo, para
calcular la cobertura y su aplicación, la ley exige que el lucro cesante exista
y se pruebe.
El comparador Acierto.com, en cualquier caso, recomienda contar con un seguro de Responsabilidad Civil que proteja al emprendedor y a su negocio frente a posibles reclamaciones y daños a terceros. Esto, por ejemplo, cubriría el accidente de un empleado dentro del negocio, los desperfectos causados a un cliente, e incluso la indemnización y gastos de defensa en muchos casos.
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