"Mi nombre es Antonio y he nacido a escasos 100 metros de donde estamos ahora". Así comenzó su discurso en plena Plaza Mayor de Albox Antonio Berbel Fernández, más conocido como Antonio 'el Sevillano', cuando recogió el galardón en la categoría de Cultura con el que fue reconocido en los Premios Almanzora de 2019.
No le hacía falta presentación, todos los convocados conocían bien o muy bien la labor de 'el Sevillano'. Pero la frase con la que comenzó su intervención resume a la perfección su forma de enfrentarse a la vida y a sus paisanos y conocidos. Incansable en su labor, ya fuera documental para recuperar la historia de su comarca o bien para perfeccionar su incomparable museo del ferrocarril, Antonio Berbel huía del protagonismo excesivo y la autocomplacencia.
Almanzora, tanto la barriada cantoriana donde ha residido gran parte de su vida
como su comarca, que da nombre a este núcleo de población, lloran hoy la muerte de Antonio Berbel
'el Sevillano' a los 91 años de edad. A lo largo de esas nueve décadas de vida ha dejado algunos trabajos para
la posteridad de la provincia, rescatando
buena parte de su historia como algunos de los años más difíciles
vividos los del estraperlo.
'Estraperlo y emboscados: herencia de una guerra' fue el libro que tras un gran
trabajo de documentación publicó en el año 2012 (cuando ya contaba con 82
años), y lo comenzaba con otra cita que bien puede servir para definir tanto su
obra como a su persona. "No busco crear una obra artística sino algo
emotivo que sea puro y real. Desecho la hipocresía y siento fobia al
tergiversar. Sólo deseo mantener
viva la historia y mantener el beneplácito del más humilde de mis
lectores". Un prólogo que lo dice todo sobre sus intenciones con el
mencionado libro, pero también sobre su forma de enfrentarse al lector como a
todos lo que le rodeaban.
Más allá de sus publicaciones históricas, ha colaborado también con revistas
culturales como 'El Arriero', publicada por la asociación Somos Albojenses y escribiendo sobre temáticas tan diversas (aunque
siempre conectadas por su valor histórico como los mercados o el río
Almanzora)o con la revista cantoriana Piedra Yllora coordinada por Andrés
Carrillo.
Sin embargo, Antonio 'el Sevillano' se dio a conocer para muchos en su misma
casa ubicada en la pedanía de Almanzora (Cantoria). Cientos de personas se han
encontrado desde hace lustros con
las puertas de su vivienda abiertas de par en par cada vez que lo
han requerido para contemplar una auténtica obra de arte creada con mimo a lo
largo de no pocos años: el particular museo del ferrocarril que se encuentra en
su interior. "A la hora que le tocaras te abría la puerta y te enseñaba la
casa-museo, te conectaba los trenes... toda la gente que venía a Almanzora
pasaba también por casa de 'el Sevillano' para ver los renes", recuerda su
amigo y paisano, el historiador Miguel Ángel Alonso.
Su pasión por el ferrocarril no
la encontró muy lejos sino a escasos metros del que fue su hogar y como
consecuencia de la manera e la que sus progenitores supieron ganarse la vida. "El
tema del ferrocarril le corría por la sangre porque los padres tenían una
tienda-bar cerca de su casa -y por ende cerca de la estación de Almanzora- por
lo que se ha relacionado mucho con toda la gente del ferrocarril", añade
el historiador.
En definitiva, tal y como lo define Alonso, era "una persona sabia" y que más allá de su labor profesional, aprovechó su
jubilación para aportar sus obras más amplias, encontrándose en los últimos
años centrado en sus memorias. La última gran obra de Antonio Berbel y que, al
igual que su nombre, será a buen seguro tan
inmortal como sus escritos.
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