Han sido más de dos semanas muy
complicadas. Superar los 1.000 casos por 100.000 habitantes llevó a que tuviera
que cerrar la actividad no
esencial en nuestra ciudad al entrar en el Grado 2 del Nivel 4 de
alerta sanitaria, lo que ha supuesto un daño muy fuerte para la economía local, especialmente para dos sectores ya
de por sí muy golpeados por la crisis del coronavirus como son el comercio y la hostelería.
Ayer conocíamos que después de esta travesía en el desierto Almería vuelve al Grado 1, lo que permite subir la persiana a muchos establecimientos y aliviar la crítica situación por la que atraviesan, aunque el confinamiento perimetral continúa en la capital. Sin duda, un paso positivo para nuestra economía y para la salud porque la situación sanitaria está un poco mejor. Pero, por favor, no nos confiemos.
De nada valdrá el esfuerzo titánico que han tenido que hacer tantos y tantos empresarios, autónomos y trabajadores estos quince días si ahora nos relajamos con el cumplimiento de las normas. No nos engañemos: el virus sigue estando ahí y la tasa de incidencia sigue siendo alta. Aprovecho esta tribuna para pedir responsabilidad. Seamos prudentes. Nadie quiere volver a pasar por lo mismo que hemos pasado estas dos semanas. Muchos negocios, simplemente, no lo resistirían. Y no podemos permitírnoslo. No solo por ellos. Se lo debemos a nuestros sanitarios, que están al límite de sus capacidades tras casi un año batallando contra este virus que se ha llevado tantas vidas de personas queridas.
Es por eso que me permito la licencia de pedir que continuemos siendo escrupulosos en el cumplimiento de las normas sanitarias. Las tres famosas ‘M’: mascarilla, manos y al menos, metro y medio de distancia social. Nada de aglomeraciones y, recuerda: reuniones de máximo cuatro personas. Si queremos volver a disfrutar de nuestras tiendas, de nuestros bares, de nuestra familia… tendremos que seguir tomando todas las precauciones. Hagamos caso a los expertos. No habrá normalidad sin responsabilidad.
Hoy volveremos a encontrarnos con todos nuestros comercios, bares y restaurantes abiertos. Y no me cabe la menor duda de que lo harán con todas las medidas de seguridad. Por el bien de todos, cumplamos las normas. Nos jugamos demasiado. Volvamos a ser ejemplo de responsabilidad y sentido común porque el COVID-19 no es un juego.
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