El mes de enero ha sido el más negro en lo que llevamos de
pandemia por las cifras diarias de contagios y de fallecidos; realidades que
nos alejaban cada día de poder vislumbrar esperanza a corto plazo y ver algo de
luz al final del túnel. En medio de este tsunami de noticias y de sentimientos
buscábamos los efectos de esa ‘anticipación’ de la que siempre ha alardeado el
presidente andaluz en todas sus comparecencias, en su turné turístico de fotos
y de paripé por toda la geografía regional. Al contrario, obteníamos como
respuestas planteamientos indignos que enmarañan aún más la gestión de las
derechas en la Junta y que reflejan el papel demagógico y hasta mezquino al que
juegan Moreno Bonilla y sus socios. Es el caso, por ejemplo, de las vacunas.
Piden más vacunas al Gobierno central cuando saben que la Unión Europea ha
centralizado las compras y que aún tienen
disponibles 48.000 sin suministrar a la población. Es más, presumen de tener
buen ritmo de vacunación cuando, según el ranquin nacional, somos, parafraseando al consejero Aguirre, el
‘culillo’ en las estadísticas de las comunidades autónomas.
Resulta ya del todo insoportable que el Gobierno andaluz presuma
de planes de vacunación mientras desperdician las que tienen y que tanto dinero
y gestión cuestan al Gobierno de España, mientras acaparan miles de ellas en
sus neveras aún a sabiendas de la garantía de suministro para los próximos
meses. Para colmo, Moreno Bonilla es capaz de afirmar sin despeinarse que los
enfermeros “están de brazos cruzados por falta de vacunas” cuando resulta
inmoral que haya salido a la luz la existencia de vacunaciones presuntamente
irregulares a personal directivo que no está en los primeros puestos, según el
protocolo, como las que se han denunciado en Granada y algunos medios publican
de Almería.
A la crueldad de la pandemia se suma la falta de sensibilidad y el
cinismo de PP y Cs que juegan con la salud de la gente haciendo chascarrillos
que no tienen ninguna gracia y consintiendo desmanes sin aportar explicación
alguna, derivando el negocio de la sanidad andaluza a la empresa privada.
Los hospitales se saturan y falta personal. La hostelería, el comercio y el turismo reclaman a la Junta de Andalucía ayudas directas y nuestro presidente andaluz sale al púlpito a anunciar que tiene superávit. Nada menos que 853 millones de euros, dice
Los hospitales se saturan y falta personal. La hostelería, el
comercio y el turismo reclaman a la Junta de Andalucía ayudas directas y
nuestro presidente andaluz sale al púlpito a anunciar que tiene superávit. Nada
menos que 853 millones de euros, dice. ¿Cómo puede presumir de ganar dinero en
mitad de esta devastadora pandemia y cuando la economía de miles de familias
está maltrecha y sin visos de mejorar? Muchos, que están en la ruina, reclaman
apoyo económico al Gobierno andaluz y Moreno Bonilla se jacta de tener los
bolsillos llenos porque, evidentemente, ha dejado de invertir en lo importante,
en las personas y en lo que necesitamos.
Andalucía cuenta con los recursos que le ha transferido el Gobierno de España para hacer frente a la pandemia y no sabemos en qué lo ha gastado. Los sectores a los que esta pandemia ha empobrecido ya le están pidiendo explicaciones y Moreno Bonilla debe darlas. No es serio ni se debe tolerar que a este dolor diario y permanente por los contagios, las muertes, los ingresos en UCI y los cierres de negocios, se reciba como respuesta por parte de la Junta de PP y Ciudadanos actitudes absolutamente inmorales. Están aprovechando para hacer caja en el peor momento, cuando todos los recursos se deben dirigir a quienes más lo necesitan en lugar de destinarlos a la propaganda, el autobombo y a nombrar a más altos cargos. En eso sí que Moreno Bonilla nos ha demostrado ser el campeón de la anticipación.
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