Recientemente saltó la noticia de que unos jóvenes youtubers habían vulnerado las murallas de la Alcazaba. Estos chicos estuvieron practicando saltos acrobáticos, de muralla en muralla, mientras grababan estas hazañas con la intención de subirlas a sus cuentas en redes sociales. Así de felices. Pero aquí no acaba todo.
Poco después, la Asociación de la Prensa de
Almería denunció el mal estado en que se encuentra el monumento a la Libertad
de Expresión, situado en la plaza de los Periodistas. Quien se acerque a
contemplar esta obra creada en mármol observará un deterioro importante de su
pedestal. En pocas palabras, este apoyo se cae literalmente a pedazos.
Uno de los jovenzuelos que asaltaron la Alcazaba dijo en el vídeo: "Estamos en una zona muy cochambrosa en la que no hay nada importante, nada interesante. Al menos eso pensábamos"
Esto hace que, una vez más, salten las alarmas. Incluso,
me conduce al comentario que uno de los jovenzuelos que asaltaron la Alcazaba
dijo en el vídeo: "Estamos en una zona muy cochambrosa en la que no hay nada
importante, nada interesante. Al menos eso pensábamos". ¿De verdad la
ciudad de Almería se ha convertido en una zona muy cochambrosa en la que no hay
nada importante ni interesante? ¿Así es como se ve desde el exterior tras
escuchar lo que dicen algunos de los que viven en ella?
El deterioro continuo de ciertos lugares de
Almería tal vez sea el motivo principal para que piensen así sobre la ciudad.
Este problema, divulgado y criticado en la prensa almeriense y en diferentes
redes sociales, tiene su origen hace más de un siglo. A la historia me remito.
En la edición del 28 de noviembre de 1915 del
diario Crónica Meridional aparece un
artículo titulado “Aseo, higiene y ornamentación”. En tres de sus párrafos se
puede leer lo siguiente: “Si en esta capital las autoridades y prohombres
políticos, en vez de dedicar sus actitudes a cosas pequeñas, se preocuparan un
poco más de la patria chica ¡otro gallo cantaría! Esta capital reúne mejores
condiciones climatológicas y de salubridad que ninguna de España, las
temperaturas más altas y permanentes de la Península se dan aquí, la hermosura
de su suelo es deliciosa, la transparencia de su cielo es encantadora y sus
mujeres ideales. ¿Qué le falta, pues, para que esta tierra sea un paraíso?
Aseo, higiene y ornamentación.”
Eso nos preguntamos. ¿Qué falta para que esta
tierra sea un paraíso? Es de ley que se lleven a cabo varios proyectos a nivel
urbanístico para aumentar el prestigio de Almería, pero estos tres puntos
indicados en aquel artículo de 1915 siguen de actualidad en la ciudad. Por
desgracia, esto perjudica de manera considerable la imagen de Almería a nivel
vecinal, social y, sobre todo, a nivel turístico.
Solo el centro, algunas calles de los alrededores de este y ciertos lugares importantes que el Ayuntamiento considere visitables son los que reciben mayor atención en tema de limpieza
Bien que debido a la situación de pandemia que
vivimos en Almería la higiene en las calles de la ciudad se ha incrementado de
manera considerable. Aun así, esto no quiere decir que todo el territorio
urbano se esté tratando de igual manera. Las numerosas quejas de los
almerienses en redes sociales dan fe de ello. Solo el centro, algunas calles de
los alrededores de este y ciertos lugares importantes que el Ayuntamiento
considere visitables son los que reciben mayor atención en tema de limpieza.
De ahí que, según un estudio de la OCU de enero
de 2021, Almería suspenda en limpieza, cayendo al puesto 48.º de 60 ciudades
analizadas. Añadir, además, que la urbe almeriense se encuentra entre las 17
más sucias del país. Para
más inri, es la 12.ª ciudad con la tasa de basura más cara de
España. Todo en conjunto perjudica gravemente a la salud de Almería.
En referencia al aseo y ornamentación de la
ciudad, Almería necesita un buen lavado de cara. Eso no quiere decir que tengan
que darle un buen fregado, llenen las calles de flores y conviertan la capital
en un jardín botánico. Hace falta mirarla con ojos curiosos. Igual que haría un
buen viajero que quiera introducirse hasta las entrañas del lugar que visita.
Muchos de estos visitantes no solo buscan contemplar lo más destacable de una
ciudad si no, también, observar y descubrir sus rincones más ocultos.
Por eso, Almería necesita que sus edificios más
antiguos sean rehabilitados de manera urgente. Algunos de estos se encuentran
en tan mal estado que pueden, incluso, llegar a derrumbarse. No pensemos solo
en viviendas particulares, también hay edificios históricos que tienen graves
problemas de estructura arquitectónica. Construcciones con un pasado que hay
que tener en cuenta. Cada una de ellas es una historia que debería divulgarse
tanto a almerienses como a turistas. Por desgracia, otras no tendrán esa
suerte. Algunas se han derrumbado por falta de mantenimiento y otras han sido
enterradas bajo bloques de viviendas.
Así, en Los Molinos, podemos ver el cada vez
maltrecho castillo del Diezmo, mientras en La Chanca,, las murallas del siglo X se encuentran enterradas bajo un
bloque de viviendas. En la plaza Manuel Pérez García, los restos arqueológicos
hallados aquí esperan pacientemente "para que sean visitables en una
oficina de turismo" (cita de Miguel Cazorla, portavoz del Grupo Municipal
Ciudadanos) tras la construcción del edificio que hará la empresa municipal
Almería XXI. Si nadie pone remedio, las torres de Pescadería acabarán
convirtiéndose en escombros. La calle de Las Tiendas o, más bien, la de las
tres tiendas ha perdido todo su esplendor de antaño. La que fuera la arteria
comercial por excelencia se ha convertido en un camino de silencio, carteles de
acero corten y persianas bajadas. Algo parecido a un callejón de un cementerio
cualquiera.
Vivimos tiempos difíciles para todos, pero hay
que tirar hacia adelante. En eso, el Ayuntamiento y todos los políticos, sin
importar el partido político, tienen que ir de la mano. Si en lugar de esto
cada uno va por donde quiere, critica lo que hace el otro solo por salir en la
foto o dar un titular en vez de ofrecer consejos, todo esfuerzo será en vano.
Si ven lo que estos hacen, los almerienses no estarán dispuestos a colaborar
por una Almería mejor.
El Ayuntamiento tiene dos objetivos por delante:
la educación cívica y la buena gestión de los recursos. Ambos son
imprescindibles para mantener un elevado índice de satisfacción entre los
almerienses y los turistas que visiten la ciudad. Para ello, hay que enseñarles
a tratar a Almería de forma correcta. Hay que mostrarles que sus calles, sus
playas y sus alrededores no son contenedores de basura donde tirarlo todo. Hay
que hacerles ver que la frase “esto ya lo pagará el Ayuntamiento” es una
falacia, ya que los gastos que salen de aquí los pagamos todos. Hay que
enseñarles que Almería no es solo una simple ciudad ni una ciudad simple.
No olvidemos que una buena campaña de márquetin
turístico, bien pensada y ejecutada, atrae a turistas de calidad. Es aquí
cuando la rueda comienza a girar. Estos mueven el dinero por la ciudad, logran
que vuelvan a la vida las tiendas que aún sobreviven. Abren los museos, cines y
teatros de Almería, provocan que otros negocios secundarios comiencen a moverse
de nuevo, que aumenten las ganancias, permitan crear más puestos de trabajo y
surjan más oportunidades de negocio.
Cuando pase la pandemia, Almería tiene una gran
oportunidad para demostrar de lo que es capaz. Añadir, si cabe, más presión al
asunto tras conocer el anuncio del acuerdo entre el Ayuntamiento y la Junta de
Andalucía para que el Conjunto Monumental de La Alcazaba, incluido las murallas
de San Cristóbal y los torreones, aspire a ser declarado Patrimonio de la
Humanidad de la UNESCO. Sin duda, la ciudad tiene el mejor escaparate
promocional hacia el mundo para atraer al turista. Pero para que esto se haga
realidad, hay que estar unidos y centrados en un único objetivo en común para
todos: Almería.
Como epílogo, me remito al artículo “En torno al
desarrollo del Turismo” publicado en el Diario
de Almería del 8 de noviembre de 1929. Este dice: “hay que permanecer
atentos a las circunstancias que pueden convocar el fenómeno para
contrarrestarlas con una política de turismo inspirada en la realidad del
momento. Son muchos los intereses ligados a las actividades turísticas, y bueno
será tenerlos en cuenta para una labor eficaz. No debemos los almerienses
perder de vista cosa alguna que afecte a esta fuente de riqueza.”
Almería es importante. Almería es interesante. Pensémoslo y estemos atentos a ello.
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